Mujeres mayores rurales: visibles y vitales

Este 15 de octubre, Día Internacional de las Mujeres Rurales, desde el Grupo Social UNATE nos hemos recorrido parte del territorio rural de Cantabria para escuchar las voces de mujeres mayores que nos demuestran que son 'Mujeres mayores rurales: visibles y vitales'.

En sus relatos, contados en primera persona, cuentan historias comunes de esfuerzo, dedicación a la familia y al cuidado del territorio desde que eran pequeñas. Todas las mujeres de la familia, incluidas las niñas, pero especialmente las mujeres adultas y mayores han sido quienes se han encargado del trabajo doméstico, de los cuidados de toda la familia, pero también de los trabajos en el campo o con el ganado. Trabajos, muchas veces invisibilizados y poco valorados, a pesar de haber sido fundamentales para el sostenimiento de la vida y de sus comunidades rurales. Trabajos que no se han considerado ni siquiera como tales porque habitualmente se desarrollaban en el ámbito de lo que hemos denominado por error como  doméstico, privado o reproductivo; sin remuneración, sin horarios, sin descansos y aún mucho más en el medio rural. Unos trabajos que si los ponemos frente al que denominamos, también por error, trabajo productivo —este sí remunerado—, con horarios, vacaciones y reconocimiento social, porque suponía que “traía el pan a casa”, nos interpela definitivamente en los relatos de las mujeres mayores que este año han querido dar su testimonio de lo que han sido y son las mujeres rurales de Cantabria, de lo que han aportado y aportan cada día.

Unos relatos que tienen sus luces y sus sombras, como no podía ser de otra manera. Escuchamos los sacrificios de una carga de trabajo excesiva cada día, pero también de haber podido disfrutar de crecer, vivir y habitar sus pueblos y de desempeñar labores fundamentales en sus negocios familiares, por ejemplo, como ganaderas. 

En la actualidad, muchas de estas mujeres mayores en los pueblos de Cantabria se organizan, tejen redes de apoyo, caminan juntas para generar espacios de bienestar personal y colectivo, y alzan su voz para reivindicar mejoras en sus pueblos. Desde el Grupo Social UNATE aportamos recursos humanos y materiales para generar alianzas con ellas, para poner en el centro sus proyectos vitales y para contribuir a que sus redes se amplíen. Este año, les agradecemos que nos hayan dejado ser su altavoz en este Día Internacional de las Mujeres Rurales.

Son las primeras en mostrar cómo sus madres o abuelas sacrificaron sus vidas por la familia y la comunidad, sin tiempo para ellas mismas y sin el reconocimiento social por unas vidas de entrega. Hoy en día, ellas habitan sus pueblos sabiendo que no siempre se las tiene en cuenta, ni se las reconoce como pilares de la comunidad, en parte porque ser mujeres y ser mayores las invisibiliza doblemente. Pero también saben que han dado pasos importantes para hacerse visibles y mostrar que son quienes dinamizan sus pueblos, mantienen y transmiten la cultura local y siguen siendo imprescindibles para el sostenimiento de sus familias. Nos cuentan que tienen la vitalidad para seguir transitando sus vejeces y para ser vitales en sus pueblos. Desaprovechar esa energía, ese compromiso y esa experiencia es, además de un menosprecio intolerable, un error que nuestra sociedad cántabra, cuya cultura es eminentemente rural, no se puede permitir.