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¿Están infladas las cifras del lobo en Cantabria? Naturalistas y conservacionistas reducen la población 'oficial' casi a la mitad

Un ejemplar de lobo.

Javier Fernández Rubio

8 de mayo de 2022 21:31 h

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¿Están infladas las cifras del lobo en Cantabria? La Consejería de Medio Ambiente, cuyo titular es Guillermo Blanco (PRC), tiene recogido en su último informe para establecer el cupo de cacerías 2021-2022 que la población del carnívoro se eleva actualmente a 180 ejemplares, a razón de nueve ejemplares por manada, pero ecologistas y naturalistas rebajan sensiblemente esta cifra y la reducen entre un tercio y la mitad.

Más allá del debate científico en el que cada parte esgrime a sus expertos, determinar la población exacta es esencial para la conservación de la especie en el territorio, dado que la aplicación de un porcentaje máximo de muerte de lobos en cada campaña, un 20%, no tiene las mismas consecuencias si la población es de 180 ejemplares que si es inferior.

En todo caso, la previsión del último cupo no se está desarrollando sobre lo previsto por la inclusión del lobo como especie no cinegética en el Listado Lespre hace siete meses. Actualmente, la Consejería no informa del número de lobos abatidos ni de las propuestas de muertes planteadas al Ministerio de Transición Ecológica (Miteco), el cual las tiene suspendidas hasta que no haya aprobada una estrategia nacional de gestión y conservación del carnívoro.

El cupo para la campaña 2020-2021 es de 34 ejemplares a abatir, pero si la población es significativamente menor, en torno a 100 ejemplares, el 20% supondría 20 ejemplares, lo que revela hasta qué punto es importante un conocimiento científico de la población, basado en evidencias más que en estimaciones.

El problema básico en Cantabria es que no hay cifras oficiales desde 2015. A partir de ahí, cada cual atrae el ascua a su sartén: la Consejería, interesada en contentar a cazadores y ganaderos, plantea desde hace años que el principal problema del sector primario en la comunidad es el lobo y sus ataques; y los conservacionistas, que exigen que no haya muertes de una especie que la Unión Europea quiere proteger y que desde hace siete meses no es cinegética por decreto del Ministerio de Teresa Ribera.

Las cifras

La Dirección General de Biodiversidad considera que en Cantabria hay 20 manadas con nueve ejemplares de media en cada una. Desde 2015 estas cifras se obtienen de forma inductiva, un tipo de razonamiento que permite obtener conclusiones a partir de unas premisas pero que no lo garantizan. Se cuantifica la población a finales de verano, cuando es más numerosa por el período de reproducción; además se incorporan a la manada subadultos y adultos no reproductores asociados al grupo y un número de cachorros que en Picos de Europa, en 2014, eran de media cinco. Sumando, salen nueve ejemplares.

Dicho planteamiento es defendido por biólogos como Mario Sáenz de Buruaga, insignia de oro de la Federación de Caza de Castilla y León, pero no es compartido por otros.

La asociación ecologista más batalladora en este campo, Ascel, y que tiene inmerso al Gobierno de Cantabria en un proceso judicial, afirma que la cifra real de lobos en Cantabria es muy inferior. “El tamaño medio de grupos de lobos en Iberia es de 4,2 (± 1,7) ejemplares. Esta cifra determina científicamente el tamaño de grupo para los lobos ibéricos y es el indicador estándar que se debería utilizar para inferir estimas poblacionales con lobos”, asegura un portavoz de la asociación conservacionista. En el caso máximo, una medida de 5,9 ejemplares por grupo, la reducción sobre los cálculos de la Consejería seria de un tercio.

El naturalista Javier García Oliva, con 40 años de experiencia en el estudio de la fauna de Cantabria, considera que hacer estimaciones en base a huellas, rastros, avistamientos y daños producidos, abre la puerta a la subjetividad de los resultados. Para él, “los trabajos publicados indican una media para la Cordillera Cantábrica de entre 2,5 y 4 lobos por manada.”

¿Por qué estima la Consejería nueve lobos de media, entonces? “Evidentemente, porque así exagera el número de lobos para argumentar su persecución”. Por contra, la estimación de este naturalista reduciría la población real a prácticamente la mitad, o menos incluso, de la oficialmente declarada.

Último censo

El Censo Nacional de Lobo en España determinó la presencia de 13 grupos familiares confirmados, de los cuales siete son grupos que se mueven también en territorios de comunidades vecinas: dos en Asturias, uno en León, dos en Palencia, uno en Burgos y uno en Vizcaya. Además de los grupos confirmados, se estimaba como probable la existencia de otros dos grupos.

Sin que se realizaran nuevos censos, el Gobierno de Cantabria ha ido haciendo estimaciones en años posteriores: de 13 manadas constatadas en 2014 se pasa a 15 en 2019, a 17 en 2020 y a 20 actualmente, después de aplicar cupos anuales del 20%.

Se da la paradoja de que el abatimiento de lobos es probable que sea causa de un aumento de los daños causados en la ganadería. La persecución humana dispersa las manadas y las desestructura por lo que individuos jóvenes e inexpertos atacan presas fáciles como el ganado sin vigilancia o protección en zonas alejadas de los núcleos loberos.

Esto está comprobado por la literatura científica: “El abatimiento de lobos, al contrario de lo que pudiera parecer a ojos del profano, no disminuye los daños al ganado. En el periodo 2003-2010, en Asturias se mataron 127 lobos en controles, pero la relación entre lobos muertos y daños por zonas de gestión y año no fue negativa, sino positiva: más lobos muertos, más daños al año siguiente”, concluye un estudio de 2013. Similares correlaciones positivas se han encontrado en análisis de lobos muertos y daños al ganado en el Parque Nacional de Picos de Europa (2013) y en la Reserva de Saja (2014).

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