Enrique Conde: “El diálogo social ha sido un monólogo por parte del Gobierno”

El empresario Enrique Conde (Camargo, 47 años) asumió el pasado mes de abril la Presidencia de CEOE-Cepyme Cantabria en sustitución de Lorenzo Vidal de la Peña, que dio el salto a la primera línea política tras su fichaje por el Partido Popular. Este ingeniero de Caminos, que es responsable de la compañía Soningeo y participa en empresas del sector inmobiliario y la construcción en Latinoamérica, había formado parte de la anterior directiva de la patronal cántabra, ejerciendo como tesorero, y encabezó una candidatura continuista que se impuso con un 60% de los apoyos al hostelero Emérito Astuy. En su nueva responsabilidad, apuesta por el diálogo con sindicatos y administración y reivindica una planificación estratégica para ir de la mano en asuntos fundamentales para el futuro de la comunidad.

Lleva cerca de medio año al frente de la patronal cántabra, aunque previamente había formado parte de su dirección con otras responsabilidades. ¿Ha notado el cambio?

Yo había estado fuera de la organización unos meses, aunque siempre a disposición en lo que pudiera ayudar. Cuando surge el salto a la política de Lorenzo Vidal de la Peña me empujaron, o me dejé empujar, para ponerme al frente. Coincide con la época de las elecciones autonómicas y he tenido un par de meses en los que he estado centrado en los asuntos internos de la casa y me ha dado tiempo a mantener las primeras reuniones con las asociaciones. La pura realidad es que llevo cuatro o cinco meses bastante intensos, ahora con los primeros contactos con consejeros y directores generales. También hemos estado centrados en la puesta en marcha del Plan Cantabria 2030. Queremos ponernos a trabajar para tirar para adelante con esta región.

Representaba a una candidatura continuista, integrando al equipo que venía trabajando en CEOE durante los últimos años. ¿Alguna sorpresa desagradable que se haya encontrado en este inicio de mandato?

No. En general, la actitud de todos los empresarios es la de querer impulsar los distintos temas que ya teníamos entre manos. Mi candidatura era de continuidad, ni más ni menos porque yo había estado trabajando cuatro años con Lorenzo Vidal de la Peña, porque llevábamos adelante unas ideas que compartíamos casi todos los empresarios, y todos habíamos dado nuestro apoyo y nuestro trabajo para ponerlas en práctica. CEOE-Cepyme lleva cuatro años y medio con una labor buenísima porque estamos convencidos de que o ponemos todos un poco de nuestra parte, o no va a haber manera de avanzar en esta región. Creo que el Gobierno está en la misma disposición y nosotros lo que estamos intentando es ayudar en aquellas necesidades y planteamientos a futuro o incluso en el día a día. Este Plan 2030 no deja de ser un arma que servimos al Gobierno y a la sociedad de Cantabria para que el rumbo de la comunidad sea bueno para todos.

La situación financiera de la CEOE ha estado en cuestión durante mucho tiempo y su antecesor en el cargo solía repetir que para ser independientes y útiles debían ser solventes y autosuficientes. ¿Ese objetivo se ha conseguido?

Conozco bien la organización de cuatro años para acá. Me llamó Lorenzo para formar parte del Comité Ejecutivo y a los tres o cuatro meses me comprometió con el puesto de tesorero, por lo que nadie mejor que yo sabe los números. Esa planificación que había ideado Lorenzo Vidal de la Peña, y que todo el equipo entendemos que es la adecuada, se pone en marcha. CEOE tenía una situación cercana a entrar en concurso de acreedores. La situación era muy mala, se debía mucho dinero. En estos cuatro años hemos insistido mucho en que había que preparar la organización para que en ese periodo saliéramos de esa inestabilidad y tuviéramos liquidez para empezar a acometer una serie de actividades que creíamos que CEOE tenía que hacer. Ahora mismo estamos en ese punto. Hemos salido económicamente de ese bache y estamos intentando llegar a esa autonomía. CEOE perdió socios durante muchos años, pero eso se ha estabilizado y tenemos un plan interno para que algunos de los que se fueron regresen a esta casa y se incorporen otras muchas empresas que no han estado nunca. Ven que se están intentando hacer cosas. Tiene que estar representado el empresariado general de la comunidad autónoma.

¿Cuál debe ser la función principal de una organización como esta?

Para mí, la organización tiene dos tipos de beneficios para los asociados. Por un lado, los servicios que puede prestar. Ayuda en determinadas situaciones. Y luego hay un papel muchísimo más importante, que es el estar todos unidos, que vean que necesitamos una serie de pautas por parte de la administración y las instituciones que son necesarias para generar economía en Cantabria. Considero que es fundamental esta segunda idea.

Su llegada a la Presidencia se produce como consecuencia del salto de Lorenzo Vidal de la Peña a la vida política como número 2 del Partido Popular de Cantabria. ¿Cómo vivió esa salida? ¿Qué opinión le merece?

La salida la eligió él a nivel personal porque consideró que era lo mejor en ese momento y las despedidas siempre son difíciles, no sabes cómo se van a dar. Hay de todo. Hay personas que consideran que la salida tuvo que hacerse de otra forma, otros que su salida fue positiva… Yo creo que es una decisión personal y solo él tenía la oportunidad de despedirse. Lo hizo como creyó conveniente. Nosotros desde aquí, a un gran empresario como él, lo que le deseamos es suerte en su vida política y en todos los proyectos que quiera acometer.

Sí hubo un cierto revuelo y malestar entre algunos empresarios que acusaron a Vidal de la Peña de utilizar la CEOE como trampolín mediático para ese salto posterior a la primera línea política. ¿Usted no lo ve así?

No. No es que lo vea de una forma o de otra. Sí te digo que el estilo que tenía Lorenzo Vidal de la Peña, el estilo que tiene, lo ha mantenido durante cuatro años. Creo que en su despedida también lo tuvo. Considero que él empezaba una etapa nueva y darle vueltas a si su salida fue de una forma o de otra no nos saca de nada. Considero que ese salto es muy atrevido y ojalá salga bien para todos. Cuando alguien entra en política no queda otra que desearle que le vaya bien, porque será bueno para todos.

Hablaba de ese estilo que marcó como presidente… ¿Cómo le gustaría que fuera el suyo? ¿Qué perfil espera marcar?

Yo creo que el presidente de CEOE-Cepyme tiene que unir, tiene que ser alguien que una a los empresarios, tiene que estar con la Administración, tiene que tener presencia institucional porque lógicamente la relación con el Gobierno de Cantabria tiene que ser muy cercana. Para eso hay una línea abierta, que es el diálogo social, que el propio Gobierno se ha dado cuenta de que no ha funcionado en los últimos cuatro años y en el nuevo decreto que ha sacado habla ya de asuntos concretos. No sé si eso será muy mediático o muy poco mediático, pero que sea lo que tenga que ser.

Hablaba del diálogo social y en las últimas semanas se han producido los primeros encuentros oficiales con este objetivo. ¿Cuál es su impresión tras esta primera toma de contacto con el nuevo Gobierno de Cantabria?

La primera toma de contacto ha sido un mero formalismo. Tanto la patronal, como los sindicatos y el Gobierno hemos trasladado que queríamos que esto funcionara. La posición de CEOE-Cepyme es trabajar, trabajar, trabajar. Y ese trabajo tiene que ser común. Debemos de estar muy unidos. Sí es cierto que tal vez las elecciones a nivel nacional están marcando una cierta inestabilidad. ¿A Cantabria en qué le puede afectar? Yo creo que si en las mesas de trabajo de diálogo social que se establezcan se acierta en los asuntos a tratar, no nos puede afectar tanto esa inacción que existe a nivel nacional. Somos una comunidad en la que si hacemos una serie de cosas bien, tendremos un largo camino andado.

¿Por ejemplo?

Te pongo un ejemplo de Cantabria 2030, que habla del talento por el mundo que hemos perdido y que nos puede ayudar. Está teniendo una gran aceptación por parte de magníficos profesionales que están por el mundo en empresas fortísimas. Ahora mismo tenemos un mapa con cerca de 350 personas que están alrededor del mundo y ese trabajo que está haciendo CEOE-Cepyme se lo servimos en bandeja al Gobierno. Pretendemos que ese trabajo se pueda utilizar si lo consideran útil. Estamos hablando de temas como la despoblación, donde el Gobierno quiere incidir con medidas concretas, y nosotros estamos trabajando en medidas que permitan un mayor equilibrio territorial, que permitan que en zonas donde el despoblamiento tenga una mayor incidencia, haya una actividad empresarial que ahora no existe. Si no hay actividad empresarial, nadie se queda en su lugar de nacimiento. Es imposible. Otro ejemplo: la desestacionalización del turismo, otro tema del que se habla desde hace 25 o 30 años pero que no se ha trabajado suficiente. Nosotros pretendemos trabajar en ello.

Volviendo al diálogo social, suele ser una constante al inicio de cada legislatura la promesa de recuperar o impulsar esta fórmula, que a lo largo de cuatro años se va diluyendo un poco y acaban coincidiendo patronal y sindicatos en que la buena voluntad no se concreta en nada. ¿Cómo se debería enfocar a su juicio para que fuera realmente útil?

El problema de la pasada legislatura, el parón que se produjo, tiene que ver con que eran mesas de diálogo social con una motivación unilateral. El Gobierno llegaba con una serie de documentación, leyes… que ya eran una realidad y en las que no habíamos intervenido ni patronal ni sindicatos, por lo que poco podías aportar. Una mesa en la que te cuenten lo que están haciendo no es una mesa en la que nos sentimos cómodos. Ese es el problema, que es un problemón. El diálogo social ha sido un monólogo por parte del Gobierno. Toda la representación que tenemos en todas las instituciones la hacemos con el sacrificio de los empresarios. Aquí nadie cobra, al menos, la CEOE-Cepyme no. Lo que hace es poner a los mejores profesionales, que son empresarios o directivos que no pueden perder el tiempo. Ir a una mesa en la que solo habla una de las partes de las tres implicadas no tiene sentido. Dicho eso, creo que el Gobierno lo tiene claro, son conscientes de que no ha funcionado, nos lo han dicho así de claro, y parece que van a plantear mesas con temas concretos de trabajo y que tienen calado para la región. Estamos trabajando en eso y creo que si se hace así, podrá funcionar. También te digo que donde nosotros veamos que no se trabaja, que no se avanza, habrá que solucionarlo o no estar.

¿Y su relación con los sindicatos cómo es?

Buena. Yo tenía relación con ellos, tal vez más con unos que con otros, pero en lo que hemos hablado hasta el momento la sintonía es buena. Estamos empezando, estamos hablando, nos estamos conociendo y viendo cómo podemos ir por el mismo camino teniendo diferentes objetivos, probablemente. En realidad, coincidimos ambas partes en que queremos que la economía vaya bien, que el trabajador tenga unas condiciones aceptables y unos sueldos dignos y que los resultados sean positivos. Eso se consigue si la economía va bien.

Es un clamor ahora mismo tanto para el ciudadano a nivel particular, como para la empresa como entidad jurídica, que la burocracia en esta región es un verdadero problema y coarta la libertad de las empresas. No puede ser que para que te den una licencia tarden tres años, que cada vez que tienes que hacer un trámite se tarde en algunos casos dos años o dos años y medio. Eso no tiene sentido. Sobre todo que esos trámites paralicen la actividad de la empresa. Lo peor que puede haber en una empresa es que la actividad se pare. ¿Qué haces con la empresa? ¿Qué haces con los trabajadores? ¿Qué haces con los impuestos? Todos nos sentimos perjudicados: administración, empresas y ciudadanos.

¿Y eso qué solución tiene?

Eso es algo que se soluciona queriendo hacerlo. No hay otra fórmula. Tenemos un grupo trabajando en ello. Yo lo tengo clarísimo: se soluciona con una declaración responsable de que estás cumpliendo, a la espera de que se conceda ese trámite o esa licencia y no se paralice la actividad. Si después no cumples porque claramente no quieres, que caiga toda la fuerza de la ley sobre esa empresa o ese ciudadano. Si te has confundido, que se corrija. Es así de sencillo. Eso de que no es tan sencillo de hacer no se lo compramos ningún ciudadano ni ninguna empresa a ninguna administración. No se lo podemos comprar, porque es un motivo de paralización de la economía y, por tanto, de empobrecernos.

¿Cuáles son las mayores preocupaciones del empresariado cántabro en estos momentos?

Más allá de esos trámites interminables que te comentaba, podemos seguir por el sector industrial, que es el que más había crecido, con todo lo que tiene que ver con normativa ambiental a futuro, con el tema de infraestructuras, sobre todo por la capacidad que tienen las empresas para sacar sus productos tanto por el puerto como por el ferrocarril. Es un pero importante que tiene Cantabria y que puede provocar incluso que empresas grandes se planteen dejar esta región.

Después hay otros aspectos que nunca se han atacado lo suficiente, como la economía sumergida, que afecta a muchos sectores. Y luego está el tema de la formación, que es un cuello de botella brutal, porque tanto la Universidad como la Formación Profesional no dan los perfiles que necesitan muchas empresas de Cantabria. Acabamos formando a personal. Los planes formativos son muy rígidos, no hay flexibilidad. Hay límite en algunas carreras que sin embargo forman profesionales muy demandados, mientras que otras carreras no se llenan. El mejor ejemplo es el sector de las TIC. Los profesionales que salen de la Universidad de Cantabria no son ni de lejos suficientes para las empresas que hay en esta región. Se da el absurdo de que tengas que irte fuera a buscar a profesionales con esa formación. No tiene sentido. Lo estamos hablando con la Administración para que pongan remedio.

Habla de futuro, de estrategia de futuro, de planificación… ¿Cómo casa eso con macroproyectos que surgen desde la Administración, como las minas de zinc en el Besaya e iniciativas de ese tipo, que nacen como una solución casi mágica para el futuro de la economía?

Si se basan en la improvisación, no coincide seguro con nuestra estrategia. ¿Por qué CEOE-Cepyme se lanza a elaborar un plan con el horizonte de 2030? Porque las mesas del diálogo social no funcionaban. Era una evidencia y es algo en lo que coinciden todas las partes. Llega el momento en el que creemos que es necesario trabajar pensando en el futuro, en el que no nos podemos quedar parados. Nuestras empresas empiezan a verse dañadas por esa falta de planificación. Queda mucho trabajo por delante. Llevamos dos años y estamos casi al principio. Todo lo que sea una idea puntual, sin pensarlo, no encaja. ¿Si nosotros vamos a trabajar sobre las minas de zinc o sobre La Pasiega? Yo creo que lo está haciendo el Gobierno y parece que lo tiene claro. Lógicamente, lo que esté en nuestras para ayudar… lo haremos. Eso que no lo duden. Pero a nosotros no se nos ha consultado ni depende de nosotros.