Félix Álvarez (Santander, 1966) procede del mundo de la escena y es desde hace relativamente poco un recién llegado a otro tipo de escenario, el de la política. Desde que le fuera ofrecido en 2016 encabezar la lista al Congreso por Ciudadanos en Cantabria, el líder de la formación naranja pasa ahora del Hemiciclo de las Cortes al del Hospital de San Rafael en donde se estrenará dentro de unos días como portavoz. Álvarez se muestra escéptico ante la capacidad de diálogo y la generosidad de un Gobierno PRC-PSOE que, está convencido, deparará tensiones internas y una política de 'rodillo' cara al exterior.
A diferencia de otros políticos, no es del mundo de la política de donde procede. A este se ha incorporado hace escasos años. ¿Cómo se produjo este salto a la palestra?
Siempre he sido un periférico de la política. Siempre me ha interesado y durante muchos años escribí artículos de opinión. Y un día ocurrió. En la legislatura (de Mariano Rajoy) que no siguió adelante y se volvieron a convocar elecciones. Como el diputado que se había presentado no se presentaba (por Carlos Pracht), Ciudadanos me ofreció ser diputado. Yo me había afiliado a Ciudadanos cuatro o cinco meses antes sin ninguna otra aspiración. Yo estaba en Barcelona haciendo teatro con Josema Yuste y me afilié sin más.
¿Y es lo que esperaba?
Era exactamente como pensaba que iba a ser. Cuando uno es un periférico de la política tal vez no conozca las tripas pero sabe lo que es. Me he encontrado lo que me esperaba encontrar.
El mundo de la política no es tan distinto al mundo de la escena de donde procede...
Yo hacía comedia y lo dejé por el vodevil, que es donde parece que está ahora instalada la política española. Un vodevil sin fin.
¿Cómo valora los resultados electorales de su partido en Cantabria, tanto de las elecciones generales, como autonómicas y locales?
En las nacionales tuvimos un muy buen resultado con 57 diputados cuando todo el mundo dijo que íbamos a tener mal resultado.
Pero no lideran la oposición.
Por menos de 300.000 votos no, pero la cuestión de liderazgo no es una cuestión tanto cuantitativa como cualitativa. A mí me cuesta mucho pensar que el Partido Popular, con todo lo que está arrastrando de corrupción, con todo lo que le ha pasado estos años, lidere nada. Desde un punto de vista cualitativo podemos liderar la oposición en el Congreso de los Diputados. A nivel autonómico, los resultados (tres diputados) fueron buenos porque mejoramos el resultado anterior, aunque te queda un regusto amargo porque sí pensábamos que podíamos tener un diputado más. Y a nivel municipal, se nota la falta de estructura. Somos un partido nuevo y la estructura municipal, que es compleja y necesita tiempo para hacerse realidad, ha sido nuestro talón de Aquiles. Pero yo diría que los resultados en general son satisfactorios.
Tras tránsfugas y un pulso de los críticos, ¿ya se ha cerrado la convulsión interna de Ciudadanos en Cantabria?
El partido está sano, fuerte, feliz y contento. Es verdad que pasamos por unos episodios a los que nadie le gustaría haber atravesado, pero somos un partido joven y cuando se es joven se es proclive a que el sarampión te toque. Pero mejor pasar el sarampión de niño que de adulto. Todos los partidos políticos han tenido episodios de transfuguismo y está radicalmente superado. Tener tránsfugas es una desgracia. Aprovecharse de los tránsfugas como hicieron, PP, PSOE y PRC es una vergüenza. Ahora mismo tenemos unos cuadros en los que hay plena sintonía y confianza.
Ese camino hacia la consolidación de un partido joven no estuvo exento de tensiones. ¿El aluvión de políticos de otros partidos que llamaron a la puerta de Ciudadanos fue el detonante de esas tensiones o hubo más?
No generaba tensiones porque hubiera gente de otras formaciones políticas que quisiera recalar en la nuestra. Siempre que alguien acepte con responsabilidad la ideología y los principios del partido aquí es bienvenido. Y toda la gente que tenga talento, sea de un partido político distinto o sea de la sociedad civil aquí en Ciudadanos va a ser bien recibido. Dentro de un partido político al final lo que hay son tendencias y opiniones distintas y a veces lo que se produce son luchas por intentar hacer que esas tendencias sean mayoritarias. Es ley de vida de un partido político que haya tendencias que quieran ser mayoritarias. Al final votaron los afiliados, que decidieron lo que querían, y a partir de ahí llegó la paz.
¿Cuántos afiliados hay ahora en Ciudadanos?
Estamos cerca de los 700 afiliados cuando hace dos años no llegábamos a 300.
¿Sigue creciendo la afiliación?
Sí, de forma más paulatina, pero sigue creciendo. Después de unas elecciones, evidentemente hay un impasse, pero el año que viene tomaremos las medidas oportunas para seguir abriendo el partido a la sociedad civil. Nos interesa que se incorpore gente de la sociedad civil, de otros partidos si se diese el caso, y gente que aporte talento al proyecto. Esa es la idea.
¿Cómo se define ideológicamente Ciudadanos?
Un partido de centro y liberal. Con eso se dice todo, que es mucho decir, porque hablar de partidos liberales y partidos de centro en España es complicado. Aquí sigue habiendo una tendencia a colocar a la gente en trincheras. Se habla de rojos, de azules, de fascismo...
Pero los primeros que hacen eso son los propios partidos.
Sí y de hecho muchos de ellos intentan sacar rédito de esas divisiones. Hace poco hemos visto cómo el Partido Socialista ha agitado la bandera de que viene el fascismo para conseguir más votos por el centro-izquierda. Pero creemos que esa es una etapa de España que acabó. Franco murió hace 40 años y para algunos parece que está más vivo ahora que entonces. Somos un partido centrado, liberal, progresista y moderno y, sobre todo, regeneracionista.
Si son un partido de centro ¿cómo se explica el resultado que tuvo Pedro Sánchez? ¿No es el centro el espacio que quedó abandonado?
Repito. Tenemos 57 diputados. Nosotros antes, durante y después de las elecciones del 28 de abril dijimos que no íbamos a apoyar al Gobierno de Pedro Sánchez y había dos reflexiones que hacía la opinión 'publicada': que nos habíamos suicidado y que cuando llegase el momento íbamos a virar y apoyaríamos un Gobierno de Pedro Sánchez. No ha ocurrido una cosa ni la otra. Y lo que sí es demostrable es que pasamos de 32 diputados a 57. Fue un éxito esa estrategia. Nosotros seguimos estando donde estábamos, en el centro, no donde digan otros políticos que estamos. Y esa es la gran diferencia que nos separa de los partidos conservadores y de los de izquierda. Tenemos lo mejor de ambas partes.
Sin embargo, tienen compañeros de viaje que no son precisamente de centro en Andalucía, en Madrid... aunque no se hagan fotos con ellos.
En Andalucía hay un Gobierno del Partido Popular y de Ciudadanos. El Gobierno en Madrid, igual. Es cierto que ha habido un apoyo externo de Vox, pero eso no quiere decir que hayamos asumido cuestiones que Vox plantea y que nunca estaremos dispuestos a asumir, como es cualquier retroceso en las libertades civiles. Yo personalmente he llegado a acuerdos con Podemos en el Congreso y eso no quiere decir que asuma los postulados de Podemos.
Esos gobiernos no existirían sin ese apoyo externo.
Ese apoyo existe. Negar la evidencia sería absurdo. Pero la política la lleva el Ejecutivo, que es del Partido Popular y de Ciudadanos.
¿Esa fórmula sería extensible a Cantabria si se dieran las circunstancias?
Yo ya dije en campaña que nunca aceptaría los postulados de Vox, en lo que se refiere a las libertades civiles, pero llegar a acuerdos puntuales con alguna cuestión que planteen, pues igual que lo hice con Podemos. Si Vox presenta una iniciativa parlamentaria o municipal sensata y buena para los cántabros la apoyaría exactamente igual que si fuera de Izquierda Unida.
No son partidarios de operaciones como Navarra Suma, pero a posteriori, una vez celebradas unas elecciones, no les importa sumar con otros partidos. ¿Por qué no se suma antes y después sí?
No queda otra. Una cosa es que vayas a unas generales y te presentes ante los ciudadanos con un proyecto claro y definido que juntarte en una plataforma en la que vas a diluirte. Esto sería un triunfo para Sánchez y Casado, que están locos por volver al bipartidismo de toda la vida. Nosotros tenemos un proyecto claro, definido, que no es el del Partido Popular. Nuestro proyecto es lo suficientemente atractivo para España como para que camine solo. A partir de ahí, después de que la gente vote, hay que llegar a acuerdos. Y nosotros llegamos a acuerdos siempre.
¿No considera que el español ve claramente que hay un bloque de partidos de derechas y que en ese bloque hay un partido original, que es el PP, y un sucedáneo, Ciudadanos, que aspira a desbancarlo? Independientemente de los matices, ¿no cree que se ve a Ciudadanos como un Partido Popular B?
Somos proyectos muy distintos. Es verdad que la izquierda se esfuerza en presentarnos como un bloque de derechas, pero nosotros somos un partido de centro y tenemos grandes diferencias con un partido conservador como el PP. Tenemos que esforzarnos en transmitir esa opción que en Europa existe, con más de 20 gobiernos de coalición, lo que es normal. Aquí la izquierda se sigue empeñando en cavar las trincheras cada vez más profundas. Aquí la izquierda sigue empeñada en resucitar a Franco.
¿Por qué pactaron con Pedro Sánchez en 2015 y ahora no es posible?
El señor Sánchez es como la Santísima Trinidad: hay tres en uno. Es un señor que tiene muchísimas caras. Hay muchísimos Sánchez dentro de Sánchez. En aquel momento no había entregado Navarra, en aquel momento no había pactado la Diputación de Barcelona con Torra, aquel Sánchez no era el que ahora ha pactado en Baleares con los independentistas, no era el que ha pactado en Valencia con los populistas de Compromís. Aquel Sánchez no era el que sacó adelante una moción de censura con el apoyo de populistas, independentistas y filoetarras. Esto ha ocurrido en un año. Sánchez se quitó la careta hace un año. Sánchez es malo para España y por eso no podemos apoyarlo. Nosotros no somos un partido ortopédico para arreglar cómo camina el Partido Socialista.
¿Ustedes nunca pactarían con los nacionalistas?
Nunca. Ciudadanos nace para plantarle cara al nacionalismo. Que lo haya hecho el PP y el PSOE, perfecto. Así tenemos el asunto de Cataluña como lo tenemos y así tendremos el asunto de Euskadi como lo tendremos.
¿Qué pasará en Euskadi dentro de 10 años?
Pasará lo mismo que en Cataluña. Buscarán una vía para intentar la independencia. Mitterrand dijo que el nacionalismo es la guerra de Europa. Es insaciable.
¿Qué impide que haya un pacto PSOE-Podemos?
Los sillones. Hace un mes por la silla de quién lleva las políticas activas de empleo no hubo gobierno.
¿Cuántos gobiernos hay en Cantabria: uno o dos?
Dos. Miguel Ángel Revilla (presidente regionalista) lo deja claro cuando Pablo Zuloaga (vicepresidente socialista) anuncia la visita de Pedro Sánchez. Al enterarse Revilla, dice, como el rey francés, “el Gobierno soy yo” y se enfada con Zuloaga y con Sánchez porque no le llamó antes. Esto va a ser muy ilustrativo de lo que va a ser estos cuatro años de bipartito o bicefalia.
¿Cómo ve la relación entre los socios de Gobierno? ¿Será una continuidad del anterior gobierno?
Va a ser peor ahora. Porque antes la señora Tezanos, vicepresidenta, era mucho más dúctil y el señor Zuloaga es mucho más vanidoso, tiene muchas más ganas de presencia. Por lo que hay dos gallos en el corral ahora mismo y eso es malo.
El Gobierno cántabro se sustenta en un pacto con un Gobierno nacional por ahora en funciones.
El Gobierno se sustenta en un pacto que no sirve para nada con un Gobierno que no existe. En el pacto además no hay nada que no hubiese estado planificado en 2018. No hay ningún adelanto en las obras, ni obra nueva... Al contrario, lo que hay es una parálisis, sobre todo en las infraestructuras.
La legislatura cántabra está presidida por un Ejecutivo de coalición holgado que hace innecesario los acuerdos con otras formaciones. ¿Cómo encara estos cuatro años como portavoz en el Parlamento autonómico?
Vamos a trabajar fuerte, duro y con lealtad a la región. Seremos una oposición clara y contundente. Va a haber un rodillo PRC-PSOE con turbulencias internas y la primera muestra inequívoca son las comisiones del Parlamento de Cantabria. Todas las preside el Partido Regionalista y todas las vicepresidencias son para el Partido Socialista, menos Economía que tradicionalmente la ocupa un partido de oposición. No hay ninguna gana de llegar a ningún tipo de acuerdo o de diálogo con la oposición.
Su primera intervención ha sido relativa a la presión fiscal pidiendo que no se suban los impuestos. ¿Por qué?
Porque van a subir los impuestos en las dos vertientes: aumentándolos y eliminando las deducciones que ahora existen. En la anterior legislatura se subieron menos en un caso en el que intervino Ciudadanos y negociamos que se bonificara el 100% del impuesto de sucesiones y donaciones.
Esto fue consecuencia del último pacto presupuestario con el anterior Gobierno. ¿Cómo enfocarían una rebaja fiscal?
Primero reduciendo gasto público. Racionalizándolo.
¿De dónde?
Hay un informe de la AIReF (Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal) que dice que centralizando compras y recursos humanos y financieros se puede ahorrar 40 millones de euros. Empecemos por ahí. Empecemos por todo el gasto superfluo: Fundación Comillas, seis millones de euros al año. En la orla de la Fundación hay ocho profesores y seis alumnos. Compra de ecógrafos y prótesis cada uno a un fabricante distinto... Quitando la grasa adiposa, quitando chiringuitos se puede ahorrar sin tocar la Sanidad, la Educación y la Dependencia. Una vez hecho, se tiene margen. Nosotros nos conformamos con que no suban los impuestos, pero pueden bajarse. Todos los países europeos los están bajando.
¿Cómo valora el trabajo de sus cargos municipales? En concreto le pregunto por el caso de Santander, en donde sus dos concejales se han integrado en un equipo de gobierno con el Partido Popular.
Muy bien. Hay que tener en cuenta dos circunstancias: acaban de llegar y que están en una maquinaria cuajada de décadas del Partido Popular. Y hay que hacerse valer. El Partido Popular tiene que entender que no tiene la mayoría absoluta. Yo creo que Javier (Ceruti) y María Luisa (Sanjuán) están donde tienen que estar. Creo que lo que están haciendo en Urbanismo es lo que había que hacer, es sensato, es parar un poquito y volver a repensar los proyectos importantes que son el futuro de diseño de Santander. En Cultura estamos haciendo lo mismo.
¿Ve sólido el equipo de gobierno de Santander?
Sí, es una mayoría minoritaria. Se necesita un voto o una abstención para aprobar los presupuestos. Es bueno, además, que se necesite dialogar, que, después de 40 años de gobierno del Partido Popular, entre un partido que entre, que pare y abra las ventanas. Negociar con otros partidos los presupuestos es sano. Lo que no es bueno son los rodillos a los que nos tienen acostumbrados en Andalucía o el PP de aquí.
Las matemáticas pudieran haber deparado otro gobierno en Santander pactando con partidos ahora en la oposición. Esta posibilidad, ¿qué le pareció?
Fuimos claros en su momento. Nuestro socio preferente era el Partido Popular y es lo que hemos llevado casi en todas las autonomías o en los ayuntamientos. No me planteo lo que pudo haber sido o lo que me guste o no. Yo estoy aquí para mejorar la vida de los santanderinos y los cántabros. Mis apetencias me las dejo en casa para mi vida privada. Si hubiésemos creído que otro proyecto hubiera sido bueno lo hubiésemos hecho. Creemos que hemos apoyado el proyecto bueno y de momento las cosas van bien.