Lola Herrera: “Una vida es insuficiente para un actor”

Lola Herrera y José Sacristán han compartido este martes escenario y aplausos al recibir en Santander sendos premios a sus dilatadas carreras: La Barraca de las artes escénicas, la primera; y el UIMP de la Cinematográfia, el segundo. Herrera y Sacristán se han subido este martes a otro escenario, esta vez el del Hall del Palacio de la Magdalena, para sentir el espaldarazo del reconocimiento, como ha valorado la actriz, a una carrera que necesitaría de varias vidas para ser culminada.

“Una vida es insuficiente para un actor -ha asegurado la actriz, quien estrenará el 12 de agosto en Aviles la obra 'Adictos'-. Se necesitan varias vidas para cumplir deseos de personajes que se quedan colgados”. ¿Quedan cosas por hacer?, ha sido preguntado tras recoger el premio y su respuesta ha sido: “Siempre queda todo por hacer. Hemos hecho poquito a lo largo de estos años”. ¿Hay algo de qué arrepentirse? Sacristán es el que contesta: “Sería un miserable si renegase de algún trabajo”.

Simpre queda todo por hacer. Hemos hecho poquito a lo largo de estos años

Han compartido ambos “mismo estado de emoción y agradecimiento” por sus premios. Para Lola Herrera, los premios “siempre son empujones, un espaldarazo. El primero no te lo crees y luego tampoco te lo sigues creyendo”, aunque “siempre se reciben con ilusión. Se te ensancha el corazón”.

Para Sacristán, los reconocimientos son de su agrado “porque dicen que no he ido desencaminado. Pero es temerario vivir de los premios. Lo aprendí de Fernando Fernán Gómez. La mayor medida del éxito es la continuidad del trabajo, es lo fundamental, que cuenten contigo. Vivir pendiente del premio es jodido, temerario”.

Es temerario vivir de los premios. Lo aprendí de Fernando Fernán Gómez. La mayor medida del éxito es la continuidad del trabajo, es lo fundamental, que cuenten contigo. Vivir pendiente del premio es jodido, temerario

A la hora de hace repaso a su carrera, Sacristán no rechaza nada, lo que no impide que algunas de las obras interpretadas le gusten más que otras. “Sería un miserable si renegase de algún trabajo que si no hice mejor fue porque no pude. Siempre se impuso en mí el crío de Chinchón que quería ser peliculero y dar un pasito más en la confianza de que uno podía ganarse la vida con ello, demostrarle a mi padre que puede ser igual de noble que cultivar la tierra y recoger sus frutos”, ha señalado.

Con 60 años de carrera a sus espaldas, aún Sacristán protege “al crío que fui. No quiero perder de vista al crío que fui, no quieron perder la capacidad de asombro. Cada vez que subo a un escenario veo la pluma de gallina en mi cabeza y a mi abuela que creía ver a un comanche”.

Lola Herrera ha aprovechado la ocasión para dar cuenta del intercambio de energía con el público, que para ella es la clave de ser actor teatral. A su juicio, la interpretación “ha sido un camino de intercambio, de complicidad e intercambio con el público… Agradezco muchísimo que a lo largo de la vida me hayan caído obras que han funcionado bien y lo haya compartido con el público, que me ha dado mucha energía”.

Para Sacristán, ser actor, más que un aportación, es una recepción continua de experiencias y aprendizajes, una manera, dijo, de seguir vivo.

“Mi propósito no es aportar, sino lo contrario, seguir recibiendo, seguir vivo. Si a algo he contribuido es a dejar constancia en el trabajo del acontecer de un país, que haya una crónica del tiempo que me tocó vivir de la que formo parte. Creo ser un autor de mesa camilla, una buena correa transmisora de anhelos y frustraciones del español de a pie”, aunque, ha añadido a modo de conclusión no exenta de humor, “le ha faltado a mi carrera la grandeza trágica de un Macbeth”.