Pedro Casares (Santander, 1983) se estrena en esta nueva convocatoria electoral del 10 de noviembre como cabeza de cartel del PSOE al Congreso por Cantabria. Es uno de los dirigentes socialistas más cercanos a Pedro Sánchez y ha sido su hombre de confianza en la comunidad desde que el hoy presidente del Gobierno en funciones comenzó su periplo en las primarias en las que dio la sorpresa y se impuso al 'aparato' de Ferraz. Ahora, tras dos intentos fallidos de lograr el cambio en Santander, este doctor en Economía y profesor universitario da el salto a Madrid con la responsabilidad de mantener unos resultados que el 28A fueron históricos para su partido. Y lo hace con mensajes claros y contundentes para sus potenciales votantes: “Es impensable que el Partido Socialista gobierne con el Partido Popular. Por tanto, el que lance este tipo de mensajes, el que trate de confundir al electorado, creo que se equivoca porque tiene un recorrido muy corto”, zanja al respecto de una gran coalición. Y tiene dardos para todos sus contrincantes en las urnas: las tres derechas de PP, Ciudadanos y Vox, pero también Unidas Podemos o el Partido Regionalista de Cantabria, único aliado del PSOE en la investidura fallida del pasado verano.
El PSOE consiguió en abril la victoria en las elecciones generales en Cantabria por primera vez 25 años con una participación que rozó el 80%. ¿La abstención será el principal enemigo de los socialistas el 10 de noviembre?
Yo confío en que los cántabros y las cántabras vuelvan a dar una lección en lo que se refiere a la participación. Esta comunidad siempre vota por encima de la media nacional porque los ciudadanos saben de la importancia de ir a votar en unas elecciones como las del 10 de noviembre, que después de meses de bloqueo son decisivas. Por lo tanto, confío en que mucha gente acuda a las urnas y por supuesto vamos a hacer un ejercicio durante los próximos días para explicar a la gente de la importancia del voto. En lo que tenemos que trabajar los partidos políticos, especialmente el PSOE, es en intentar movilizar al electorado. Si el electorado progresista de Cantabria se moviliza, y lo hace sabiendo de la importancia del voto útil, porque el Partido Socialista es la única formación de izquierdas con posibilidad de obtener representación electoral, estoy seguro de que la victoria del PSOE en Cantabria llegará nuevamente, repitiendo ese hito que conseguimos en el mes de abril.
¿Y cómo se combate esa desmovilización del electorado de izquierdas, frustrado después de meses de bloqueo y enfadado por la falta de entendimiento entre el PSOE y Unidas Podemos para poner en marcha un nuevo Gobierno?
Si hemos sacado algo en claro de todos estos meses es que el PSOE es quien menos responsabilidad tiene y el que menos quería una repetición electoral, porque nosotros ganamos las elecciones de abril y con muchísima diferencia con respecto al siguiente partido, tanto en votos como en diputados. Por tanto, no queríamos estar aquí. Lo cierto es que partidos a la derecha, como Ciudadanos y Partido Popular, y a la izquierda, como Unidas Podemos, han bloqueado la posibilidad de un Gobierno progresista y creo que eso los ciudadanos lo ven.
Algo que puede incentivar la participación es decirle a la gente lo que hemos hecho en estos 15 meses con un Gobierno, además, en minoría. Imagínense que si con un Gobierno en minoría hemos conseguido subir el salario mínimo interprofesional, recuperar el subsidio de prestación por desempleo para mayores de 52 años, ese plan de lucha contra la explotación laboral o la pobreza infantil, ¿qué podríamos hacer con una mayoría más amplia? Esto es importante explicarlo para que el voto progresista se concentre, porque el 10 de noviembre solo hay dos opciones: o gobierna el Partido Socialista, que ya ganó las elecciones y las va a volver a ganar, o volvemos al bloqueo de los que no quieren que gobierne el PSOE y les da igual juntarse para frenar ese Gobierno de Pedro Sánchez.
Lo cierto es que los sondeos indican que la fragmentación continúa y que en el reparto de escaños entre bloques no habrá grandes diferencias. ¿Cómo va a sumar entonces el PSOE una mayoría suficiente para sacar adelante la investidura y garantizar la estabilidad durante cuatro años?
Por eso es tan importante que el 10 de noviembre tengamos un mejor resultado electoral y un mayor apoyo. Es fundamental que la gente progresista, que la gente que quiere avanzar, que quiere desbloquear el país, que quiere que haya un Gobierno, apueste por el PSOE y nuestro resultado electoral sea más contundente que el del 28 de abril. A partir de ahí, yo creo que todos los partidos políticos tienen que hacer un ejercicio de responsabilidad. No podemos estar continuamente votando. Lo que hay que hacer es respetar lo que los españoles han votado en las urnas. Si no hay alternativa, que es lo que pasaba ahora, lo razonable es dejar gobernar al partido que ha ganado las elecciones por amplia mayoría. Nosotros queremos un Gobierno de progreso para hacer políticas de progreso. Al resto de partidos políticos, si no tienen alternativa, lo que les vamos a pedir es que faciliten con su abstención que arranque la legislatura.
Hablaba de logros en estos meses de Pedro Sánchez en La Moncloa, como la subida del salario mínimo o la lucha contra la pobreza, y sin embargo, en esta precampaña no se está hablando de esos temas, sino que la agenda política está totalmente eclipsada por lo que ocurre en Cataluña. ¿Cómo cree que puede influir esa crisis política y social que se está viviendo?
Naturalmente, Cataluña está centrando mucho el debate político porque probablemente es el mayor desafío territorial al que se ha enfrentado la democracia española. Creo honestamente que el PSOE está sabiendo estar a la altura de las circunstancias. Es una situación extremadamente complicada y el Gobierno está actuando con firmeza y serenidad, intentando buscar una solución en Cataluña. Algunos quieren ley sin diálogo, como el PP y el resto de las derechas; otros quieren diálogo sin ley, como los independentistas; y el Partido Socialista lo que defiende es que en Cataluña tiene que haber ley y diálogo. No habrá nada fuera de la ley, pero es imposible sin diálogo, porque sería tanto como renunciar a la política.
Sinceramente, me parece que los españoles entienden la posición del Gobierno y afortunadamente hay un Gobierno del PSOE para afrontar esta situación. Somos un partido que es una garantía de cohesión territorial. Estamos en todas las comunidades autónomas, tenemos representación en todos los territorios, y somos el partido que más puede cohesionar el país en estos momentos. La situación de Cataluña es muy difícil, pero hay mucha gente en Cataluña que quiere seguir viviendo, que quiere que se respete la convivencia, y que en estos meses, en estas semanas, lo han tenido complicado. El pueblo catalán es mayoritariamente un pueblo pacífico, a la vanguardia, que ha demostrado durante mucho tiempo ser un orgullo y nosotros queremos que eso siga siendo así. Ese es el camino. Independientemente de lo que pase el 10 de noviembre, hay algo más importante: que le demos una solución política a Cataluña porque es dar una solución política a España. A pesar de este escenario electoral, en el que hemos visto la irresponsabilidad de la mayor parte de los partidos políticos, incentivando el enfrentamiento con estrategias cortoplacistas, pensando en un puñado de votos, el PSOE está pensando en el futuro de España.
¿No ha habido un error de cálculo al llegar a esta repetición electoral con el horizonte judicial que teníamos por delante, poniendo en riesgo para el PSOE esa victoria del 28 de abril?
Bueno, es que el escenario de la repetición electoral, insisto, es un escenario que el Partido Socialista no quería. Hemos llegado a él después de nuestra victoria con el doble de votos y el doble de diputados, no habiendo tampoco una alternativa política. Nadie lo ha planteado. Estamos aquí porque Podemos ha dicho que no a un Gobierno progresista de Pedro Sánchez, y habíamos sido generosos, porque habíamos tratado de alcanzar un acuerdo programático primero, y habíamos ofrecido entrar en el Gobierno después, pero les pareció poco. En fin, hemos hecho esfuerzos, teniendo en cuenta que solo puede haber un Gobierno, que no podía haber dos gobiernos en uno.
Y luego hemos visto lo de siempre: cómo la derecha ha antepuesto sus intereses a la gobernabilidad de España en un momento en el que hace falta cuanto antes tener un Gobierno estable. No solo por la situación de Cataluña, sino en todo el mundo, por el escenario internacional y el riesgo a que afecte a la situación económica del país hechos como el Brexit. No ha sido algo deseado por el PSOE y, paralelamente a eso, los tiempos de la justicia son los que son y ahí no interfiere el Gobierno.
¿Qué credibilidad le da al sondeo del CIS, que es el único que dibuja un panorama alentador para su partido?
Hago alguna reflexión: La encuesta del CIS es probablemente la más potente que se hace en España por la técnica, por los recursos que se dedican y por los profesionales que la realizan. Estamos, por tanto, ante la encuesta más fiable del país. Y una segunda consideración: hoy por hoy, todas las encuestas dan que el PSOE va a ganar las elecciones y va a ser la primera fuerza política, algo en lo que coincide el CIS. Y una tercera consideración: es fácil criticar las encuestas cuando a uno no le vienen bien, pero ya vimos en abril cómo todos los partidos, PP, Ciudadanos, Podemos… cargaron contra la encuesta del CIS y la realidad es que fue la encuesta que más se acercó a los resultados definitivos del 28 de abril. ¿Qué pasará el 10 de noviembre? Pues lo sabremos el 10 de noviembre con la mejor encuesta que hay, cuando los españoles voten en las urnas. Creo que el CIS no va mal encaminado en una tendencia que marca, porque los españoles están valorando lo que el PSOE está haciendo.
En su mitin en Santander con Pedro Sánchez extrañó incluso a sus propios compañeros el tono duro que empleó contra el PRC, actual socio del PSOE en el Gobierno de Cantabria y en la inmensa mayoría de municipios de la comunidad, además del único partido que dio su apoyo a Pedro Sánchez en su investidura fallida. ¿Por qué esas descalificaciones contra un aliado? ¿Compiten por el mismo electorado?
Son cosas distintas. Es cierto que el PSOE tiene un buen acuerdo en el Gobierno con el PRC, y le va bien a Cantabria. Y se ha firmado un buen pacto para la comunidad y para muchos ayuntamientos, y eso es positivo para la región. Pero ahora estamos hablando del Gobierno de España, estamos hablando de si Pedro Sánchez es presidente o de si gobiernan las derechas, con Pablo Casado, Vox y compañía. De eso estamos hablando en las elecciones del 10 de noviembre. Nos estamos jugando algo mucho más importante que reclamar una u otra infraestructura, nos estamos jugando el Gobierno de la nación. Yo lo que le digo a toda la gente progresista que ha votado al PRC, o tiene dudas de hacerlo, es que piense en eso a la hora de votar. Es muy importante tener en Madrid a diputados y diputadas, senadores y senadoras, que tengan una interlocución directa con el Gobierno del Estado. Lo mejor para Cantabria es poder llamar directamente al presidente o a los ministros y contarles los problemas de la comunidad. Esa es la mejor forma, sin intermediarios. Pudiendo votar directamente a Pedro Sánchez, que es lo que votamos. Por eso insistía.
Y luego una segunda reflexión: gobernar España o tener un diputado en el Congreso es algo muy importante, y quiero que la gente sepa qué vamos a hacer con su voto. Que cuando se tramite la ley de la eutanasia, cuando se hable de los derechos de las mujeres, cuando se hable de la reforma laboral, cuando se hable del aborto, de la pobreza infantil, de la pobreza energética, del cambio climático… los ciudadanos sepan qué van a hacer con su voto. Y del PRC no sabemos lo que opina de todas esas cuestiones tan importantes para la vida de la gente. Es importante defender una infraestructura concreta, pero no solo, no hay que defender solo un tren, sino todo lo demás.
Y una tercera cosa: parece que Cantabria y la política han llegado con el PRC. Sin embargo, las grandes infraestructuras de esta tierra, el puerto, el aeropuerto, las autovías, todo el desarrollo, han venido de la mano de gobiernos socialistas. Como todos los avances de la comunidad, como el desarrollo de la sanidad y la educación pública o la dependencia. Yo hacía esa reflexión sobre el Partido Regionalista porque me parece importante que la gente sepa lo que nos estamos jugando...
También hubo críticas muy duras en esas intervenciones públicas para Unidas Podemos, que hasta hace muy poco era “socio preferente”, o así lo definía al menos el PSOE. ¿No dejan ninguna puerta abierta para una futura negociación? ¿Están rotos todos los puentes?
Lo decía antes: nosotros queremos que España tenga un Gobierno progresista y lo deseable es que los partidos que están a la izquierda apoyen a un Gobierno progresista. Por eso Podemos era un socio preferente, a tener en cuenta, un socio para llegar a acuerdos. Pero es que Podemos ha podido y no ha querido. Y no solo esta vez. Han tenido muchas oportunidades para votar un Gobierno de progreso y siempre han dicho que no. En los momentos importantes, acaban diciendo que no.
El actual Gobierno surgió de una moción de censura apoyada por Unidas Podemos. Pedro Sánchez es presidente gracias a ese apoyo.
Sí, tras una moción de censura en unas condiciones muy excepcionales, con un partido político en el Gobierno que, por primera vez en democracia, había sido condenado por corrupción. Prácticamente todo el Parlamento, con la excepción del PP y Ciudadanos, se pusieron de acuerdo porque era una situación insostenible. En esa circunstancia sí apoyaron un Gobierno de Pedro Sánchez. Pero han tenido ahora una oportunidad de apoyar de nuevo y no lo han hecho, cuando lo que se pedía apoyar son todas esas políticas tan importantes de igualdad, de mejora del salario mínimo, de derogar la reforma laboral, de aprobar la ley de la eutanasia… y han dicho que no.
En Cantabria es importante que concentremos el voto en la única fuerza progresista que puede obtener representación, que es el PSOE. El voto útil ahora es más necesario que nunca, porque PP, Ciudadanos y Vox han demostrado que allí donde pueden sumar, gobiernan, y existe un riesgo real de que las tres derechas sumen. Santander es un ejemplo de esto. Y espero que, después de las elecciones, Podemos recapacite y facilite un Gobierno de progreso, que será bueno para todos.
Y si la única fórmula para que eche a andar la legislatura es con una abstención o un apoyo del Partido Popular... ¿no lo descartan tampoco? ¿Qué le parecería?
En los últimos días se están lanzando mensajes de este tipo, que el PSOE va a pactar con el PP, que vamos a pactar con Podemos y los independentistas… Solo me gustaría hablar con los hechos y la palabra dada. Pedro Sánchez tuvo que dimitir como diputado y como secretario general del PSOE porque no estaba de acuerdo en facilitar un Gobierno del Partido Popular…
Pero sí que estaban de acuerdo muchos de sus compañeros de partido, y el PSOE se acabó absteniendo e hizo presidente a Mariano Rajoy…
Es impensable que el Partido Socialista gobierne con el Partido Popular. Por tanto, el que lance este tipo de mensajes, el que trate de confundir al electorado, yo creo que se equivoca porque tiene un recorrido muy corto.
A nivel personal, ¿qué supone dejar Santander solo unos meses después de ser candidato a la Alcaldía?
La gente que me conoce sabe que estos seis años han sido los más importantes de mi vida. He dedicado muchísimo trabajo y muchísimo esfuerzo a algo que me apasiona. Santander es la única capital de provincia en todo el Estado que no ha cambiado de gobierno y donde probablemente más falta hace un cambio y políticas de progreso que permitan avanzar a la ciudad. Me llevo muchísimo, he aprendido todo lo que sé en la política local, que es una escuela de formación y de contacto con la ciudadanía y con los problemas de la gente enorme, y ahora voy a tratar que toda esa experiencia y conocimiento de la realidad pueda trasladarla a Madrid. Eso es lo que voy a intentar y espero hacerlo con la misma dedicación, esfuerzo y trabajo que he puesto en Santander. Voy a seguir muy de cerca lo que pasa en Santander y Cantabria, voy a seguir muy pendiente de los problemas de los santanderinos y cántabros. Y espero que más pronto que tarde podamos tener ese cambio tan necesario en Santander, que está muy necesitada de ello. Cuando alguien conoce la política local, eso le marca para siempre y no se va nunca.
¿Y se va un poco frustrado de no haber conseguido ese cambio?
El sentimiento que más me llevo es el de agradecimiento a toda la gente que durante todo este tiempo nos ayudado, nos ha respaldado, ha visto en nosotros una alternativa para Santander. En mayo fuimos el partido que más votos, más porcentaje de votos y más concejales subió. Ese respaldo ciudadano lo sentimos muy cerca y es fruto del trabajo de un equipo que yo tenía el orgullo de liderar, y también sé que en las elecciones de mayo la gente votó cambio. Los vecinos votaron mayoritariamente cambio en Santander. El Partido Popular sigue acumulando un desgaste, sigue perdiendo concejales. Ese cambio lo frustró una fuerza política como Ciudadanos, que dedicó gran parte de su campaña a decir que hacía falta un cambio en Santander, que finalmente sus concejales hurtaron a la ciudad en contra de lo que habían dicho en las semanas previas. Por eso, además del agradecimiento, el otro sentimiento que tengo es el de ilusión, porque estoy convencido de que ese cambio se producirá más pronto que tarde.
¿Y ese salto al Congreso no es el reconocimiento de un fracaso?
No. Creo que probablemente lo contrario. El escenario de una repetición electoral no estaba en la hoja de ruta y, por tanto, la obligación de tener que hacer nuevas listas no estaba en el horizonte. Primero eran las elecciones generales y después las municipales. Yo tenía muy claro que mi compromiso era con Santander y por eso dije que me volvía a presentar a las elecciones municipales. Cuando se tuvieron que repetir las elecciones generales, el partido creyó que podía ser un buen candidato para liderar la candidatura del PSOE al Congreso, que había que impulsar nuestro proyecto político rodeado de un gran equipo, y mucha gente lo entendía como algo natural, formando parte de la dirección nacional del partido, estando muy cerca del presidente del Gobierno, la necesidad de tener diputados de la máxima confianza para trabajar en ese proyecto de cohesión y de unidad que el grupo parlamentario socialista tiene que desarrollar como fuerza mayoritaria del Congreso. Ese es el contexto en el que se produce ese cambio a la política nacional. Además, todas las etapas tienen un punto y aparte. Y la política también, después de seis años y haberme presentado dos veces a las elecciones municipales. Mi compromiso es con la política, con la ciudadanía y con el PSOE. Ahí he estado siempre y ahí seguiré estando.