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Crónica

Diecisiete presidentes cara a cara, pocos papeles y mucho frío: la cumbre de Santander deja una estampa insólita

Foto de familia de la Conferencia de Presidentes en Santander.

Javier Fernández Rubio

Santander —

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Los presidentes pedían 'papeles' al llegar, pero no para sobrellevar el frío que había tomado plaza en el Palacio de la Magdalena de Santander. Los 'papeles' eran las propuestas de acuerdo que los presidentes del Partido Popular echaban de menos en los prolegómenos del cónclave de mandatarios autonómicos que ha tenido lugar este viernes en la capital de Cantabria. 'Papeles', pedía Fernando López Miras, el presidente de Murcia; y 'papeles' también pedía el mandatario andaluz Juan Manuel Moreno. Otros los esperaban aunque no decían nada.

Era una ocasión especial porque todos se habían visto de uno en uno o en pequeños grupos, pero a la vez y encerrados en un comedor de gala nunca. Era la ocasión para decirse a la cara lo que se decían a través de los medios de comunicación o con interlocutores de sus partidos, PP y PSOE. Se trataba de la vigésima vez que se reunían los presidentes (incluidas videoconferencias en pandemia), había costado reunirlos y no faltó ninguno (salvo de Mellila, quien se excusó por motivos personales), lo que ha hecho singular la ocasión aunque las expectativas de acuerdos fueran paupérrimas en sus inicios.

Los 'papeles' llegarían luego cuando, tras la visita del rey Felipe VI, 16 presidentes autonómicos se encerraron en uno de los salones del palacio con el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, y los ministros directamente afectados con los asuntos de la cumbre a abordar: financiación autonómica, vivienda, sanidad y migración.

María José Sáenz de Buruaga, presidenta cántabra del PP, ya estaba a las ocho a pie de palacio y vestida de rojo para recibir a los presidentes. De fondo, el abra del Sardinero y la isla de Mouro, preparándose para el amanecer. La acompañaban el ministro de Administración Territorial, Ángel Víctor Torres, la delegada del Gobierno, Eugenia Gómez de Diego, y la alcaldesa de la ciudad, Gema Igual. Todos ellos formaban junto a los parterres de la fachada sur del palacio en donde se desarrollarían los momentos previos a la XX Conferencia de Presidentes: paseíllos de mandatarios autonómicos y ministros, llegada de Pedro Sánchez, con un terno azul, recepción al rey y foto de familia.

En total, 500 personas se habían desplazado a Santander para asistir y preparar este evento, entre periodistas, 248, delegaciones autonómicas y de la Presidencia del Gobierno, 150, y técnicos de todo tipo para que las comunicaciones fluyeran y no se convirtiera la reunión en un galimatías. Sobre el cielo, un helicóptero y un dron; en la bahía, junto a la Isla de los Ratones, una patrullera de la Guardia Civil, en la península de la Magdalena, Policía Nacional a pie, motorizada y a caballo y personal de seguridad de la Moncloa y la Casa Real zigzagueando entre los grupos y en el interior del palacio.

Felipe VI acababa de llegar de su viaje de Italia e hizo una breve recalada en el palacio que fue regalo de la ciudad a la Familia Real y que, con la democracia, esta vendió a la ciudad. En los prolegómenos, a 6º de temperatura, una ligera brisa del sur y una humedad que hacía que el frío se calara hasta los huesos, dos centenares de periodistas tomaban posiciones en este 'marco incomparable', escenario de los cursos de la UIMP, múltiples eventos que requieran de boato y, lugar de recreo de los santanderinos por antonomasia.

Los presidentes fueron accediendo a la explanada del palacio en sendos vehículos y, uno a uno, fueron recibidos por la reducida comitiva y en presencia de dos centenares de periodistas. “A ver si nos dan un papel”, decía el presidente de Murcia cuando fue interpelado por los periodistas. “Sin papeles”, había comentado el andaluz Juan Manuel Moreno, quien esperaba la declaración institucional que, como su nombre indica, pocas cosas aclararían al respecto. Los presidentes del PP llegaban sin expectativas, con prioridades singulares como la sanidad y la financiación, caso de Andalucía; o los recursos para paliar los efectos de la DANA en el caso del presidente Mazón. ¿Qué espera?, le preguntaban a este. “Todo lo que necesitamos”, mascullaba con gesto serio. La presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, contestaba con un “Ojalá” cuando la inquirieron por la posibilidad de un acuerdo.

Cenas y visitas reales

Los principales protagonistas de la cita habían pasado la noche en Santander. El rey y Pedro Sánchez en el Hotel Real y el resto desperdigados por el resto de hoteles de la ciudad. Hubo dos cenas: una entre 'barones' del PP, en donde Sáenz de Buruaga hizo las veces de anfitriona en el Hotel Santemar; y otra de Sánchez con los suyos, en el restaurante Maremondo. No habría 'papeles', pero todos preparaban el día siguiente en que, por primera vez, habría pleno, incluidos el lehendakari, Imanol Pradales, y el president Salvador Illa.

Previa a la llegada del monarca, ministros y presidentes autonómicos abandonaron el palacio en donde esperaban a resguardo de la intemperie y formaron una larga familia. Entre los miembros del Gobierno de España, destacaban las vicepresidentas María Jesús Montero y Yolanda Díaz.

El rey llegó puntual, 10.45 horas, cuando ya la mañana estaba instalada con un sol espléndido, pero que no calentaba demasiado. Recibido por Sánchez, fue saludando a todos los presentes uno a uno antes de hacerse la protocolaria foto de familia. Luego pasaron al interior. Lo hicieron sin prisa, formando pequeños grupos y conversando: Ayuso y el lehendakari, Illa y Mañueco, el de Castilla y León; Page, el 'barón' socialista de Castilla-La Mancha, con Mazón.

No había transcurrido una hora cuando el rey ya estaba despidiéndose. Quedaba la declaración institucional, con Pedro Sánchez y Sáenz de Buruaga, fondo de banderas, fachada palaciega y muchas imágenes para las televisiones y los fotógrafos.

Todo estaba listo ya para verse las caras en una sala en donde los representantes de las autonomías se sentarían ante dos mesas alargadas y enfrentadas con el presidente Sánchez a la cabeza. Era el momento de sacar los 'papeles' y decirse en vivo lo que realmente pensaban.

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