El futuro del PRC: reacción o 'muerte dulce'

Comencé a trabajar como periodista en el verano de 2003, cuando tenía apenas 18 años y estaba todavía en el primer curso de la carrera de Periodismo. Tres días antes de mi estreno en una sala de prensa, Miguel Ángel Revilla acababa de tomar posesión por primera vez como presidente de Cantabria. A lo largo de estas dos décadas he cubierto la información política y social de la comunidad autónoma de forma prácticamente ininterrumpida y, obviamente, he seguido muy de cerca la trayectoria del secretario general del PRC, que ha sumado un total de cuatro legislaturas y 16 años al frente del Ejecutivo autonómico.

Soy incapaz de precisar las veces que habré entrevistado a Revilla en este tiempo, pero haciendo un cálculo rápido, a una vez por año como mínimo, salen cerca de una veintena. Contando los años electorales, alguna más. Pues bien, desde que en 2007 anunció en una carta electoral dirigida a sus votantes que esa iba a ser su última legislatura en política, en ninguna de esas conversaciones he dejado de preguntarle por la sucesión y el futuro del PRC cuando él no estuviera al frente. Pese a sus bromas, porque siempre se tomó con bastante humor esas preguntas que ya esperaba pero que no podía obviar, no creo que fuera una obsesión por mi parte. 

No tengo ningún interés especial en 'retirar' a Revilla, porque cualquier periodista sabe que es una fábrica de titulares y que lo echaremos de menos a nivel mediático el día que no esté. Y soy muy consciente de la relevancia de su figura a nivel político, aunque eso da para una reflexión más amplia. El PRC ha estado en el poder durante 24 de los últimos 30 años en Cantabria y es responsable, para bien y para mal, de algunos de los cambios más importantes que han tenido lugar en la comunidad autónoma. Eso está fuera de la discusión. Su papel primero como partido bisagra y posteriormente como formación hegemónica al frente del Gobierno está ahí y se analizará su alcance.

Pero lo que hemos podido comprobar en los últimos días, en apenas una semana, es que no había plan B y que el 'post-revillismo' está lejos de tener una alternativa diseñada. Después del batacazo electoral de 2023, el partido se sumió en una especie de letargo, todavía en shock por salir del Gobierno de una forma tan contundente. El visto bueno 'exprés' y apenas sin negociación a la investidura de María José Sáenz de Buruaga y el apoyo por dos veces a los presupuestos del PP restan credibilidad a las legítimas críticas que algunos de sus diputados tratan de hacer desde la oposición y desconciertan a sus militantes. Además, el revuelo que se ha generado tras el movimiento de Guillermo Blanco para intentar convertirse en el próximo cabeza de cartel evidencia una tensión interna a punto de estallar.

Ya se acabó el revillismo y ahora vamos a pasar al regionalismo

Pedro Hernando — Portavoz parlamentario del PRC, en una tertulia radiofónica en la que opinó sobre la sucesión de Miguel Ángel Revilla

Ha habido tiempo de sobra. Son casi dos décadas hablando de la sucesión en las que se podría haber establecido una estrategia. La más sencilla ya es imposible: dar el relevo desde el poder y tras el mejor resultado electoral en la historia del PRC, durante la legislatura 2019-2023, cuando se consiguió la única victoria en las urnas. Es cierto que hubiera requerido de un poquito de generosidad por parte de Revilla, acostumbrado a acaparar los focos. Tener un sucesor o sucesora implica compartir el escenario, al menos momentáneamente, hasta que se da un paso atrás. Eso ya no va a ocurrir.

Ahora se debate cómo modificar los estatutos del partido para permitir una bicefalia que permita a Miguel Ángel Revilla conservar su puesto como secretario general del PRC hasta final de legislatura mientras se elige a un candidato electoral. Es decir, ni siquiera se busca a un sucesor como tal. Difícil lo va a tener cualquiera que sea elegido si tiene la sombra del fundador y líder supremo planeando por encima. Muy complicado para marcar perfil propio o tomar decisiones que supongan un cambio de rumbo en un momento trascendental en la historia del partido: o se produce una reacción o se arriesgan a una 'muerte dulce'.

Parece que se ha acelerado todo, y este viernes se celebra una Ejecutiva en la que comenzarán a vislumbrarse los próximos pasos. Desde fuera, da la sensación de que el regionalismo se dispone a echar una carrera mientras se ata los zapatos. Puede salir bien, pero suena difícil. Los vicesecretarios Paula Fernández, Francisco Javier López Marcano o el propio Guillermo Blanco, alcaldes como Óscar Villegas, Pablo Diestro, Rosa Díaz o Javier López Estrada saldrán a la palestra y algo tendrán que decir, pero cada día que pasa están más cerca del choque frontal.

En aquellos primeros días en una Redacción de los que te hablaba al inicio de este artículo, un compañero bastante más veterano que yo -y que había vivido de cerca etapas tan convulsas como las del expresidente Juan Hormaechea- me preguntó si me gustaba la política. Le dije que sí, por supuesto. Y su respuesta se me quedó grabada y la utilizo muy a menudo aunque han pasado más de 20 años desde entonces: “Cuanto más conozcas a los políticos, más te gustarán los cocodrilos”. No sé por qué se me habrá venido ahora a la cabeza...

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