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El PP ya batalló con uno de sus barones y optó por perder el poder: cuando Aznar sacrificó a Hormaechea en Cantabria

Los presidentes del Partido Popular, José María Aznar, y Cantabria, Juan Hormaechea, en 1990 durante la firma de un acuerdo para garantizar la gobernabilidad de las instituciones en Cantabria

Javier Fernández Rubio

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La batalla entablada entre el presidente del PP y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso, respectivamente, no es tan insólita ni fue la más cruenta que ha vivido el PP. En 1990, en un autonomía uniprovincial del norte de España, el PP, presidido en aquel entonces por José María Aznar, no solo porfió con su presidente autonómico, Juan Hormaechea (técnicamente un independiente en las listas del partido), sino que dio orden a su dirección regional de defenestrarlo mediante una moción de censura. Y así ocurrió: el PP perdió el poder autonómico en Cantabria y Hormaechea su presidencia, constituyéndose un gobierno de gestión, integrado por el PP y presidido por el socialista Jaime Blanco.

Una noche de copas de Juan Hormaechea en el pub Proyector de Santander le costó al exalcalde de Santander y a la sazón presidente de Cantabria el puesto. En presencia de dos periodistas, que luego publicaron el contenido de la conversación, Hormaechea cantó 'Montañas nevadas' a voz en cuello y se despachó a gusto con los principales dirigentes del Partido Popular (José María Aznar, Manuel Fraga e Isabel Tocino) con comentarios procaces y todo el catálogo de mal gusto en sus alusiones personales y políticas.

Aznar, a quien Hormaechea llamó “charlotín”, no se lo perdonó y por “dignidad” pidió a su partido en Cantabria la cabeza de su presidente. Pero el partido en Cantabria comía de la mano del entonces presidente y era más hormacheísta que 'popular'.

Es cierto que Hormaechea nunca disputó a Aznar ningún cargo orgánico en Cantabria (lo tenía de facto), pero no es menos cierto que hasta entonces el PP nunca llegó tan lejos a la hora de eliminar a uno de sus barones díscolos: moción de censura y gobierno de concentración hasta nuevas elecciones. En Cantabria el PP prefirió perder el poder ejecutivo que plegarse a Juan Hormaechea.

La crisis que la entonces recién refundada Alianza Popular vivió en Cantabria fue mucho más cruenta que la que vive ahora Madrid. El presidente del PP, José María Aznar, no solo dio luz verde a la moción de censura, sino que advirtió de que disolvería el Partido Popular si no la apoyaba. Prueba de que los diputados populares estaban más con Hormaechea que con las siglas del Partido Popular fue que el partido que fundó Hormaechea, una vez depuesto, para concurrir a las elecciones de 1991, Unión para el Progreso de Cantabria (UPCA), estuvo constituido ni más ni menos que por nueve diputados del PP.

La derecha se reagrupó

Las elecciones de 1991 no las ganó, sin embargo, ni el PP ni la UPCA: las ganó el PSOE, que obtuvo 16 diputados autonómicos. Ante la posibilidad de que los socialistas gobernasen de nuevo (Jaime Blanco había presidido unos meses la autonomía), la derecha volvió a reagruparse y el PP volvió a hacer presidente a Juan Hormaechea, el cual mantuvo su propio partido vivo.

Juan Hormaechea fue investido presidente de Cantabria con los 15 escaños que obtuvo y el apoyo de los seis del PP. No se 'normalizaría' la situación política en Cantabria, ni en el seno de la derecha, hasta cuatro años después en que el PP obtuvo la presidencia (José Joaquín Martínez Sieso), con el apoyo parlamentario del regionalismo de Miguel Ángel Revilla, que fue vicepresidente de Martínez Sieso ocho años.

Juan Hormaechea había quedado en dique seco por acción de la Justicia, no de la acción política de la derecha cántabra, cuyo arrebato de dignidad no había durado siquiera un año.

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