Cuba y EEUU han decidido restablecer sus relaciones diplomáticas y abrir un proceso de negociación para normalizar esas relaciones, que estaban rotas desde 1961. Antes de poner fin a su visita oficial a Cantabria, el embajador de Cuba en España, Eugenio Martínez Enríquez, recibe a eldiario.es en el Centro Social Ítaca de Torrelavega.
¿Hasta dónde está dispuesta a llegar Cuba en su negociaciones con Estados Unidos?
Como dijo el presidente cubano, nuestra voluntad de normalizar las relaciones con Estados Unidos es plena, los principales obstáculos a esa normalización están del lado norteamericano: el bloqueo, Guantánamo, los programas federales del Gobierno estadounidense para derrocar a mi Gobierno, las transmisiones de Televisión y Radio Martí hacia Cuba, las compensaciones por los daños humanos y económicos que ha causado el Gobierno de Estados Unidos a Cuba, la permanencia de Cuba en la ley de estados patrocinadores del terrorismo internacional, que es una gran mentira… Cuba tiene la mejor voluntad de discutir con Estados Unidos los pasos para avanzar en ese proceso de normalización, pero no tenemos ninguna intención de modificar aspectos de nuestro orden interno, como no exigimos que Estados Unidos lo haga del suyo. En este sentido, no renunciaremos a los principios que el pueblo cubano ha apoyado ni a la forma en la que nos hemos organizado en Cuba.
¿Este restablecimiento de las relaciones diplomáticas podría constituir un primer paso hacia el fin del bloqueo?
Es una decisión que va en esa dirección, pero no es el fin del bloqueo. El presidente de Estados Unidos tiene facultades para eliminar aspectos del bloqueo. Es potestad del Congreso eliminarlo totalmente, pero yo diría que él tiene potestades y facultades ilimitadas para desarmar el bloqueo y dejarlo en su caparazón.
¿Y no lo hace?
Y no lo ha hecho, vamos a decir. Desearíamos que lo hiciera, porque el presidente de Estados Unidos puede, mediante su facultad ejecutiva, ir eliminando áreas que hoy conforman un sistema de sanciones, que aplica Estados Unidos a Cuba, que tiene carácter extraterritorial, que afecta a la relación de Cuba con otros países.
Un sistema de sanciones que ha perjudicado seriamente al pueblo cubano y ha resultado ineficaz para los gobiernos de Estados Unidos.
El presidente Obama reconoció que el bloqueo le ha hecho daño al pueblo cubano, que el bloqueo no ha logrado los objetivos para los que fue creado y que iba a trabajar con el Congreso de Estados Unidos para eliminarlo. O sea que ya no solo lo dicen los cubanos; lo dice la comunidad internacional y lo dice el presidente de Estados Unidos.
¿Pero se están dando pasos efectivos para eliminarlo?
Es muy difícil por parte nuestra decir eso, porque nos falta información, pero sí puedo asegurar que hay un movimiento fuerte en el Congreso de Estados Unidos por eliminar el bloqueo. Por lo tanto, los cubanos somos optimistas, conscientes de que es un camino largo.
¿Estados Unidos podría haber asumido que el bloqueo no ha resultado eficaz y podría estar intentando doblegar a la revolución cubana de otra forma?
Sí, claro. Es uno de sus propósitos. De hecho, Estados Unidos ha dicho que cambia el instrumento, no la política. Estados Unidos ha dicho que no ha funcionado una política de intentar aislar a Cuba y de bloquearla y que intentará otra. Es un reto para Cuba, pero lo afrontamos. Cuba tiene relaciones con 189 países, Cuba comercia con los países con los que Estados Unidos no le impide hacerlo, tres millones de turistas visitan Cuba… Cuba está abierta al mundo y tenemos relaciones con todo el mundo, no le tememos a una relación con EEUU, como seguramente tendremos en el futuro próximo.
Hay quien dice que Raúl Castro es más pragmático que Fidel y que cuestiones como el restablecimiento de las relaciones diplomáticas o las recientes medidas de aperturismo económico no habrían sido posibles con Fidel Castro en la Jefatura del Estado.
No. Yo puedo asegurar que ambos presidentes respondieron a los momentos históricos en que se desempeñaron y si alguien hizo o dirigió transformaciones importantes en Cuba a lo largo de su Presidencia, hay que recordar al líder histórico de la revolución, Fidel Castro, que hizo las grandes transformaciones revolucionarias en Cuba. Por lo tanto, no es alguien de quien podamos dudar de su capacidad de dirigir procesos transformadores.
No creo que nadie ponga en duda la capacidad de Fidel, pero parece menos flexible que su hermano…
El periodo del mandato del presidente Raúl es un momento histórico que requiere estas transformaciones. El pueblo, que fue consultado entre 2006 y 2011 y se recogieron más de ocho millones de opiniones, apoyó y sugirió transformaciones que hoy estamos haciendo, acordes con los tiempos que vivimos. Y, como dijo Raúl en una ocasión, las decisiones fundamentales él se las ha consultado al líder de la revolución, por lo tanto, no hay entre esos dos hermanos una grieta, y creo que si hemos llegado aquí ha sido por la capacidad de ambos de dirigirnos y de recoger el sentir del pueblo cubano.
¿Pero cuál es el alcance real de las medidas de aperturismo económico de este momento histórico?
En los últimos tiempos, efectivamente se han introducido medidas que nosotros llamamos de actualización del modelo económico cubano, y es importante subrayar esto, porque las bases del sistema se mantienen: la planificación socialista, la propiedad estatal sobre los medios fundamentales de producción, evitar la concentración de riqueza en una gente que sea muy rica… Todo eso se ha mantenido. Por lo tanto, el sistema es el mismo, pero actualizado. ¿En qué hemos cambiado? Hay una convivencia de diferentes tipos de propiedad, que puede ser un aporte de esta nueva etapa de la Revolución cubana al socialismo, en el que haya propiedad cooperativa, pequeños trabajadores o trabajadores por cuenta propia, que ya son medio millón de cubanos. Por lo tanto, sí hay cambios, que obedecen a una nueva circunstancia histórica y creo que tienen que ver con eso: la forma de propiedad, la forma de gestión de propiedad, la modificación de la matriz energética en Cuba, que también se está haciendo, una ley de inversiones que elimina algunas ambigüedades y da más seguridad jurídica a la inversión extranjera. En fin, efectivamente hay cambios evidentes que nosotros hacemos para hacer un socialismo más eficiente, que sea próspero y sostenible.
Hablando de la inversión extranjera, usted acaba de reunirse con algunos empresarios de Cantabria. Supongo que esos y otros empresarios mirarán con buenos ojos esas medidas de aperturismo económico, porque verán ahí una oportunidad de negocio.
Hay una percepción de que Cuba se convierte en un destino de interés para la inversión extranjera, y nosotros no lo negamos, porque nosotros necesitamos la inversión extranjera. En Cantabria hemos encontrado empresarios interesados en invertir en Cuba o en comerciar con Cuba. Algunos ya tienen negocios y hemos venido justamente para facilitar su mayor integración con Cuba y actualizarla. Nosotros consideramos la inversión extranjera necesaria en los sectores que hemos priorizado y bajo las condiciones de que no vamos a entregar el país al capital extranjero ni a la banca internacional, que vamos a hacer una inversión que reúna los criterios que protejan el medio ambiente, que los beneficios, si bien los puede obtener el inversor extranjero, sean repartidos justamente con los cubanos y que satisfagan las necesidades crecientes de la población de Cuba.
Lo de no entregar el país al capital extranjero ni a la banca internacional es interesante. En Cuba no gobiernan los mercados, sus sistemas sanitario y educativo son un ejemplo para el mundo, no se producen desahucios, no existe la desnutrición infantil… ¿Cómo se articula el sistema electoral cubano para garantizar que no acaben gobernando esos poderes económicos a los que no ha elegido nadie, como ocurre en estados no muy lejanos?
Nosotros tenemos un sistema electoral diferente al de muchos países. El de Cuba no se basa en un sistema de múltiples partidos políticos que responden a diversos intereses en los que intervienen lobbies económicos, lobbies internacionales o incluso intereses ideológicos dispares. Es un partido que no postula a los candidatos que gobiernan, sino que traza directrices ideológicas y es una fuerza rectora nacional, y los candidatos ocupan cargos en el parlamento cubano y después en las instancias de gobierno en base a sus méritos personales. O sea, el pueblo, en asamblea popular, elige o propone a candidatos a integrar los órganos de poder en Cuba en base a los méritos alcanzados por estas personas, sus capacidades de dirección, de organización, de trabajo, y no en base a programas políticos, promesas electorales o al dinero que lo presente muchas más veces en la televisión, en un anuncio, etcétera. Es un sistema diferente, que requiere perfeccionamiento, que empieza desde la base a trabajar, que somete a los candidatos a elección y el ganador siempre tiene que ir en una boleta acompañado de otro, que tiene que ganar el cincuenta por ciento de los votos como mínimo para ser electo y que después en asamblea soberana elige a un Consejo de Estado que gobierna en nombre del pueblo que fue representado en esa Asamblea Nacional que es nuestro parlamento. Ese sistema debe ser perfeccionado –como ha dicho nuestro presidente, estamos en contra de la falsa unanimidad, debemos convivir con diferencias, debemos hacerlo más participativo y que se vaya a la profundidad de los problemas, que los ministros rindan cuentas a los diputados en esa Asamblea Nacional y que tengan más contacto directo con la población–, pero creemos que es el sistema que ha hecho a los cubanos libres y soberanos.
¿Qué siente cuando ciertos medios critican cuestiones como la presencia de Raúl Castro en el funeral de Nelson Mandela, sabiendo que la revolución cubana siempre ha sido el principal apoyo y referente de Mandela?
Con el funeral de Mandela pasó una cosa que yo creo que no es curiosa, pero es sintomática: los que se sorprendieron de que en ese funeral apenas hablaran cinco presidentes y uno de ellos fuera el presidente cubano lo hicieron porque desconocían o porque querían ignorar la presencia cubana en África, que fue la que logró la liberación de Mandela, la liberación de Namibia, la independencia de Angola y en definitiva la eliminación del apartheid en Sudáfrica. Eso es un reconocimiento al pueblo cubano y, más que al pueblo cubano, a los dos mil cubanos que murieron en África luchando, no solo en Angola o en Namibia, sino en más de veinte países africanos. Y eso provocó de nuevo sorpresa. Mi sorpresa es que allí estuviera el presidente Obama, que no sé qué hizo por la liberación de Mandela. Mandela fue considerado terrorista en Estados Unidos.
Hasta poco antes de su muerte.
Hasta el último momento. Hubo países ahí que acudieron sonrientes al funeral del símbolo de la igualdad de los hombres, de la lucha por la libertad, y que sus países intentaron matar a Mandela –y evito mencionar nombres para evitar problemas diplomáticos–, y nosotros no, nosotros siempre apoyamos a Mandela, desde el primer momento, nunca lo consideramos un terrorista, siempre lo consideramos un luchador por una causa justa, como era eliminar el apartheid, que finalmente se logró en Sudáfrica con el apoyo de Cuba, como fue reconocido por el pueblo sudafricano y la líder sudafricana que presentó a Raúl cuando fue a hablar, que nunca olvidaré que dijo “aquí, el representante del pueblo que liberó a Sudáfrica”.
En este sentido, junto a la soberanía, la sanidad y la educación, la solidaridad internacionalista es uno de los logros de los que más orgulloso se siente el pueblo cubano. Por ejemplo, el reconocimiento de la labor de Cuba en la lucha contra el ébola en África ha sido unánime. ¿Qué supone la solidaridad internacionalista para el pueblo cubano?
Es un deber de los cubanos. Fidel dijo que nosotros teníamos que saldar nuestra deuda con la humanidad, porque Cuba ha sido ayudada. Fue ayudada por España, fue ayudada por múltiples países. Y nosotros… Es lo mínimo que se puede hacer, es como un compromiso, es nuestro… Dentro de nuestro concepto de sistema político tiene que estar incorporada la solidaridad, porque el mundo no puede ser excesivamente competitivo y no solidario.
No hace mucho tiempo, salió a la luz el caso de un exiliado cubano que ansiaba volver a Cuba porque en España se quedó sin trabajo y lo desahuciaron. Y no debe de ser el único. ¿Hay más conciencia de que el sueño capitalista se torna en pesadilla cuando no tienes trabajo ni dinero?
Sí, estamos recibiendo con más frecuencia solicitudes de cubanos de regresar a Cuba o asistencia consular. Pasa en varios países y los cambios en Cuba favorecen también su inserción en nuestro país.
¿Cómo calificaría la relación de Cuba con España y con la Unión Europea?
Yo creo que las relaciones con España son buenas e intensas. Podría avanzarse más, pero han alcanzado un nivel en el que hemos podido administrar nuestras diferencias para evitar conflictos y hay buena relación. Tenemos comercio con casi todos los países de la Unión Europea, se avanza, logramos un acuerdo de cooperación y diálogo político y estamos conversando para avanzar, pero hay relaciones estables, fluidas y de buena comunicación.