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Orígenes

Mariano Rajoy dijo hace unos días que su partido no nació “en ninguna tertulia ni en ningún plató de televisión”, sino “de la base”. Es curioso, teniendo en cuenta que fue puesto en marcha por los denominados siete magníficos, que no eran sino seis exministros de Franco y un procurador en Cortes (Neofranquistas entusiasmados celebraron su primer congreso / Los siete líderes de Alianza Popular anunciaron su federación y el paso hacia un partido único / Gritos de “¡Franco, Franco, Franco!” de 3.000 fervorosos congresistas, tituló Diario 16 junto a una gran foto de Manuel Fraga –el líder de los siete magníficos– en su portada del 7 de marzo de 1977). Esa y no otra es la “base” del PP, antes Alianza Popular. Un partido nacido “en la democracia”, añadió Rajoy.

Dejando a un lado que una cosa es nacer “en la democracia” y otra nacer de demócratas –bueno, y dejando a un lado también que llamar democracia a lo que había en España en marzo de 1977, casi dos años antes de que se aprobara la Constitución, no es serio–, es un debate interesante el que abrió Rajoy sobre el origen de los partidos españoles. Sobre todo si no se cierra en falso, como hizo él. Sigamos.

Podría decirse que el origen del partido que ahora lidera Pedro Sánchez –o Pedro Sánchez y Susana Díaz– está, más que en el Madrid de 1879, en el Suresnes de 1974, porque, más que refundarse, en la localidad francesa nació entonces un nuevo partido, al apoderarse definitivamente de las siglas del PSOE Felipe González y sus colaboradores, con el apoyo de la socialdemocracia europea, pero también de Washington y de alguien más (cuenta Alfredo Grimaldos en su libro La CIA en España que oficiales del SECED –el servicio secreto creado por Carrero Blanco– proporcionaron el pasaporte y escoltaron a González hasta Suresnes). Atado y bien atado. Y, por cierto, ni rastro de “tertulias” ni de “platós”.

Por su parte, el origen –que no el futuro– de Ciudadanos y el de UPyD se parecen mucho: el primero procede de sectores enfrentados al soberanismo catalán y el segundo procede de sectores enfrentados al soberanismo vasco. ¿Serán pues las plataformas Ciutadans de Catalunya (origen de Ciudadanos) y ¡Basta ya! (origen de UPyD) las “tertulias” a las que se refiere Rajoy? No es del todo descartable, pero ni esos dos grupos ni sus apoyos intelectuales –pasados y presentes– parecen los más indicados para quitarle el sueño al líder del PP.

Como Izquierda Unida no es un partido, sino una coalición, y además nació en 1986 al calor de las movilizaciones para reclamar la salida de España de la OTAN –de nuevo, ni rastro de “tertulias” ni de “platós”–, de los partidos grandes de ámbito estatal sólo nos queda Podemos, cuyos principales líderes están vinculados a La Tuerka, programa de televisión –ojo, que aquí viene el presunto delito de lesa patria– con su plató y su tertulia. Su tertulia política, para más inri. Que es que igual va a tener razón Rajoy cuando insinúa que no hay derecho a surgir de ahí, pudiendo haber nacido “de la base” y “en la democracia”, como otros.

Mariano Rajoy dijo hace unos días que su partido no nació “en ninguna tertulia ni en ningún plató de televisión”, sino “de la base”. Es curioso, teniendo en cuenta que fue puesto en marcha por los denominados siete magníficos, que no eran sino seis exministros de Franco y un procurador en Cortes (Neofranquistas entusiasmados celebraron su primer congreso / Los siete líderes de Alianza Popular anunciaron su federación y el paso hacia un partido único / Gritos de “¡Franco, Franco, Franco!” de 3.000 fervorosos congresistas, tituló Diario 16 junto a una gran foto de Manuel Fraga –el líder de los siete magníficos– en su portada del 7 de marzo de 1977). Esa y no otra es la “base” del PP, antes Alianza Popular. Un partido nacido “en la democracia”, añadió Rajoy.

Dejando a un lado que una cosa es nacer “en la democracia” y otra nacer de demócratas –bueno, y dejando a un lado también que llamar democracia a lo que había en España en marzo de 1977, casi dos años antes de que se aprobara la Constitución, no es serio–, es un debate interesante el que abrió Rajoy sobre el origen de los partidos españoles. Sobre todo si no se cierra en falso, como hizo él. Sigamos.