La efímera reaparición de Ruth Beitia: menos de tres minutos de discurso sobre deporte y sin alusiones a Cantabria

Una semana después del revuelo que generó Ruth Beitia en su primera entrevista tras ser nombrada oficialmente candidata del PP en Cantabria, la que ha sido apuesta personal de Pablo Casado para las autonómicas en esta comunidad, ha roto su silencio en la Convención Nacional del partido.

Han sido siete días, alejada de los medios tras unas declaraciones en las que equiparó el maltrato animal con la violencia de género, que han estado marcados por las dudas que han sobrevolado en torno a su candidatura, hasta el punto de que el vicesecretario de Organización, Javier Maroto, tuvo que reunirse con ella en Santander de manera urgente para reforzar su proyecto.

Durante esta semana, Beitia ha rechazado conceder entrevistas y se ha mantenido reunida con su equipo preparando su intervención de este viernes en Madrid. Y es que su reaparición ha tenido lugar en un escenario protegido, puesto que ha estado arropada por sus compañeros de Génova, de quienes ha recibido un apoyo incondicional que contrasta con el que cuenta en Cantabria, donde la formación está sumida en un conflicto interno agudizado tras el nombramiento 'a dedo' de la medallista olímpica como cabeza de lista.  

Y por si fuera poco, su intervención se ha enmarcado en un formato cerrado de tres minutos en el que cada candidato autonómico ha respondido a una pregunta pactada con un militante de su territorio proyectada en vídeo. Para superar el listón del patinazo de su última aparición y de su discurso íntegramente leído en el día de su presentación oficial como candidata, a Beitia le han cuestionado sobre su especialidad, el deporte, ámbito del que no se suele salir en sus escasas declaraciones públicas.

Y en esta ocasión, ya sin tarjetas para no perder el hilo, ha respondido recurriendo a tópicos, sin profundizar en el tema -la influencia de la política en el deporte- y sin hacer ninguna alusión a Cantabria. “Pablo, yo que vengo del deporte, vaya equipazo que te has hecho”, ha comenzado, tratando de arrancar los aplausos del público. 

La intervención, breve, que no ha cubierto los tres minutos de tiempo máximo, acelerada y por momentos atropellada, se ha centrado en la necesidad de “potenciar el deporte base”, haciendo hincapié en que “es cuestión de Estado y marca España”. Tras enumerar una serie de valores relacionados con esta disciplina, “la perseverancia, saber ganar, saber perder, el compromiso, compartir”, la exatleta ha remarcado la importancia de combatir “la obesidad, el sedentarismo y el dopaje”.

Finalmente, ha reivindicado una nueva Ley del Deporte que cuente para su concepción con las federaciones, los clubes y los deportistas “porque ellos son los que verdaderamente van a poner el alma a esa ley”.

Tras esto, se ha levantado de su asiento, que se encontraba en el escenario junto al resto de sus compañeros cabezas de lista autonómicos, y se ha marchado. El partido ha justificado la 'espantada' de la exatleta en la Convención Nacional del PP señalando que tenía que coger un avión de regreso antes de la finalización del acto

Sorpresa electoral

Casado impuso a Beitia en contra de la dirección autonómica y a pesar de los intentos de la presidenta, María José Sáenz de Buruaga, de que reconsiderara la decisión, que ya estaba tomada y que se hizo efectiva en un acto de presentación al que acudieron el propio presidente del PP y Maroto, quienes fueron recibidos con frialdad por una militancia a la que tampoco le sentó bien la designación de la saltadora. 

En ese evento quedó patente la fractura interna del partido y se pudieron ver las heridas reabiertas que venían cicatrizándose dos años después del polémico Congreso Regional que originó la crisis interna, en el que la actual líder del partido descabalgó al entonces presidente, Ignacio Diego, por cuatro votos.

La facción afín a Buruaga, que finalmente claudicó ante Génova tras los rumores de una posible dimisión del Comité Ejecutivo, fue testigo de la presentación de una candidata abiertamente enfrentada con la dirección desde aquel cónclave y con un perfil político bajo tras ocho años como diputada del PP desde la segunda fila y con escasas intervenciones en la Cámara autonómica.