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“Siga la pista del dinero”. Esta es una vieja clave periodística a la que se recurre habitualmente en la profesión. Y de nuevo, con esta sencilla frase se puede explicar la grave crisis que vive estos días Ciudadanos, que con media docenas de dimisiones, bajas del partido y acusaciones de “traición”, ha puesto contra las cuerdas a la formación naranja y deja un futuro muy incierto para los de Inés Arrimadas en Cantabria a tan solo un año de las próximas elecciones.
Aunque más que la guerra interna, lo que resume esta máxima que apunta al dinero es la salida pactada a la que tratan de llegar desde Ciudadanos para mantener los recursos económicos y la representatividad en el Parlamento autonómico, ya que están barajando la posibilidad de no expulsar a la diputada 'díscola' que abandonó el partido dando un portazo en redes sociales entre grandes exabruptos por una votación sobre la caza del lobo en el Congreso con el objetivo de no perder el grupo parlamentario en Cantabria.
La situación es la siguiente: si se expulsa a Marta García del grupo parlamentario por darse de baja del partido y lanzar duras acusaciones contra sus compañeros en Madrid, -de los que dijo que “han traicionado a los ganaderos españoles” por no apoyar una propuesta del PP para sacar al lobo del listado de especies protegidas en el Congreso, y que “no todo vale en política”-, ella pasaría directamente a ser diputada no adscrita y Ciudadanos perdería el grupo parlamentario y todas las ventajas que eso conlleva, ya que tendría solo dos representantes -el portavoz, Félix Álvarez, y el diputado Diego Marañón-, un número insuficiente según el reglamento del Parlamento cántabro, que exige tres.
Los dos únicos parlamentarios de Ciudadanos, por tanto, pasarían al grupo mixto junto a Vox, compartiendo recursos económicos y tiempos de intervención en los plenos y en las comisiones con la formación de extrema derecha. También perderían su puesto en la Mesa del Parlamento, además de hacer insostenible por falta de ingresos y subvenciones a la media docena de trabajadores en plantilla que apoyan la labor de los hasta ahora tres diputados naranjas.
Sin embargo, Ciudadanos se abre ahora a la posibilidad de permitir a Marta García continuar en el grupo parlamentario como “independiente”, una vez que ella tiene decidido no salirse voluntariamente, ni entregar su acta, ni reafiliarse. “Técnicamente, es una tránsfuga. Y políticamente, también”. Así lo reconocen a elDiario.es fuentes de la formación naranja, que al tiempo admiten que está sobre la mesa esta salida pactada para no perder el grupo parlamentario en Cantabria y certificar su debacle interna.
Técnicamente, es una tránsfuga. Y políticamente, también. Hemos presumido de ser un partido que lucha firmemente contra el transfuguismo. Esto no tiene un pase
Así lo trasladó a su comité de dirección el coordinador autonómico de Ciudadanos en Cantabria, Félix Álvarez, según ha podido confirmar este periódico. Tras una reunión en Madrid con la cúpula del partido, que pretendía ser clave para resolver el conflicto, Felisuco ha mantenido silencio y ha evitado hacer declaraciones a la prensa. No hubo ni convocatoria ante los medios ni comunicado tras el encuentro en el que se explicara la situación. No ha habido ningún pronunciamiento oficial a pesar del delicado momento que vive el partido en Cantabria, y que en los próximos días puede agravarse por las discrepancias internas que están golpeando de lleno al grupo parlamentario.
Aunque desde las propias filas de Ciudadanos temen el salto de esta diputada a Vox y tachan de “sobreactuación” el papel estos días de Marta García, -que además de diputada es empresaria de turismo rural y tiene una explotación ganadera-, porque la abstención de sus compañeros en el Congreso sobre el lobo no cambiaba el resultado de la votación y era un mero trámite legislativo con poca trascendencia real, se ha brindado la oportunidad de presentar en la Cámara Baja una Proposición No de Ley (PNL) que deje clara la postura favorable del partido en relación a la caza de esta especie en algunos territorios, como se viene defendiendo desde Cantabria.
Este movimiento político, junto a la decisión de no expulsar a la diputada, busca frenar la hemorragia que está viviendo el partido en sus propias carnes. Lo que está por ver es si resulta suficiente o ya no hay vuelta atrás. Las posturas están muy enfrentadas, y frente a los que se han alzado en armas por esa abstención “técnica” en el Congreso, están los que no verían con buenos ojos que los ataques personales y el portazo de Marta García no tuviera consecuencias. “Hemos presumido de ser un partido que lucha firmemente contra el transfuguismo. Esto no tiene un pase”, advierten.
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