Pedro Casares (Santander, 1983) no tiene un minuto libre. En la recta final de la legislatura combina su actividad como concejal y portavoz municipal del PSOE en el Ayuntamiento de Santander con su trabajo como profesor en la Universidad de Cantabria y director del Máster Universitario en Comercio, Transportes y Comunicaciones Internacionales en esta institución. Entre clases, visitas a los barrios o reuniones con los vecinos, viaja habitualmente a Madrid, donde este doctor en Economía ejerce como miembro de la Ejecutiva Federal del PSOE tras convertirse en uno de los mayores apoyos de Pedro Sánchez en Cantabria.
Su objetivo político a corto plazo es ser el próximo alcalde de Santander y a ello dedica su tiempo. “Esta legislatura hemos avanzado en ese cambio que está por venir y que será una realidad en 2019”, afirma. Incluso se atreve a esbozar algunas líneas de lo que será su programa en las próximas elecciones municipales cuando asegura que “los vecinos deben participar en el Santander del día a día, deben colaborar en la construcción de su ciudad”. Se muestra muy crítico con el PP y opina que “lo que estamos viendo estos días, estos meses, en los últimos años, son las consecuencias de hacer negocio con lo público”. Consciente de lo cambiante del panorama electoral en España, se muestra cauto pero confiado. Dice que le salen los números y en mayo de 2019 espera liderar un proyecto que ponga fin a un gobierno conservador que se ha perpetuado durante décadas en la ciudad.
A falta de seis meses para las elecciones municipales, el PSOE es el único partido que tiene candidato oficial en Santander. ¿Se ve como próximo alcalde?
Estamos trabajando para eso. Hemos vivido una legislatura muy intensa, de mucho contacto con los ciudadanos, recorriendo los barrios, haciendo propuestas y conformando nuestra alternativa y creo que hay ilusión en la calle para hacer posible que Santander tenga un alcalde del cambio.
¿Cuántas veces le han dicho en los últimos meses que el cambio político en Santander es ahora o nunca?
¡Muchas! [Ríe] Y además, cuanto más se acerca el final de la legislatura, esa sensación va en aumento. Por dos motivos: porque ven todo el trabajo que hemos estado desarrollando y que el PSOE tiene una candidatura fuerte y reconocible, y porque los errores del PP y de la actual alcaldesa han ido incrementándose y son cada vez más notorios. Prácticamente nada de lo que hace el equipo de Gobierno funciona bien. Ese desgaste hace que cada vez haya más santanderinos que ven posible el cambio y más vecinos que dicen que hay que aprovechar esta oportunidad.
¿Le pesa la responsabilidad? ¿Se puede producir un exceso de confianza ante estas expectativas de cambio?
Si algo hemos aprendido en la política, y más en los últimos tiempos, es que nada está escrito y lo predecible puedo acabar no sucediendo. Por lo tanto, seguimos trabajando como desde el primer día, paso a paso. Nuestra confianza responde a ese trabajo realizado. Tenemos claro que el cambio en Santander no va a llegar solo, que al cambio hay que acompañarlo, y en eso estamos los progresistas de esta ciudad.
¿Los acuerdos que se han fraguado esta legislatura entre PSOE, PRC, Izquierda Unida y Santander Sí Puede son el germen de un futuro equipo de Gobierno alternativo en la ciudad?
Si algo ha demostrado esta legislatura es que los partidos que estamos en la oposición, representando a los ciudadanos, algo que a veces olvida esta alcaldesa, por el desprecio y el maltrato del Partido Popular hacia el resto de partidos que conformamos el Ayuntamiento, es que hemos padecido esa forma dictatorial del equipo de Gobierno. También hemos compartido muchísimas experiencias y opiniones en estos años. Nos conocemos, hemos visto que hay una alternativa, que pleno tras pleno hemos llevado una cantidad de iniciativas que conformarían ese Santander mejor para vivir y trabajar, y hemos sido partícipes de una forma distinta de gobernar la ciudad. A partir de ahí, hemos avanzando con respecto a 2015 y esa mayoría distinta y alternativa la estamos empezando a dibujar en Santander. Ese es el primer paso para el cambio en 2019.
¿El próximo equipo de Gobierno de Santander será en coalición, sí o sí, con independencia del color político del alcalde o alcaldesa que lidere la Corporación?
Eso parece. En los tiempos que vivimos se acabaron las mayorías absolutas. No es el tiempo de vencer, sino de convencer. Los ayuntamientos son más plurales, con más formaciones políticas, y el panorama de 2019 indica que esto va a seguir siendo así. Ya esta legislatura habría tenido que ser así, a pesar de que Ciudadanos, y luego sus concejales tránsfugas, hayan pervertido el debate democrático y parezca que el Partido Popular tenga una mayoría, ya no la había. Sea quien sea quien gobierne Santander en 2019 lo va a tener que hacer contando con más. Sobre todo, con los santanderinos. Hay que hacer política con los ciudadanos.
Como decía, a pesar de que el PP perdió en 2015 su mayoría absoluta, la oposición no ha tenido ninguna posibilidad esta legislatura. ¿Sabremos algún día en qué ha consistido ese pacto de un tránsfuga con un equipo de Gobierno que lo ha utilizado para mantener el poder e imponer sus decisiones?
Sí, estoy seguro. Gema Igual gobierna con un tránsfuga y esto no podemos olvidarlo, porque daña a la democracia y al debate público. La alcaldesa ha quebrado los principios democráticos para gobernar Santander con el apoyo de un tránsfuga y esto tendrá que explicarlo. No lo ha querido hacer a lo largo de su mandato, pero estoy seguro de que los ciudadanos lo demandarán en 2019 y castigarán al Partido Popular por ello. También debería servir a los nuevos partidos para hacer autocrítica, porque venían con un discurso regenerador y se han convertido en mala política.
¿Qué balance hace de estos dos años de Gema Igual al frente del Ayuntamiento?
Yo creo que Gema Igual se ha convertido en la peor alcaldesa que ha tenido Santander. Estos han sido dos años en los que hemos visto a un equipo de Gobierno totalmente a la deriva, sin proyecto político, sobrepasado por los acontecimientos… El Partido Popular es incapaz de dar respuesta a las cuestiones más básicas. Ni la limpieza de las calles, ni la recogida de basuras, ni el transporte público, ni el alumbrado… Ni siquiera lo más básico funciona bien en Santander. Si a eso le añadimos la cantidad de errores e improvisaciones que ha cometido el equipo de Gobierno, los acontecimientos que han sobrepasado a la alcaldesa, como el incendio del Museo de Arte Contemporáneo, las licencias a la carta con las que luego se caían edificios, los conciertos fallidos de La Campa de La Magdalena… Y temas de una gestión que ha quebrado la confianza de los ciudadanos, como la contratación fraudulenta a parados en Santurban, los contratos en fraude de ley en el TUS, una alcaldesa que falsificó su currículum…
En ese balance de la gestión del PP y de Gema Igual queda claro que la alcaldesa deja una ciudad peor que la que se encontró. No ha sido capaz de dar respuesta a los retos de Santander. Con Gema Igual y el PP Santander sigue siendo una ciudad que pierde población, que envejece, que tiene unos Servicios Sociales que dejan mucho que desear, con un 28% de sus vecinos en riesgo de pobreza. De esto no hablan. Si le sumas la falta de futuro, de proyecto, que dos años después de la anulación del Plan General de Ordenación Urbana por sentencia firme del Tribunal Supremo ni siquiera tienen redactados los pliegos para elaborar uno nuevo… Santander se está perdiendo el futuro.
¿Cree que no ha sabido diferenciarse de su antecesor porque no tiene autonomía o porque no tiene un proyecto alternativo?
Yo creo que Gema Igual tiene muchos problemas, pero hay uno evidente a ojos de todos los santanderinos, y es que no tiene un modelo propio de ciudad. Es lo peor que le puede pasar a un alcalde o alcaldesa. No tiene modelo y no le ha quedado más remedio que continuar con el que diseñó el anterior alcalde, Íñigo de la Serna. Se da una combinación muy negativa, porque sin autonomía y sin modelo para diseñar el futuro de Santander tenemos lo que tenemos. Gema Igual está sobrepasada por los acontecimientos, es incapaz de gobernar el presente y mucho menos de diseñar ese futuro que la ciudad necesita. Santander no solo es la capital de Cantabria y donde vive o trabaja un número importante de cántabros. Tenemos que tener ambición para ser el motor económico, político y social de la comunidad. Santander tiene que tirar de Cantabria, y la realidad de los datos, es que no es así. El paro, por ejemplo, se ha comportado peor en Santander que en el conjunto de Cantabria. No estamos jugando el papel que nos corresponde.
Y a pesar de esa sensación de fin de ciclo que está dibujando, la oposición no ha podido influir en el día a día de la ciudad. ¿Ha sido una legislatura frustrante?
Yo creo que sí hemos conseguido hacer ver que hay alternativa. Independientemente de las mayorías que se configuran en el pleno actual, los ciudadanos saben que hay otro modelo cuyo único fin es mejorar Santander y dar respuesta a los problemas de la gente. Para mí, eso ya es un triunfo. Además, hemos conseguido despertar a la ciudadanía para que se involucre en el día a día de su ciudad. Yo no recordaba manifestaciones históricas como las que hemos vivido, como esas manifestaciones en contra de temas muy locales, como la defensa del transporte público.
También hemos visto cómo al Partido Popular, para frenar un cambio que va a ser una realidad en 2019, lo único que le ha quedado ha sido ampararse en el voto de un tránsfuga, la peor de las políticas. Nos traslada a tiempos muy oscuros de la política que pensábamos que estaban superados. Los ciudadanos le quitaron la confianza mayoritaria al PP después de muchos años, porque en 2015 perdieron cinco concejales y casi 18.000 votos. Han mirado para otro lado, no han asumido la realidad. A pesar de todo, yo creo que en esta legislatura hemos avanzado en ese cambio que está por venir y que será una realidad en 2019.
En los últimos meses se han desatado diferentes protestas por la gestión de servicios públicos privatizados como el agua, las basuras, la OLA o la grúa, por ejemplo. ¿Cree que sería conveniente que el Ayuntamiento se encargara directamente de esas tareas o qué alternativa contempla?
Lo que estamos viendo estos días, estos meses, en los últimos años, son las consecuencias de hacer negocio con lo público. El Partido Popular ha querido hacer negocio con los servicios básicos, con los servicios públicos de Santander. Lo hemos visto con la privatización del agua, cuyo resultado ha sido que todos los vecinos paguen más en sus recibos. También con la privatización de las basuras, y la consecuencia es que además de pagar más en los recibos, la ciudad está sucia y la recogida de basuras funciona mal. Lo hemos visto en la privatización parcial de los transportes públicos, y ahora en estas bajas temerarias en parques y jardines que están poniendo en peligro no solo a los puestos de trabajo de 200 familias, sino también la calidad del servicio.
La alternativa es evidente: cuando tú tienes servicios privatizados, servicios externalizados, tienes que hacer un control muy exhaustivo de las concesiones para garantizar la calidad del servicio y las condiciones laborales de los trabajadores. Nosotros, desde el PSOE, creemos firmemente en la necesidad de los servicios públicos y en la gestión pública de los servicios básicos. Por tanto, uno de los compromisos que adquirimos con la ciudadanía de Santander es trabajar para recuperar todos esos servicios públicos que el Partido Popular ha ido privatizando a lo largo de los años, revertir esos servicios para que sean públicos. Hemos visto ejemplos de remunicipalización de alcaldes socialistas, y esa es la línea. Los beneficios de la gestión pública tienen que revertir en los ciudadanos, no en las cuentas de explotación de las empresas.
Hemos vivido también en estos cuatro años grandes movilizaciones ciudadanas en cuestiones como la senda costera, el Metro-TUS o los espigones de La Magdalena. ¿Cree que es un hecho puntual o ha cambiado la mentalidad entre los vecinos de Santander?
Yo estoy convencido de que la ciudadanía cada vez es más exigente con sus representantes y con la política. Exige participar en la política. Yo estoy acuerdo y creo que es positivo que así sea. Los vecinos deben participar en el Santander del día a día, deben colaborar en la construcción de su ciudad. No puede ser que a los ciudadanos solo se les dé voz cada cuatro años para elegir qué concejales quieren. Los ciudadanos tienen que acompañar a los políticos en ese proceso de transformación de Santander. Cuando ven cosas que no les gusta, salen a la calle y protestan.
Frente a un PP que empezó faltándoles al respeto, que les insultaba, que les acusa de manipular la realidad, que les definió como 'plataformitis', afortunadamente la sociedad cada vez tiene una mayor conciencia cívica y política. Esto ha llegado para quedarse. Cuanto más avanzadas están las sociedades, cuanto más asentada está nuestra democracia, más se van a involucrar los ciudadanos. El Ayuntamiento tiene que fomentarlo.
Sobre aspectos concretos… ¿Cuál es su posición sobre los espigones? ¿Debe eliminarse el dique existente?
El PSOE lo tiene claro desde el principio. El proyecto de los espigones para las playas de La Magdalena, Los Peligros y Bikinis es un mal proyecto para Santander. Es malo para nuestro entorno natural, para nuestras playas y para el entorno de la Bahía. Por tanto, no debería haberse iniciado. A partir de ahora, creemos que la solución que se dé tiene que conjugar el respeto al medio ambiente y la conservación de las playas. El Ministerio ha sido muy claro y ha explicado que para hacerlo tenemos que estar de acuerdo las tres administraciones: Ayuntamiento de Santander, Gobierno de Cantabria y Gobierno de España. La alcaldesa tendría que dejar esa actitud desleal, de enfrentamiento entre las instituciones y dejar de ser la abanderada de la destrucción de nuestro entorno natural.
Algo se ha demostrado en estos meses y es que la construcción de uno de los espigones no ha detenido la pérdida de la arena en la playa. Han jugado con nosotros cuando nos decían que esta era la solución. Una solución que hemos utilizado durante muchísimos años era el relleno de los arenales. Se ha hecho siempre, este año no se ha hecho, y de ahí el nivel tan bajo que muestra en estos momentos. Nosotros optamos por esa solución, mucho más natural. Lo razonable era paralizar la obra para no seguir cometiendo errores. Construir es más sencillo que revertir los efectos de esa construcción, porque el daño ya está causado.
Cuanto más se acerquen las elecciones, más difícil será alcanzar ese consenso del que habla. ¿Cuándo conoceremos la solución definitiva?
El compromiso del Gobierno de España era que antes de final de año se planteen todos los nuevos informes que se han solicitado y, a partir de ahí, que se sienten todas las administraciones. Pero creo que es más importante tomar una buena solución que una solución rápida y mala.
¿Qué le ha parecido el fichaje del exalcalde y exministro Íñigo de la Serna por una empresa que fue contratista habitual durante su etapa en el Ayuntamiento?
Esto demuestra una cosa que hemos denunciado reiteradamente: que Íñigo de la Serna siempre utilizó Santander para sus intereses personales, profesionales o políticos. Para él, la ciudad era una plataforma y un escenario con el que tratar de medrar en su carrera. Durante mucho tiempo intentó irse a la empresa privada. Después, utilizó la Alcaldía como trampolín para ser ministro. Y ahora, que no es ni alcalde ni ministro, utiliza los resortes de su paso por Santander para garantizarse un puesto de trabajo. Es una puerta giratoria en toda regla. Cuando tú acabas sentado como asesor de una empresa a la que adjudicabas millones de euros desde Santander es una puerta giratoria, lo llamen como lo llamen. La realidad es esa.
¿Qué no haya ninguna consecuencia legal quiere decir que la ética queda fuera de este tipo de decisiones?
Yo tengo clarísimo que nunca lo hubiera hecho. No me parece ético utilizar la institución que tú presidías en beneficio personal, que es lo que ha hecho Íñigo de la Serna. Es muy discutible, muy reprochable y no lanza un buen mensaje de la política, sino que la desprestigia. Tendrá que explicarlo. Hemos visto a un De la Serna que estaba continuamente en Santander hablando muchos proyectos que nunca se materializaron en el Boletín Oficial del Estado y ahora se ha olvidado de Santander para hacer esto.
Con respecto a la política nacional, y como miembro de la Ejecutiva Federal del PSOE, ¿cree que Pedro Sánchez puede agotar la legislatura en las actuales condiciones?
El compromiso del PSOE y de Pedro Sánchez es tratar de desarrollar una agenda reformista y social para España. Antes de las prioridades de los partidos políticos están las prioridades de los ciudadanos. Hay que construir mucho de lo que el PP destruyó en los siete años de Gobierno de Mariano Rajoy. Hay muchas medidas que tomar para acabar con los recortes. Lo teníamos claro desde el principio. La subida del Salario Mínimo Interprofesional, la subida de las pensiones de acuerdo al IPC, recuperar el subsidio para los desempleados de más de 52 años, la vuelta a la universalización de la Sanidad para todos los ciudadanos… Son solo algunas medidas de la agenda social del Partido Socialista. Es un compromiso de legislatura y solo será posible si tenemos la confianza mayoritaria en el Congreso de los Diputados.
De momento, todas las medidas que el PSOE ha llevado han tenido su convalidación en las Cortes. Ese es el horizonte. No perdemos de vista que el objetivo es recuperar derechos y hacer un país más justo, que luche contra la desigualdad. Los Presupuestos Generales del Estado son un reflejo de esto, pero hace falta una mayoría parlamentaria para aprobar esas cuentas. En eso está trabajando el Gobierno de Pedro Sánchez. Las legislaturas están para terminarlas. Naturalmente, esto no depende exclusivamente del Partido Socialista, depende de muchos más.
¿Y si no se aprueban los presupuestos deberían convocarse elecciones?
Lo ha dicho el propio presidente del Gobierno: no tener presupuestos complica mucho las cosas. No renunciamos a que algunas cuestiones urgentes se puedan aprobar por decreto, siempre en beneficio de los ciudadanos, pero es evidente que complica mucho la legislatura.
¿Hasta qué punto cree que puede influir electoralmente al PSOE un apoyo parlamentario de los partidos catalanes?
Es que el Partido Socialista no tiene ningún acuerdo con los partidos independentistas. Nosotros hacemos un llamamiento a todos los partidos para aprobar unos presupuestos que son buenos para España. Deberíamos estar en esto. ¿Los presupuestos del PSOE son buenos para España sí o no? Amplían el gasto público y social, suben las pensiones, el salario mínimo, apuestan por más educación, más recursos para la dependencia, más políticas contra la violencia de género, más industria, inversiones sostenibles en infraestructuras… ¿Esto es bueno para España? Esa es la pregunta que tienen que hacerse los 350 diputados y diputadas.
Vamos a pedir la confianza mayoritaria de la Cámara, pero si algo ha demostrado el presidente Pedro Sánchez es que no tenemos esos acuerdos que el PP está continuamente diciendo. No, no, no. Estamos buscando acuerdos para mejorar la vida de la gente. De hecho, los independentistas han dicho 'no' a los presupuestos. El resto de partidos, como por ejemplo Ciudadanos, tendrá que explicar por qué votan lo mismo que los independentistas. Al final, esa es la gran contradicción a la que se enfrentan.
¿No cree que haya tenido nada que ver con la derrota en las elecciones andaluzas del pasado fin de semana?
Evidentemente, en las elecciones andaluzas hubo mucho de política en clave nacional. Esto es así, y ha contribuido mucho a la desmovilización del voto de la izquierda y a la movilización del voto de la derecha. Lo preocupante, en el resultado de las elecciones andaluzas, es esa movilización del voto de la extrema derecha. ¿Y por qué sube? ¿Por qué ha entrado VOX con tanta fuerza en el Parlamento andaluz? En primer lugar, por la debilidad del Partido Popular. La extrema derecha ha crecido por la debilidad del PP, que no es capaz de construir un proyecto dentro del marco constitucional que aglutine al voto de la derecha. Y en segundo lugar, porque algunos partidos políticos están jugando con los problemas que tiene España. Esta es la gran respuesta que tenemos que dar. ¿Por qué 400.000 personas han votado a un partido ultra como VOX? Si somos capaces de dar una respuesta, quizás podamos empezar a entender cuál es el problema que tiene España. Yo creo que es la desigualdad. Hay una amplia capa social, una población muy importante, machacada por la crisis económica, por los recortes, porque tiene trabajos con los que no llegan a fin de mes, porque tienen hijos que se han marchado, porque tienen unas pensiones con las que están malviviendo… Hay que solucionar todo esto, porque es el germen perfecto para que crezcan los populismos, con respuestas fáciles a problemas complejos. Tenemos que sacar adelante la agenda social y reformista que tiene el PSOE para evitar que crezca el caldo de cultivo que utilizan para su beneficio partidos que no respetan nuestro marco de convivencia, que quieren acabar con nuestro sistema constitucional. PP y Ciudadanos tendrán que responder si están dispuestos a pactar con la extrema derecha, con un partido con postulados ultra, solo para desalojar al Partido Socialista. Parece que ese es su único fin.
Esta era la primera convocatoria electoral desde la moción de censura y la llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa. ¿No hay ninguna responsabilidad en esa desmovilización de la izquierda que se ha producido?
A nivel interno, un partido de Gobierno como el PSOE de Andalucía tiene que hacer autocrítica de por qué no hemos conseguido movilizar al electorado de izquierdas, que fundamentalmente se ha quedado en casa. El Partido Socialista se ha dejado 500.000 votos, 300.000 de ellos en la abstención. Hay mucha gente que se siente socialista, pero no nos ha votado ni ha votado a ningún otro partido. Los dirigentes del PSOE andaluz reconocen que mientras el resto de partidos estaban haciendo una campaña en clave nacional, nosotros queríamos hablar de Andalucía. Lo hemos visto en muchas ocasiones. El debate nacional siempre tapa los debates locales o autonómicos. Eso ha desmovilizado mucho a nuestro electorado.
Además de no querer hablar de la política nacional, también es cierto que ha habido poca presencia del Partido Socialista a nivel nacional en las elecciones andaluzas. Ha sido una estrategia, porque el PSOE andaluz creyó que era mejor así. Eso se ha demostrado equivocado frente a la polarización de la política nacional. Los rivales han ido a los temas que movilizan a la derecha y a la extrema derecha: el independentismo, la inmigración, el miedo. Son irresponsables y peligrosos. Han apostado por eso poniendo en riesgo la convivencia. Nosotros ahí no hemos sabido dar respuesta a esa clave.
A nadie se le escapa también que 36 años de Gobierno en la Junta de Andalucía también generan desafectos. Entre otras cosas, porque todo el mundo creía que iba a seguir gobernando el PSOE. La victoria se daba por hecha. Eso no ayuda a la movilización. Ganó el PSOE, pero está muy en cuestión que pueda seguir gobernando. El camino ahora es el que ha emprendido el PSOE a nivel nacional: el de la renovación.
¿Cree que Susana Díaz tendría dar un paso atrás tras perder la Junta de Andalucía por primera vez en democracia?
Yo creo que en esto momento no. El PSOE tiene que hacer algo previamente, y es que habiendo ganado las elecciones en Andalucía, y a pesar de tener muy difícil gobernar, debe plantear su propuesta para Andalucía y tiene que presentarse para presidir la Junta de Andalucía como primera fuerza que es. Si finalmente no gobierna el PSOE será porque PP y Ciudadanos han pactado con la extrema derecha. Luego haremos un ejercicio de reflexión interna. Susana Díaz tiene el encargo del PSOE y de los andaluces de plantear esa alternativa. Que sean otros los que se pronuncien.
¿Esa contaminación de la política nacional eclipsando los debates y locales no debería descartar definitivamente la opción de un 'superdomingo' en mayo de 2019, con elecciones europeas, generales, autonómicas y municipales?
Como santanderino y cántabro creo que los ciudadanos se merecen sus espacios para la reflexión y poder decidir en cada momento lo que toca votar. En las elecciones autonómicas y municipales se elige algo demasiado importante como para darlo de lado. Yo soy partidario de tener espacios electorales distintos, que no confluyan en el mismo día las distintas elecciones. Y lo digo anteponiendo los intereses de santanderinos y cántabros a los intereses del partido, porque es muy probable que en un único día al PSOE le vaya mejor, especialmente en autonomías como Cantabria, donde compite con partidos como el PRC, cuyos planteamientos podrían quedar muy difuminados en un contexto nacional. Estaríamos obviando los problemas que tienen Santander y Cantabria si lo circunscribimos a un debate nacional.
¿Le preocupa el auge de la extrema derecha en España o no cree que sea un fenómeno que pueda reproducirse en las próximas convocatorias electorales en los distintos territorios?
Ese es el ejercicio que tenemos que hacer a partir de ahora. Que VOX ha entrado en el Parlamento de Andalucía es una realidad, pero tenemos distintas formas de afrontar esa realidad. Primero, evitando que un partido racista, machista y xenófobo no tenga la llave de la gobernabilidad, y en segundo lugar, en el resto de territorios es una obligación de todos hacer un ejercicio de pedagogía para explicar a la ciudadanía que esa no es la solución a los problemas que tenemos. La desigualdad se combate con más políticas sociales, con un mejor Estado del Bienestar y un reparto de la riqueza más justa. Los problemas que tenemos como país se combaten mejor con una Europa más fuerte. El resto son soluciones simplistas a problemas complejos. Debemos evitar esa tentación fácil. Ahí tiene mucha responsabilidad la derecha española, que ha permitido ese discurso.
¿Sería necesario establecer un 'cordón sanitario' o esa decisión podría acabar por beneficiar a la extrema derecha a través de una estrategia victimista?
La clave es explicar a la gente lo que supone votar a un partido como VOX y hacer pedagogía de las políticas que representan. Nosotros no somos partidarios de frentes. A la extrema derecha no se la combate haciendo un frente, sino haciendo políticas que justifiquen o que hagan imposible que un partido populista que defiende estas recetas simplonas tenga cabida. Si combates la desigualdad, es muy difícil que esos mensajes calen. Quien plantea combatir a la extrema derecha con frentes en la calle se equivoca. Hay que hacerlo reforzando nuestras instituciones y ampliando nuestros derechos, ofreciendo más oportunidades para la gente.