Uno de los objetivos de la producción audiovisual de Manuel Ortega Lasaga (Santander, 1980) es no dejar indiferente a nadie. Posiblemente por eso el Festival de Sitges se fijó el año pasado en su último cortometraje, 'Dientes de otro', y lo incluyó en la sección Brigadoon -dedicada al cine fantástico raro, radical y de culto- y le ha invitado a presentar este próximo 15 de octubre su proyecto de largometraje basado en el mismo protagonista.
¿Cómo fue su primera experiencia en el Festival de Sitges?
Fue totalmente positiva. Allí estoy rodeado de gente que comparte gustos muy parecidos a los míos. Encontrarse con colegas cortometrajistas con los que ya me había cruzado en otros festivales o conocer a nuevos es siempre algo fructífero. Por ejemplo, la música del teaser que hemos rodado este verano está compuesta por J. Oskura Nájera, al que conocí allí el año pasado. Espero sentirme igual de bien esta vez.
¿Cómo se siente un director amante del terror y fantástico cuando ve su trabajo proyectado en la meca de ese género?
Orgulloso y afortunado. Sobre todo cuando recuerdo la de veces que me preguntaba de pequeño qué sería ese logo (Sitges) que veía en el videoclub en muchas portadas de las películas que me gustaban.
Los personajes de su cine suelen ser seres al margen de las normas y los cánones o que actúan de una forma que causa perplejidad en el espectador. ¿Por qué todos esos mendigos poblando el universo 'Dientes de otro'?
Los vagabundos en el cine dan mucho juego, ya sea en su entorno, que es interesante de por sí, o al verlos codearse con la alta sociedad, como ya hicieran el Boudu de Renoir o, por supuesto, Chaplin, por citar un par de ejemplos clásicos. Dotar al protagonista de una personalidad extrema y hacerlo consciente de que no tiene nada que perder provoca que cualquier localización sea un escenario donde todo puede suceder y, si además le rodeo de sujetos más bizarros que él, me parece que se multiplica el interés.
Hasta el punto de dar el salto al largo con el mismo personaje…
Sí, es un personaje que me inspira muchas situaciones hilarantes y grotescas. Ya tuve que descartar bastantes cosas de guion del cortometraje por motivos de duración.
Diego López, programador de Sitges, describió 'Dientes de otro' como “incorrección nivel 10, humor extremadamente macabro, filosofía anti-humana, seres exterminadores”, palabras que definen gran parte de su producción. ¿Lo de hacer cine tan poco apto para todos los públicos es una decisión meditada o una característica involuntaria?
Las dos cosas. Involuntario porque fluye así, se me suelen ocurrir ideas, diálogos y acciones incorrectos. La decisión voluntaria es llevarlo al papel y luego a la pantalla. Quiero que lo que hago no deje indiferente al espectador y si puedo incomodarle en algún momento, mejor.
¿Puede adelantar algo de la trama del largo?
Estoy escribiendo muchas situaciones en las que las paranoias del protagonista son tan intensas que se creará una delgada línea entre lo real y la ficción. Hay subtramas de droga, una especie de zombis, algo de found footage (material encontrado) y un poco de vudú. También estoy incluyendo algún personaje femenino de importancia, todo aliñado con humor esperpéntico y costumbrista. Claro que ya veremos qué queda fuera en el rodaje.
¿Qué hace más ilusión: gustar a los fans del género o a espectadores no acostumbrados a ver ese tipo de cine?
Cuando otros directores o seguidores fieles de este género me felicitan o destacan lo que hago, me supone más subidón que cuando lo hace el espectador medio, ya que los primeros están acostumbrados a consumir ese cine y por lo general son bastante exigentes a la hora de valorarlo y con un criterio más ajustado.
¿Lo de rodar con presupuesto 'cero' en su caso es hacer de la necesidad virtud?
Hay una parte logística, porque intento facilitar la producción, pero siempre desde un punto de vista creativo busco conexión y coherencia con la narrativa. Para una historia protagonizada por indigentes, con violencia y humor negro, encaja un acabado técnico donde la precariedad de medios juegue a su favor. Claro que me gustaría disponer de un buen presupuesto, pero procuraría que tuviera una estética sucia y fresca. Por algo en la postproducción ensucio la imagen.
¿Cómo sería una superproducción de Ortega Lasaga?
Si tuviera barra libre, incluiría alguna que otra cara conocida del mundillo, como Jeffrey Combs o Tony Todd, además de muchos efectos especiales artesanales, mucho gore, y unos cuantos monstruos.
¿Qué es lo que motiva a seguir en esto a pesar de la falta de recursos y la imposibilidad de convertirlo en un medio de vida, al menos a corto o medio plazo?
Y, sobre todo, lo difícil que es. Hay ideas que se me ocurren que me gustan y creo que molarían en una película, así que lo hago un poco para satisfacerme como espectador y porque creo que al haber otros fans del género como yo, pueden disfrutar también. Me gusta pensar que puedo aportar algo. También anima a seguir la buena recepción en el público, así como el reconocimiento de otros directores y festivales.
¿Qué requisitos hay que cumplir para actuar en una de sus películas?
Cualquier rasgo que haga a alguien especial y diferente, ya sea física o psicológicamente, le hace ganar puntos como actor en potencia para mí. A veces es una ventaja si no ha actuado nunca, como suele darse muchas veces en mis repartos, por esa frescura que aporta, y ya me encargo yo de que salga lo mejor posible aunque sea figurando como extra, que en muchos casos, enriquecen más la escena que los protagonistas.
Es guionista y director de todos sus trabajos. ¿Está de acuerdo con que la labor del guionista es mucho más creativa, como asegura Joaquín Oristrell?como asegura Joaquín Oristrell
Teniendo en cuenta que partes de la hoja o la mente en blanco, estoy con él. Luego depende del desarrollo y la implicación de un director a la hora de plasmar en imágenes y sonido ese texto. Ya se sabe, puede haber un guion mediocre que visualmente sea hipnótico o una buena historia desaprovechada por una realización nefasta.
¿Qué películas ha visto recientemente y le han gustado?
De las estrenadas este año, la que más me atrapó e impresionó es 'It follows'. Me encanta su forma, el tono y la idea, ya que puedo jugar con sus conceptos más allá de la peli. Ojalá durase más. Otro título que me ha encantado es 'Love & Mercy', un biopic de mi artista favorito, Brian Wilson, que aunque oficialmente no pertenece al género, también contiene mucho terror. Por citar algo de cine de animación, que me encanta, nombraré también 'Del revés', increíble.
Alguna vez ha citado a Wilson como su mayor referente artístico. ¿Se manifiesta en algo la influencia de un compositor de música pop-rock en un cine como el suyo?
Más que una influencia como tal, es una motivación, una inspiración. Brian arriesga y confía en su instinto a pesar de la desconfianza de los demás. La fuerza del trabajo y la búsqueda de nuevos caminos le han hecho sacar adelante una trayectoria impresionante a pesar de sus múltiples problemas. Yo no escucho el tipo de estilos musicales que se espera de un fan de este género y la música de The Beach Boys no tiene nada que ver con el cine que hago, pero es un buen contrapunto, incluso a veces un bálsamo.
Y en el cine español, ¿cuáles son sus autores favoritos?
Berlanga y Buñuel, aunque suene a tópico. Ninguno de los dos hace concesiones al público, son arriesgados y retratan las miserias humanas sin pudor. El punto de vista de Berlanga encaja con la calle, con lo que conocemos, la idiosincrasia española, y las películas de Buñuel no solo eran adelantadas en su día, sino que siguen siéndolo ahora.
¿Por qué cree que el terror y fantástico son ignorados en la mayoría de entregas de premios cinematográficos o programaciones de filmotecas?
Porque les da miedo. El mismo tipo de miedo que se le tiene al familiar o amigo sin filtros que sabes que va a decir algo que te va a dejar mal, que se va a salir de la tabla en cualquier momento poniendo los tabús encima de la mesa. Mucha gente prefiere ver este tipo de situaciones límite en los informativos antes que en la ficción, donde las rechazan.