Miguel Saro (IU): “PP y Ciudadanos han fracasado en todo y esta es una legislatura perdida para Santander”
Miguel Saro (Santander, 1975) abandonará sus responsabilidades como concejal en el Ayuntamiento de Santander tras la celebración de las elecciones del próximo 28 de mayo. Después de dos legislaturas como edil de la oposición, este abogado especializado en los campos del derecho de consumo y bancario, un trabajo que ha compatibilizado con su labor municipal, quiere dar un paso atrás en la representación institucional tras una etapa en la que reconoce cierta “frustración” por no haber conseguido propiciar un “cambio necesario” en la ciudad y en la gestión de los servicios públicos que presta la ciudad. “PP y Ciudadanos han fracasado absolutamente en todo y esta es una legislatura perdida para Santander”, denuncia.
Como concejal de Unidas por Santander, la coalición formada por Izquierda Unida, Podemos y Santander Sí Puede, Saro ha hecho especial hincapié estos años en cambiar la imagen que los propios santanderinos tienen de sí mismos y que se proyecta en la falta de alternancia en el poder en el Consistorio durante toda la etapa democrática. “Santander es vista como una ciudad anquilosada, atontada y pasmada mirando al sur, a su bahía, a su hostelería y a su ensanche como si no hubiera nada más, que tiene un pasado reconocido en sus calles de cultura de guerra y violencia”, lamenta. Para revertir esta tendencia, confía en el papel que pueda jugar su sucesor al frente de la coalición de izquierdas, Keruin P. Martínez, que confía que sea clave en la futura gobernabilidad de la capital cántabra. “Solo pido a los partidos más votados de la actual oposición, sean quienes sean, que actúen con inteligencia, hagan un diagnóstico acertado de la realidad de Santander y sean lo suficientemente generosos para propiciar un cambio”, concluye.
El próximo 28 de mayo dejará la política municipal después de ocho años como concejal en el Ayuntamiento de Santander. ¿Qué balance hace de esta etapa?
Me he esforzado por poner en la agenda de Santander temas que no habían estado en la historia política de la ciudad o que habían estado en muy poca medida, sobre todo para mejorar la eficacia de los servicios que presta el Ayuntamiento. He intentado que se amplíe la cartera de servicios, porque hay competencias municipales que no se prestan o no están desarrolladas. Y desde una perspectiva de gestión de lo público, de gestión directa. Es algo que en Santander ha brillado por su ausencia, porque lo que ha hecho el Partido Popular, que no es extraño porque lo hace en más administraciones, es dedicarse al folclore y la representación institucional y olvidarse de los servicios. No han sido unos gestores eficaces. Los ayuntamientos son, por encima de todo, entidades prestadoras de servicios. Es algo que el Ayuntamiento de Santander no está haciendo.
Su marcha es una decisión personal después de dos legislaturas en el Consistorio. ¿Se va con la sensación del deber cumplido o con la frustración de no haber sido capaz de propiciar un cambio en Santander?
Sí, me voy bastante frustrado aunque crea que he cumplido parte de la agenda que teníamos planteada para esta legislatura. En Santander, como en todos los ayuntamientos, la estructura es piramidal y si no estás en el gobierno local es imposible que hagas cambios que sean trascendentes para los vecinos. Puedo hacer muchas propuestas, y reconozco que muchas se han aprobado en pleno incluso con los votos de miembros del equipo de gobierno, pero no han llegado a desarrollarse prácticamente ninguna, a pesar de reconocer sus bondades. ¿Por qué? Porque si no eres gobierno tienes las manos atadas. Hubo una oportunidad en 2015 y la volvió a haber en 2019 de propiciar un cambio en Santander y no se dio. En las dos ocasiones, Ciudadanos prefirió apoyar el Partido Popular, que es lo que me temo que haría en 2023 si se diera la ocasión. En ese aspecto, sí hay una cierta frustración.
Ciudadanos fue creado exclusivamente para apuntalar al Partido Popular en todos los órganos de poder del Estado
Se ha vivido una legislatura muy atípica, con un equipo de gobierno entre el PP y Ciudadanos completamente enfrentado, que ha trabajado casi de espaldas, pero que nunca ha estado en riesgo de romperse. ¿Qué opinión le merece esa posición política de Ciudadanos y cuáles crees que han sido los efectos para la ciudad?
Esa coyuntura que relatas expresa bastante bien cómo es el equipo de gobierno municipal en Santander. Hay un partido que tiene una visión patrimonial de la ciudad, como es el PP, que piensa que el Ayuntamiento es suyo y lo gestiona como si fuera su casa, no como un ente público. Cuando hay un agente externo y extraño lo trata como a un virus. El Partido Popular ha tratado a Ciudadanos como a un virus. Los dos concejales de Ciudadanos, por su parte, pese a manifestar reiteradamente que es imposible sacar adelante propuestas que mejoren la vida de los vecinos con el Partido Popular en el gobierno, han seguido apoyando a ese sistema inmune que intentaba destruirlos, que es el Partido Popular. Refleja muy bien cuál es la naturaleza de ese partido, que fue creado exclusivamente para apuntalar al Partido Popular en todos los órganos de poder del Estado. Lo peor de esta legislatura en Santander ha sido la incapacidad del equipo de gobierno de sacar adelante una sola propuesta que fuera útil para los vecinos de Santander, tanto en materia de inversión, como de reorganización de los servicios públicos, como de mejora de la representación y participación vecinal. En Santander, PP y Ciudadanos han fracasado absolutamente en todo y esta es una legislatura perdida para la ciudad.
Santander es vista como una ciudad anquilosada, atontada y pasmada mirando al sur, a su bahía, a su hostelería y a su ensanche como si no hubiera nada más, que tiene un pasado reconocido en sus calles de cultura de guerra y violencia
¿Y de qué se siente más orgulloso de estos ocho años como concejal?
Estoy especialmente satisfecho de aquellas propuestas que han puesto encima de la mesa una forma distinta de gestionar la ciudad, una forma distinta de gestionar los servicios públicos a través de la remunicipalización y la gestión directa de algunos servicios cuyo fracaso con la externalización ya ha sido puesto de manifiesto incluso a través de los propios funcionarios municipales con informes y expedientes de fiscalización, y también de las propuestas que han ido en el sentido de dar voz a una visión de Santander que no es la oficial. Santander es vista desde fuera, y muchas veces desde dentro, como una ciudad anquilosada, atontada y pasmada mirando al sur, a su bahía, a su hostelería y a su ensanche como si no hubiera nada más, que tiene un pasado reconocido en sus calles de cultura de guerra y violencia, de ensalzamiento de los vencedores fascistas de la guerra, y mis propuestas han ido en el sentido de reconocer que hay otro modelo de ciudad, de reconocimiento y de memoria. Defendemos una ciudad más plural y creo que hemos conseguido que se vea a Santander como una ciudad que quiere ser más dinámica, en la que se puede mejorar la actividad económica y parar la sangría de la pérdida de población, que los jóvenes tengan alternativas.
Como decía, la sensación general, o el mantra impuesto históricamente después de tantos años sin alternancia en el poder, es que Santander es una ciudad de derechas e inmune al cambio. ¿Sin echar abajo esa visión propia de los santanderinos es imposible mandar al PP a la oposición?
No, claro. Es necesario que esa dinámica se revierta, pero creo que ya llevamos tiempo cambiando esa tendencia. Antes de 2015, por ejemplo, no hubo ningún representante a la izquierda del PSOE en el Pleno municipal. Durante estos ocho años, ha habido varios representantes y creo que hemos hecho un trabajo bastante digno, en el que se reconocen muchos vecinos de Santander. Siempre, para intentar llevar a cabo algunas políticas avanzadas, hace falta ser ambiciosos. Si no defendemos nosotros la recuperación de lo público y una mayor eficacia en los servicios municipales, ningún partido va a llevar a cabo esas políticas de izquierdas. Sí creo que se está produciendo un cierto cambio en la ciudad. Es verdad que la población está cada vez más envejecida, que la gente joven huye, pero también es cierto que los vecinos son conscientes de que los servicios públicos que presta el Ayuntamiento de Santander que gobierna PP y Ciudadanos son malos y no solucionan los problemas históricos de la ciudad.
Sin embargo, debería ser obligatorio para la oposición hacer autocrítica, porque ni en los peores momentos para la ciudad ha sido capaz de fraguar una mayoría alternativa que recabe el apoyo de los vecinos. ¿Cree que PSOE y PRC han desaprovechado una ocasión histórica esta legislatura para propiciar ese cambio que los números hacían posible?
Sí, sí, desde luego que han desaprovechado una oportunidad histórica en todas las ocasiones en las que ha habido alguna posibilidad de cambio, porque yo tengo una relación personal bastante buena con todos los concejales, también con los del equipo de gobierno, incluido Javier Ceruti, y he visto que lo estaban machacando bastante... Pese a lo cual, él no ha manifestado pública y abiertamente la necesidad de un cambio. Yo, cuando he visto alguna oportunidad, he hablado con los portavoces de todos los grupos y he intentado coser, en la medida de mis posibilidades, alguna alternativa que permitiera dar un cambio a Santander. No confío en Ciudadanos, pese a que sus dos concejales sabían que con el PP no iban a conseguir nada. Aún así, en el PRC y en el PSOE no he visto la suficiente ambición y creo que no han hecho todo lo que tenían que hacer, negociando con Ciudadanos, porque una moción de censura necesita la firma de una mayoría absoluta de concejales. No se plantea a ver qué pasa, y por eso hay que negociar mucho antes de ir más allá. No ha habido ninguna posibilidad, porque los grupos que deberían formar parte de ese gobierno alternativo no han negociado, y hay que recordar que esos tres partidos tenían votos suficientes para alcanzar los 14 concejales suficientes. A Ciudadanos ya le he hecho el reproche, porque han elegido seguir con Gema Igual, pero ni PSOE ni PRC han hecho lo suficiente.
Solo pido a los partidos más votados de la actual oposición, sean quienes sean, que actúen con inteligencia, hagan un diagnóstico acertado de la realidad de Santander y sean lo suficientemente generosos para propiciar un cambio en la ciudad
La realidad es que el apoyo electoral del Partido Popular ha ido en descenso de manera progresiva durante las últimas legislaturas, y tanto Íñigo de la Serna como Gema Igual han gobernado los últimos ocho años en minoría, primero con el apoyo de dos tránsfugas de Ciudadanos y después con dos concejales de Ciudadanos dentro del equipo de gobierno y el apoyo externo de Vox. ¿Confía en que esa tendencia pueda consolidarse el próximo 28M y que ahora sea posible el cambio?
Creo que sí y pienso que se va a consolidar esa pérdida de apoyos del Partido Popular. ¿Por qué? Porque la sobrerrepresentación que ha tenido el PP en algunas legislaturas les permitió crear un escenario, un atrezzo, alrededor de su gestión, de apariencia de smart city y gobierno eficaz. En cuanto han perdido esa mayoría que les permitía sacar adelante cualquier propuesta a través del rodillo y han tenido que enfrentarse a una crítica fundada, no pudiendo sacar adelante proyectos que eran puro humo electoral, se está viendo desnuda la incapacidad de su gestión y la pobreza de su proyecto. Lo único que tiene que hacer el Ayuntamiento es prestar eficazmente servicios que los vecinos ven y necesitan en su día a día. ¿En qué medida y cuánto va a ser el desgaste del PP? Yo creo que el suficiente para propiciar el cambio. Solo pido a los partidos más votados de la actual oposición, sean quienes sean, que actúen con inteligencia, hagan un diagnóstico acertado de la realidad de Santander y sean lo suficientemente generosos como para propiciar un programa ambicioso de cambio en la ciudad.
¿Para la coalición de Izquierda Unida y Podemos el objetivo debe ser aumentar su representación o si esa mejora electoral no es útil para un cambio en la Alcaldía será un fracaso?
¡Desde luego! Nuestra ambición es ser una herramienta de cambio. Ya lo fue en 2019. De hecho, la justificación de repetir yo como candidato en ese momento, y no lo oculto, era que veía la posibilidad de un cambio en Santander, que no se propició por muy pocos votos. Tenemos en nuestra propia naturaleza el cambio en la ciudad, somos la principal palanca de cambio. La coalición de Izquierda Unida y Podemos lo tenemos en los genes. En estos ocho años hemos desnudado la incapacidad y la pobre gestión del PP, la ineficaz prestación de los servicios públicos y algunos de los principales problemas de la ciudad, como la pérdida de población o del dinamismo económico. Proponemos alternativas de cambio para que los vecinos de Santander estén satisfechos de vivir aquí. Nuestra única perspectiva real de ser útiles es propiciar ese cambio en el gobierno para que cambie la ciudad.
Y si ahora ve aún más cerca ese cambio, ¿por qué no repetir de nuevo como candidato si considera que puede ser útil?
Porque la política es algo que se debe practicar durante un tiempo muy concreto. Yo, durante el tiempo que he sido concejal, he compaginado mis tareas institucionales y representativas con mi labor como abogado y no se puede estar tanto tiempo haciendo dos cosas a la vez. Mi tiempo ha acabado, vuelvo a centrarme exclusivamente en mi trabajo y mi familia, abandono la representación, y seguiré apoyando políticamente desde fuera en la medida de mis posibilidades. Esto desgasta mucho y la energía se pierde. Tengo que dedicarla a lo que mejor sé hacer, que es el ejercicio de la abogacía y a cuidar de mi familia.
¿Cuál debe ser entonces la meta de su sucesor, Keruin P. Martínez?
Confío en que él tenga la capacidad para coser esa alternativa y propiciar el cambio real que Santander necesita. El objetivo es mejorar la vida de los vecinos, en una ciudad en la que los servicios se presten eficazmente, las calles estén limpias, el transporte público funcione, sea una ciudad más habitable desde el punto de vista medioambiental y recuperamos parte de esa población que ha huido, que han sido más de 20.000 personas en los últimos 25 años.
Izquierda Unida y Podemos han conseguido finalmente concurrir en coalición en Santander en estas próximas elecciones, algo que se puso en duda y estuvo a punto de frustrarse durante las negociaciones. ¿Cuál ha sido la clave de ese entendimiento? ¿Han hecho de la necesidad virtud?
Ha habido mucho ruido en el ámbito estatal en el espacio de Unidas Podemos, lo cual no ha facilitado el acuerdo, pero estoy muy satisfecho de que finalmente haya sido posible. No he estado participando activamente en las conversaciones, con lo que no soy el más indicado para destacar la clave del acuerdo, pero estoy encantado de que se produzca y vayamos en coalición.
A pesar de ese ruido que señala, también en una mayoría de municipios de Cantabria y en la lista autonómica para el 28M se ha alcanzado ese acuerdo que, en principio, debería mejorar las expectativas electorales de las izquierdas en los próximos comicios. ¿Confían en poder ser determinantes en la próxima legislatura?
Sí, por supuesto. Además, hay que recordar que muchas políticas municipales dependen del marco normativo que se fije desde la comunidad autónoma. Cantabria ha desatendido históricamente muchas competencias que tiene. No puedes pedir esas responsabilidades solo para la foto, tienes que ser capaz de gestionarlas, dando el marco normativo a los ayuntamientos. La presencia de la coalición de Izquierda Unida y Podemos en el Parlamento de Cantabria debe ser esa palanca de cambio también en la comunidad autónoma. Hay que abandonar el mero desarrollismo y el cultivo de la costa, las playas y las terrazas como única política útil para el Gobierno, contribuyendo activamente a la destrucción de nuestro entorno.
Para ser exigentes debemos hacer algo distinto a lo que se hizo en el pasado, que fue apoyar una investidura desde fuera sin ninguna garantía de poder cumplir los legítimos objetivos políticos que planteamos
La aritmética electoral tanto en el Ayuntamiento de Santander como en el Parlamento de Cantabria puede hacer insuficientes los votos de PRC y PSOE para formar gobierno y el papel en ese caso de los representantes de Izquierda Unida y Podemos será determinante, como señala la encuesta que publicamos esta misma semana en elDiario.es. ¿Cuál debería ser la posición de la coalición en ese caso? ¿Se plantean permitir la investidura a través de pactos de legislatura o exigirán entrar a formar parte del Gobierno?
[Piensa] No soy quién para decir a quienes serán diputadas lo que deben hacer, pero sí pienso que debemos aprender de los errores del pasado. En la legislatura de 2015 a 2019, donde hubo un grupo político como Podemos a la izquierda del PSOE en el Parlamento de Cantabria, no recordamos que hayan tenido un peso específico relevante en la toma de decisiones o en la aplicación de las políticas públicas del Gobierno de Cantabria, Por ello, aprendiendo del pasado, deberíamos ser más exigentes de lo que fue en su día ese grupo parlamentario de Podemos. Creo que hemos aprendido, conocemos cuáles son las competencias del Gobierno de Cantabria, hemos estudiado y sabemos cuáles son los puntos fuertes y débiles del Ejecutivo autonómico, con lo que para ser exigentes debemos hacer algo distinto a lo que se hizo en el pasado, que fue apoyar una investidura desde fuera sin ninguna garantía de poder cumplir los legítimos objetivos políticos que planteamos.
Miguel Saro dejará la política municipal y no concurrirá a las próximas elecciones en Santander, pero ¿renuncia también a la política institucional o estaría dispuesto a tener otro papel a partir del 28M si así se lo pide su partido para trabajar en un hipotético Gobierno de coalición?
[Piensa] Estoy un poco cansado de la política municipal, lo reconozco, pero yo no he abandonado la política y sigo afiliado en mi partido, por lo que si consideran que puedo ser de utilidad y tengo margen para compatibilizarlo con mi vida personal y con el cuidado de mi familia, podría valorarlo. No lo sé, la verdad. No me lo he planteado. Estoy dispuesto a estudiar cualquier posibilidad si soy útil, pero lo que he buscado al abandonar la responsabilidad directa es descansar un poco y dedicarme a mi trabajo, que es la abogacía.
En el caso de Santander, ¿cuáles serán las líneas rojas o las prioridades fundamentales para que su partido pueda apoyar un cambio político en la Alcaldía?
Lo primero, un estudio de las necesidades reales de la plantilla municipal. Hay muchísimas vacantes, hay muchos servicios que tienen un enorme déficit de personal. Hay que hacer un estudio en profundidad para mejorar la eficacia. Esto es algo que Ciudadanos presumía que iba a hacer en 2019, pero estamos en 2023 y no ha empezado siquiera. Luego, fiscalizar todos los contratos públicos de los servicios que están externalizados para intentar su recuperación al menor coste posible, para que haya una gestión directa desde el Ayuntamiento de Santander, para mejorar las condiciones de trabajo de los empleados públicos, para ser más útiles para los vecinos y para ahorrarnos dinero, porque hay un ahorro en la gestión directa, eso es evidente. No vamos a renunciar a eso. Y hay una oportunidad muy grande en política de vivienda. Aquí va a haber unos recursos muy numerosos que se van a movilizar, que fue una propuesta en su día del grupo confederal de Unidas Podemos para que los pisos de la Sareb, del banco malo, se pongan a disposición de las comunidades autónomas y los ayuntamientos para crear un gran parque público de vivienda. Es fundamental disponer de él porque hay una gran necesidad de que la vivienda deje de ser un bien mercantil exclusivamente. Además de eso, sería importante que elementos que son contrarios a una memoria democrática y a una visión de la ciudad de Santander plural y que respeta los derechos humanos sean eliminados. El Partido Popular tiene un aprecio especial a cualquier cabo chusquero, militar alzado o fascista de la Guerra Civil, y eso hay que eliminarlo. Y no solo eso, que es la parte más destacada: también otros muchos elementos culturales de la memoria de Santander a los que hay que dar un repaso para que haya un ámbito de representación que no descanse exclusivamente en la entrega de todos los espacios públicos a los grandes gestores culturales y a las grandes firmas de gestión cultural privada. Hay que hacer algo más, llevando la educación y la cultura a todos los barrios de la ciudad, abandonando una política de inversiones que se basa en tener aparentemente muy bonito el centro de la ciudad y abandonados los barrios. Hay que mejorar y recuperar todos los órganos de participación, porque están extinguidos. Ahora son totalmente inoperativos.
Hablábamos antes de los acuerdos electorales de Izquierda Unida y Podemos en Cantabria, que no fueron posibles en otras convocatorias previas. ¿Cómo está viendo desde la distancia la negociación de una futura coalición a nivel nacional entre Podemos y Sumar?
Uf, hay mucho ruido, la verdad... Estoy viendo la actitud entre los dos elementos muy similar a la que hubo en 2014 cuando nació Podemos, y cuando desde Izquierda Unida se les reprochaba que eran un partido fomentado por los medios del capital. “El partido de La Sexta”, le llamaban muchos... [Ríe]. Se repiten los argumentarios. Está claro que no eran tan malos, cuando hemos llegado a acuerdos y hemos ido juntos en multitud de procesos electorales desde aquella fecha, a partir de 2015, aproximadamente. Por tanto, todos los reproches que se hacen hoy en día a Sumar los tengo amortizados. Aquel producto electoral, como fue Podemos en 2014, fue muy exitoso, asumiendo la autocrítica y que los proyectos personalistas tienen una fecha de caducidad bastante breve, y eso no hay que olvidarlo. Hay que ser autocríticos, pero decir lo mismo de Sumar que decíamos nosotros de Podemos cuando nació tiene poco sentido. Dio un meneo importante a todo el espacio político y el saldo es positivo, pero hay que conocer los tiempos y saber que los partidos solo tienen sentido si tienen alguna utilidad. Yo soy consciente de que el espacio de Izquierda Unida como plataforma electoral ha dejado de ser útil. Y Podemos, como herramienta y plataforma electoral, probablemente su utilidad sea bastante pequeña, por lo que no podemos cegarnos defendiendo nuestras banderas y nuestros símbolos exclusivamente, sino la fórmula que consiga los mayores objetivos y sea más útil para los ciudadanos. Hay políticas más identitarias y de golpes en el pecho que son eso, simplemente.
¿Y esa guerra interna en el espacio político de la izquierda que se está dirimiendo en los medios no está tapando otros éxitos en la gestión desde el Gobierno de España?
Sí. Lo que trasciende del debate es la crítica más acerada y radical. No creo que sea justo porque, pese a la crítica que se está haciendo, se sigue trabajando en el Gobierno de coalición y en el Congreso de los Diputados, pero es cierto que corremos el riesgo de que si el grado de crítica sube un tono más, acabemos en un contexto que va a ser perjudicial para todos.
Sobre todo, de desconfianza entre la militancia si finalmente se llega a un acuerdo... ¿Luego es posible recuperar la colaboración y trabajar como si no hubiera ocurrido nada?
Es curioso, pero sí es posible. Se está trabajando incluso en este contexto, porque las coaliciones entre Izquierda Unida y Podemos están avanzando en prácticamente todos los ámbitos territoriales, allí donde había posibilidad, al margen de este contexto nuevo que genera Sumar. Es verdad que existe cierta tensión, pero avanzamos en el trabajo. Quien no venga llorado de casa a la política, es mejor que no se dedique a esto. Hay que abundar en lo positivo y dejar en un segundo plano las críticas que son más personales y menos constructivas.
Comparte militancia con la vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. ¿Qué opinión le merece su trabajo y su proyecto?
La considero una persona muy capaz y es alguien perfectamente preparada para aglutinar a muchas sensibilidades en el mundo de la izquierda. Es cierto que el contexto del que parte está favorecido por estar dentro del Gobierno de España y tener acceso al Boletín Oficial del Estado, pero creo que se cuentan bastantes más numerosos sus aciertos que sus errores. Me parece una persona muy adecuada y la más capaz de las que hay ahora mismo en el espectro de la izquierda para sacar adelante un proyecto que transforme el país y mantenga el pulso, o incluso mejore los logros que ha conseguido la coalición de Unidas Podemos a nivel estatal. Siempre, eso sí, recordando que sin estructura de partido y sin participación de los militantes es difícil que ningún proyecto dure.
¿Hay posible llegar a las próximas elecciones generales con dos proyectos políticos distintos a la izquierda del PSOE o Podemos y Sumar están condenados a entenderse si no quieren quedar en la irrelevancia y propiciar indirectamente un futuro gobierno del PP y Vox?
Sí, sí. Están condenados a entenderse. En otro caso, sería un desastre absoluto. Probablemente un desastre más para una parte que para la otra, pero sobre todo para la población española y para el futuro del Gobierno de coalición. Dejaría en bandeja un Gobierno del PP y Vox. Llegar a acuerdos supone hacer un balance de qué es lo que nos une y qué nos separa, y lo que nos une es mucho más. Convertir eso en una maquinaria útil, eficaz y que trabaje para el interés general es más difícil de conseguir, pero no va a quedar más remedio. No sé de qué tipo, pero estoy seguro de que va a haber acuerdo.
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