Podemos Cantabria avanza con paso firme hacia la desaparición. Las guerras internas, los sucesivos cambios en el liderazgo y la práctica desarticulación de los círculos han llevado a la formación morada al borde de la extinción dentro del mapa político de la comunidad. Tras su fuerte irrupción hace cuatro años en las elecciones autonómicas, que condicionó buena parte de la legislatura, siendo clave incluso en la investidura de Miguel Ángel Revilla (PRC) o en la aprobación de los presupuestos, se enfrentan ahora a cuatro años de intrascendencia.
Los pésimos resultados obtenidos en los comicios del 26 de mayo reducen su presencia institucional a dos únicos concejales en todo el territorio, en Castro Urdiales y en Santa Cruz de Bezana, que además no son imprescindibles para garantizar la gobernabilidad de sus respectivos municipios. Por el camino, han perdido a sus tres diputados autonómicos y a su representante en el Congreso de los Diputados, ya que en las elecciones generales tampoco consiguieron revalidar su acta en la Cámara Baja.
La debacle en cifras es muy significativa: la candidatura autonómica que encabezó Mónica Rodero cosechó este domingo 10.120 votos, un 3,12%, muy lejos de la barrera del 5% que es imprescindible superar para tener presencia en el Parlamento de Cantabria, situándose como sexta fuerza política en Cantabria, por detrás de PSOE, PP, PRC, Ciudadanos y Vox. Frente a estos datos, la formación morada sumó hace cuatro años un total de 28.895 papeletas, que supusieron el 8,89% del electorado, que se tradujo en tres diputados y grupo propio en la Cámara.
Además, hay un antecedente más cercano aún que sitúa el foco del problema en Cantabria, ya que en las elecciones generales celebradas hace un mes, el pasado 28 de abril, Unidas Podemos obtuvo 36.555 votos, con un porcentaje del 10,22%. Es decir, que se han perdido 26.435 apoyos en apenas treinta días, el tiempo que ha pasado entre una convocatoria y otra.
Lo cierto es que en esa ocasión se llegó a las urnas en confluencia con Izquierda Unida y Equo, no como en el 26M, pero ahora no se alcanzó ese acuerdo global con otras fuerzas de izquierdas por la delicada situación interna del partido morado en Cantabria, con unas primarias paralizadas por los tribunales por falta de garantías y tras cesar a su cuarta secretaria general en cuatro años, con la imposición de una gestora desde Madrid que además impuso 'a dedo' a su cabeza de lista en estas elecciones.
Escasa presencia local
La desmovilización de los círculos municipales de Podemos es muy patente desde hace tiempo. El partido ha estado envuelto en graves crisis internas prácticamente desde su fundación, y esas guerras fratricidas han impedido o han frenado su implantación local. Después de cuatro años con fuerte presencia en las instituciones, la formación solo ha conseguido articular una decena de candidaturas en los 102 municipios de Cantabria, muy por detrás de Ciudadanos, pero también de Vox, que ha preparado su desembarco en apenas unos meses.
La cúpula de Podemos decidió no presentar candidaturas municipales en Cantabria en las elecciones de 2015 por su escasa presencia a nivel local, muy incipiente aún, y las marcas de la órbita de Podemos que concurrieron en aquellos comicios no lo hicieron bajo el paraguas de la formación que lidera Pablo Iglesias. Santander Sí Puede, Torrelavega Puede, Reinosa en Común, Sí Se Puede Laredo, Cabezón Puede o Asón en Común, por ejemplo, aprovecharon la ola y obtuvieron resultados muy positivos en aquella convocatoria electoral con muy pocos recursos.
Sin embargo, cuatro años después, y con una estructura organizativa que debería ser fuerte por el tiempo transcurrido desde su nacimiento, Podemos solo ha sido capaz de presentar una decena de candidaturas municipales. De ellas solo han salido dos concejales: Luis del Piñal, en Santa Cruz de Bezana, y Alberto Martínez, en Castro Urdiales. La aritmética electoral en sus respectivos ayuntamientos no les convierten en imprescindibles y está por ver cuál será su papel en la conformación de pactos, ya que no hay mayoría absoluta en ninguna de las dos corporaciones.
Pinchazo en las primarias
Los críticos con la gestora que controla el partido desde hace meses auguraban estos malos resultados tras la escasa participación en las primarias que se celebraron previamente para elegir a los candidatos que por primera vez en la historia de Podemos participarían en las elecciones municipales en Cantabria, en algunos casos, en confluencia con otras formaciones como IU o Equo.
En total, se presentaron 116 personas para formar las listas en diez de los 102 municipios de Cantabria y, lo que fue más llamativo, se contabilizaron 206 votos. Es decir, que más allá de los propios candidatos ni siquiera llegaron a inscribirse para votar un centenar de personas y eso que no era necesario pagar ninguna afiliación al partido, un requisito que sí es obligatorio en el resto de fuerzas políticas.
Fue en Santander donde mayor número de votos se contabilizaron (97), una cifra muy discreta teniendo en cuenta que se trata de la capital de Cantabria y que su población ronda los 175.000 habitantes. Pero más significativo aún fue la participación anotada en la segunda ciudad de la comunidad autónoma, en Torrelavega, donde tan solo siete personas ratificaron una lista formada por diez integrantes.
En la capital del Besaya fue donde menor interés despertó este proceso, solo por detrás de Suances, municipio en que solo refrendaron la candidatura tres personas. Camargo fue la segunda localidad con mayor participación y, al igual que en Astillero, se contabilizaron el mismo número de votos que integrantes (20 y 8, respectivamente). Tras Santander y Camargo, los municipios con mayor implicación fueron Castro Urdiales y Laredo (18 votos), Los Corrales de Buelna (17), Santa Cruz de Bezana (11) y Piélagos, con siete votos para una lista de 12 personas.