Primera Página es la sección de opinión de eldiario.es Cantabria. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
Sobre el sueño
A veces, no muchas veces, me despierto y no sé dónde estoy ni qué día es. Durante unos segundos mi mente se encuentra como suspendida en un lugar indeterminado, en un tiempo impreciso. ¿Es esta mi cama? ¿Es lunes o sábado? ¿Qué tengo que hacer? ¿Quién soy yo? Es como cuando arrancas el ordenador y se queda un rato procesando la información antes de que el fondo de escritorio aparezca nítido y reconocible ante nuestros ojos.
A veces, no muchas veces, me despierto pero no estoy despierto del todo y durante unos segundos se funden la realidad y el sueño y no soy muy capaz de distinguir lo uno de lo otro. Algo parecido a cuando en una desembocadura se entremezclan el agua dulce y la salada en un torbellino confuso. Y como no sé qué es real y qué ensoñación no tengo claro si quiero entrar de nuevo en el sueño o escapar de él de forma definitiva.
A veces, no muchas veces, mi cuerpo se ha movido estando yo dormido, se ha puesto en pie y ha dicho cosas que luego he sido incapaz de recordar. En una ocasión, en cambio, no pude mover mi cuerpo estando yo despierto: mis párpados no obedecían las órdenes que enviaba mi cerebro, tampoco mis extremidades, que estaban quietas pese a que yo no quería. Sufrí, al parecer, algo que se denomina parálisis del sueño. No podía moverme pero sí sentir la angustia creciendo dentro de mí como una enredadera.
El sueño es una de las cosas más extrañas de la vida, porque nos abandonamos confiados a él todas las noches, dejando nuestro cuerpo indefenso tendido en una cama, y regresamos sin saber muy bien qué ha sucedido. Es extraño el sueño porque acabamos deseando ir a un lugar en el que, durante un tiempo, no somos nada. Qué misterio cerrar los ojos y apagar por unas horas la conciencia. Qué alivio dejar, una y otra noche, de ser. Qué ensayo cotidiano para entender la muerte. Sueño: pausa, necesario descanso. Pero quizá, como escribió Borges, mucho más que eso: “Si el sueño fuera (como dicen) una / tregua, un puro reposo de la mente,/ ¿por qué, si te despiertan bruscamente, / sientes que te han robado una fortuna? / ¿Por qué es tan triste madrugar?”.
A veces, no muchas veces, me despierto y no sé dónde estoy ni qué día es. Durante unos segundos mi mente se encuentra como suspendida en un lugar indeterminado, en un tiempo impreciso. ¿Es esta mi cama? ¿Es lunes o sábado? ¿Qué tengo que hacer? ¿Quién soy yo? Es como cuando arrancas el ordenador y se queda un rato procesando la información antes de que el fondo de escritorio aparezca nítido y reconocible ante nuestros ojos.
A veces, no muchas veces, me despierto pero no estoy despierto del todo y durante unos segundos se funden la realidad y el sueño y no soy muy capaz de distinguir lo uno de lo otro. Algo parecido a cuando en una desembocadura se entremezclan el agua dulce y la salada en un torbellino confuso. Y como no sé qué es real y qué ensoñación no tengo claro si quiero entrar de nuevo en el sueño o escapar de él de forma definitiva.