Los protocolos que se siguen en las cuevas para prevenir el impacto del radón han evitado que se detectaran casos de empleados afectados por este gas radiactivo, al menos desde 2005 en que se aplican.
Así lo ha explicado este viernes Roberto Ontañón, responsable de las cavidades cántabras. El gas radón tiene una especial incidencia en espacios cerrados como son las cuevas, por lo que se requiere un seguimiento especial de los trabajadores. El Gobierno de Cantabria ha sido uno de los primeros en aplicar protocolos de prevención. Actualmente, se conoce la dosis a la que está sometida cada empleado, se hacen revisiones médicas específicas y se le cambia periódicamente de lugar de trabajo.
“Las cuevas prehístóricas cántabras fueron las primeras en incluirse en el Registro Nacional de Instalaciones Afectadas por Radiaciones Ionizantes.”, ha explicado Ontañón.
En las cavidades de Cantabria se realizan estudios de gas radón desde 2005. “Trabajamos con un protocolo diseñado por la UC y la empresa especializada Raducan. Tenemos colocados medidores y cotejamos la variación de concentración según cada guía y la cueva en que está. Sabemos la dosis a la que está sometida cada persona. No hay grandes concentraciones de dosis de milisieverts (milésima parte de sievert, unidad de dosis de radiación absorbida por una persona) al año. Estamos en el nivel más bajo en la adopción de medida”.
El Gobierno de Cantabria realiza anualmente un informe y rota a los trabajadores entre cuevas. A ello hay que añadir revisiones médicas complementarias a las habituales que ya realiza el Gobierno de Cantabria a todos sus empleados.