Primera Página es la sección de opinión de eldiario.es Cantabria. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
Pasaje Seguro
En Cantabria, Pasaje Seguro es un grupo de trabajo ciudadano formado por personas anónimas que se niegan a aceptar la vergüenza que supone para nosotros, ciudadanos Schengen, la negativa de los respectivos gobiernos europeos, entre ellos, muy principalmente el nuestro, a aceptar a las personas refugiadas y más concretamente a las 15.449 que aún nos faltan y a cuya acogida nos comprometimos.
Por cierto, ¿dónde están? Es una vergüenza que debido al folklore de localismos y nacionalidades, los periódicos, las radios y la televisión no se preocupen los suficiente de lo que tienen que contar con la disculpa de que las prioridades. ¡Oh, las prioridades son otras! Entre sus principales argumentos para volver el rostro y no mirar está el de que ellos ofrecen una información neutral y equilibrada. Sus banderas, insisten, son la objetividad y la imparcialidad pero permítanme decirles, con todos los respetos, que bajo semejante bandera se vuelven cómplices del peor de los delitos: la indiferencia. Por algo dice Gramsci: “Yo odio a los indiferentes. Creo que vivir quiere decir tomar partido. Quien verdaderamente vive no debe dejar de ser ciudadano y partisano. La indiferencia y la abulia son parasitismo, son bellaquería, no vida. Por eso les odio”.
Y en esas estamos. El culto a lo que llaman objetividad (en lugar de indiferencia) provoca que periodistas y reporteros que se ven obligados a presenciar tragedias, sufrimientos y toda clase de injusticias y cuyos responsables están perfectamente identificados con nombres y apellidos, vean cómo sus crónicas y sus noticias terminan llegando al público descafeinadas y desteñidas tras atravesar los filtros de los jefes de redacción y los directivos de despacho.
La objetividad y la discusión sobre el formato y la presentación de la puritita actualidad se ha convertido en el elemento de culto con el que evitan enfrentarse a verdades desagradables o disgustar a los señoritos de los que dependen la mayoría de los medios de información para sobrevivir. Y ese culto, permítanme resumir un poco, convierte a muchos periodistas en voyeurs. A muchos, no a todos, claro está. Porque se les permite mirar, pero no sentir ni hablar con su propia voz, actuar como profesionales asépticos, científicos sociales desapasionados y desinteresados (¿?) eso sí, desterrando a los trasteros todo tipo de empatía, pasión y afán de justicia y añadiendo al discurso de la neutralidad, una simplificación y una frivolización que convierte toda la información en un mejunje ligero y alegre (Ryszard KapuÅciÅski) mientras los hechos siguen siendo los que son: A saber: Nos faltan 15.449 personas refugiadas. ¿Dónde están? ¿Es que nadie va a darnos una respuesta?
En Cantabria, Pasaje Seguro es un grupo de trabajo ciudadano formado por personas anónimas que se niegan a aceptar la vergüenza que supone para nosotros, ciudadanos Schengen, la negativa de los respectivos gobiernos europeos, entre ellos, muy principalmente el nuestro, a aceptar a las personas refugiadas y más concretamente a las 15.449 que aún nos faltan y a cuya acogida nos comprometimos.
Por cierto, ¿dónde están? Es una vergüenza que debido al folklore de localismos y nacionalidades, los periódicos, las radios y la televisión no se preocupen los suficiente de lo que tienen que contar con la disculpa de que las prioridades. ¡Oh, las prioridades son otras! Entre sus principales argumentos para volver el rostro y no mirar está el de que ellos ofrecen una información neutral y equilibrada. Sus banderas, insisten, son la objetividad y la imparcialidad pero permítanme decirles, con todos los respetos, que bajo semejante bandera se vuelven cómplices del peor de los delitos: la indiferencia. Por algo dice Gramsci: “Yo odio a los indiferentes. Creo que vivir quiere decir tomar partido. Quien verdaderamente vive no debe dejar de ser ciudadano y partisano. La indiferencia y la abulia son parasitismo, son bellaquería, no vida. Por eso les odio”.