Una docena de ciudadanos han rendido este miércoles un sencillo homenaje a Amparo Pérez, la mujer de 86 años que se resistió a ser expropiada de su casa por el Ayuntamiento de Santander para construir una nuevo vial y que falleció este pasado domingo. A primera hora de la mañana, se han desplazado hasta el lugar donde terminará la futura conexión, en la rotonda de la autovía de El Sardinero S-20, donde han depositado flores y velas. También una pancarta con el lema “Vial = muerte. Amparo es dignidad”. En plena hora punta de entrada a Santander, los conductores mostraban su solidaridad pitando y levantando sus brazos en señal de apoyo.
“Gracias por tu ejemplo de dignidad”, se puede leer en una pequeña hoja colocada junto a uno de los cirios. Este pequeño acto de memoria ha surgido de forma espontánea, por personas que se han sentido conmocionadas por la historia de Amparo e igualmente indignadas por la actuación del equipo de Gobierno. Su nieto Marco Santamaría también ha participado, y la idea es que durante el día se sumen otras personas. Mientras tanto, las obras ejecutadas por la UTE formada por Isolux-Corsán y Copsesa, continúan su ritmo.
Familiares y amigos dieron este lunes el último adiós a esta mujer que se ha convertido en un símbolo de lucha, de resistencia y de coraje. Amparo, asistida en todo momento por sus nietos, llevaba desde el verano intentado acordar con los responsables del Ayuntamiento de la capital de Cantabria una solución dialogada ante la expropiación de su casa, la que junto a su marido había construido a pulso y en la que había vivido durante seis décadas.
La anciana de 86 años había ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla el pasado día 5 de febrero, el mismo día en que concluía el plazo otorgado por una resolución judicial para que desalojara su casa.