Primera Página es la sección de opinión de eldiario.es Cantabria. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
La teoría de la relatividad municipal

Una vez desapareció un ascensor. Llegó embalado al instituto de Castañeda y allí permaneció durante diez años sin que nadie reparase en él. Durante una década estuvieron subiendo y bajando por las escaleras pero, extrañamente, no lo echaron en falta. El hueco de su ausencia se hizo algo cotidiano hasta que un día alguien, por pura carambola, despertó de la epidemia de ceguera y vio que el elefante seguía ahí.
No fue un truco de magia. Fue, más bien, como levantar los cojines del sofá en la limpieza de primavera y encontrar el tapón del champán de la Nochevieja anterior. El ascensor desapareció a la vista de todo el mundo.
El otro día se ha superado el récord. El portavoz del PRC en el Ayuntamiento de Santander, Felipe Piña, -que pisa más la calle que el despacho- descubrió un edificio fantasma de cinco plantas que lleva diez años vacío, habitando el olvido, en el centro de la ciudad.
El inmueble, a estrenar, “aún no tiene destino”, según confesó la alcaldesa, Gema Igual (PP). “Será una dotación municipal cuando llegue el momento”, añadió. Que -por lo que se ve- no ha llegado aún, para perplejidad del respetable. Todavía no es urgente después de una década. Quizá se plantean esperar a que sus cimientos cumplan la mayoría de edad.
Lo cierto es que nunca el tiempo fue tan relativo como en Santander, donde consideran un ritmo lógico prolongar asuntos durante décadas. Dicen que Albert Einstein utilizó la imaginación en lugar de las matemáticas para explicar su famosa teoría de la relatividad. Pero seguramente nunca llegó tan lejos como para concebir que un edificio de Santander podría hacerse invisible durante dos lustros. Sus teorías nos dicen que es perfectamente posible que dos acontecimientos tengan lugar de forma simultánea desde la perspectiva de un observador, pero que ocurran en momentos diferentes desde la perspectiva del otro. Y ambos observadores estarían en lo cierto.
Qué son diez años. Para la alcaldesa de Santander, un periodo de reflexión adecuado para decidir qué hacer con un edificio vacío en medio de una crisis de vivienda. Lo normal en la burocracia municipal
Qué son diez años. Para la alcaldesa de Santander, un periodo de reflexión adecuado para decidir qué hacer con un edificio vacío en medio de una crisis de vivienda. Lo normal en la burocracia municipal. También lleva diez años para cumplir el acuerdo del Pleno y cambiar los nombres de las calles franquistas. Cuando el otro día se lo reclamó el fiscal, dio la sensación de que a Gema Igual le incomodó que le metiera prisa. Ya estaban trabajando en ello. Evidentemente con más pereza de la que arrastran las obras del AVE a Santander.
Para colmo, la autoridad municipal advirtió de que ahora estamos en manos de la empresa que fabrica los nuevos rótulos del callejero, que igual no llegan a tiempo, porque en lugar de avisarles en 2015 los han encargado antes de ayer. Estas cinco décadas de democracia se les han pasado muy rápido. Han sido un suspiro constitucional.
Quizá, efectivamente, para la Alcaldía todo sucede en una realidad paralela propia. Diez años no son nada para cumplir la ley o para estrenar un edificio. En cambio, en esta década hemos sufrido tres generaciones de 'smartgaitas', cacharros, pantallas y sensores sin uso. Todo es relativo. Cuando conviene se puede apretar el acelerador con alborozado entusiasmo económico y mediático.
Sobre este blog
Primera Página es la sección de opinión de eldiario.es Cantabria. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
2