Primera Página es la sección de opinión de eldiario.es Cantabria. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
De la leal oposición
Hace casi doscientos años, un diputado británico, en su Cámara de los Comunes, acuñaba un concepto que a mí me gusta utilizar: la leal oposición de su Majestad. La frase, traducida con cierta ironía y mucha libertad, venía a decir: hay terrenos en que a los gobernantes de su Majestad les resulta muy difícil tomar decisiones, pero infinitamente más difícil es, a la leal oposición de su Majestad, obligarles a tomarlas. John Hobhouse, que luego sería lord pero que entonces debía ser sencillamente Mr., aclaraba de una tacada la obligación de la oposición y su legitimidad y lealtad. Que es algo que, después de más de un año como concejala (en la leal oposición) tengo la impresión de que no lo entienden ni los gobernantes de la ciudad, ni, seguramente, la ciudadanía.
Por ejemplo, la ciudadanía debe saber que los concejales y concejalas de la leal oposición, salvo los portavoces, no tenemos sueldo, y que las dietas que cobramos, por el pleno mensual y las comisiones, que por cierto en Santander no se convocan casi nunca, son exiguos. Todo eso está en el portal municipal de transparencia. Y debe saber también que plenos y comisiones no son nuestra única 'obligación': también asistimos a los diversos consejos.
Los consejos son organismos de participación directa de los ciudadanos, organismos municipales de distintos tipos: los consejos escolares, de los colegios públicos o concertados con participación municipal; los consejos sectoriales, como el de Cultura o el de Igualdad, por hablar de los míos; los consejos de barrio, que reúnen a las asociaciones de vecinos y otras formas de articulación social. Muchos consejos, sobre todo los sectoriales, forman comisiones de trabajo a las que también debemos asistir, con voz pero sin voto. Se encargan de hacer propuestas, o protestas, al partido gobernante, a la señora alcaldesa, que es la que convoca los consejos. No hace falta que diga que no son remuneradas estas horas de trabajo.
Pero aún hay más, y no solo me refiero a los actos institucionales y sociales en los que debemos participar, que son muchos, incluidos algunos desfiles benéficos por nobles causas en hoteles de lujo o en teatros y centros cívicos. Me refiero a ese trabajo difícil de conexión con los ciudadanos y ciudadanas de Santander, y en nuestro caso, los y las concejalas del PSOE, de los más desfavorecidos, al margen de la mediación institucional.
Es desde ahí desde donde hacemos la difícil tarea de proponer las medidas que parecen ser tan difíciles de aplicar al partido gobernante y que, sin embargo, son absolutamente necesarias para el desarrollo y el buen convivir de la ciudad de Santander. Aseguro a los lectores que todos los días recibimos llamadas de personas y asociaciones frustradas por la mala gestión municipal, y que el grupo socialista no desoye ninguna. Y hablamos de patios escolares, de parques infantiles cubiertos, de marquesinas en las paradas del bus, de suciedad y de ratas, pero también de privatizaciones de gestión cultural, como la de la Tabacalera, o la desasistencia presupuestaria en los grandes centros culturales municipales, agobiados por la falta de medios y personal. De ahí nacen las mociones que cada mes el grupo socialista presenta al pleno.
Y hablamos también de grandes proyectos, esos sueños con los que la ciudad de Santander merece mirar al futuro. En grandes temas, como la vivienda; en grandes temas, como el turismo sostenible; en grandes temas, como la recuperación de nuestra historia y nuestra memoria, y por cierto, esas calles con nombres que incumplen la Ley; en una articulación cultural necesaria y cuyo emblema sería la construcción de un teatro municipal en el Cabildo Viejo, un proyecto hermoso y factible si no contraviniera intereses especulativos, en fin. Es muy difícil visibilizar el trabajo de los y las concejalas de la leal oposición. Como es muy difícil, más de lo que se imaginaba aquel futuro lord inglés, trabajar con un gobierno municipal de mayoría absoluta.
Pero como bien sabía Lord Hobhouse, las minorías están ahí, también en el Pleno municipal, representando a sus votantes. El PSOE, a 18.141 votos, un 21% de los votantes en las últimas elecciones, pero conscientes de que representamos los intereses y los sueños de muchos más. No somos una panda de vagos, ni mucho menos. Y trabajamos contra una férrea pared: la de la mayoría absoluta del PP, cuya gestión vigilamos, como es nuestra obligación, y frente a la que hacemos nuestras propuestas, destinadas quizá a ser recuperadas años después como propias. Como suyas.
Es difícil gobernar, tomar decisiones. Pero es obligatorio. Y va en el sueldo. Mucho más difícil es conseguir medidas justas y necesarias desde la oposición. Más cuando, como dijo el presidente italiano, el socialista Sandro Pertini, en España manca finezza. Falta elegancia.
Hace casi doscientos años, un diputado británico, en su Cámara de los Comunes, acuñaba un concepto que a mí me gusta utilizar: la leal oposición de su Majestad. La frase, traducida con cierta ironía y mucha libertad, venía a decir: hay terrenos en que a los gobernantes de su Majestad les resulta muy difícil tomar decisiones, pero infinitamente más difícil es, a la leal oposición de su Majestad, obligarles a tomarlas. John Hobhouse, que luego sería lord pero que entonces debía ser sencillamente Mr., aclaraba de una tacada la obligación de la oposición y su legitimidad y lealtad. Que es algo que, después de más de un año como concejala (en la leal oposición) tengo la impresión de que no lo entienden ni los gobernantes de la ciudad, ni, seguramente, la ciudadanía.
Por ejemplo, la ciudadanía debe saber que los concejales y concejalas de la leal oposición, salvo los portavoces, no tenemos sueldo, y que las dietas que cobramos, por el pleno mensual y las comisiones, que por cierto en Santander no se convocan casi nunca, son exiguos. Todo eso está en el portal municipal de transparencia. Y debe saber también que plenos y comisiones no son nuestra única 'obligación': también asistimos a los diversos consejos.