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Primera Página es la sección de opinión de eldiario.es Cantabria. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.

Volvamos a desbordar las calles

Movilización feminista en Santander. | JOAQUÍN GÓMEZ SASTRE

Rosa Mantecón

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Estamos ante un nuevo 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres, y este domingo vuelve a ser un día importante porque, como en los últimos años, saldremos a desbordar las calles con las reivindicaciones feministas.

Pero lo importante es que para nosotras, para todas las que creemos en la igualdad, siempre es 8 de marzo, y desde el feminismo de clase, tenemos que seguir peleando todos y cada uno de los días para conseguir una igualdad real, porque, aunque hemos avanzado mucho, las mujeres seguimos sufriendo,  la desigualdad en el mercado laboral, la división sexual de los trabajos, la precariedad en el empleo   y la carga del trabajo de los cuidados que no está remunerado.  

A nosotras, las que creemos en el 8 de Marzo y en las mujeres, nos define la acción, la lucha contra la precariedad, los avances en salarios, los convenios, los planes de igualdad…

Todas y cada una de las acciones que llevamos a cabo desde el sindicato afectan de manera positiva a nuestra situación sociolaboral, y trabajamos sobre esta esfera material porque acabar con la violencia económica que sufrimos será la única manera de alcanzar la autonomía e independencia para las mujeres.

No hace falta explicar por qué tenemos que seguir peleando por la igualdad pero tenemos que tener muy presente cuál es la situación real de las mujeres en nuestro mercado laboral. Aunque contamos con una igualdad formal, tenemos un marco normativo que así lo reconoce, en la Constitución, en el ET, en las Leyes de Igualdad, la realidad es otra y en el mercado laboral es muy sangrante.

En los últimos tiempos se ha despertado un gran interés público por las brechas de género y la brecha salarial. Los últimos datos, relativos al ejercicio 2007 y según la última Encuesta de Estructura Salarial publicada por Instituto Nacional de Estadística, parece que mejoran la situación de las mujeres de nuestra región respecto a los últimos años, en los que estuvimos incluso peor, pero es una mejoría que no nos puede llevar a la euforia.

En Cantabria las mujeres ganamos 6.237 euros menos que los hombres, lo que significa que nuestros salarios tendrían que incrementarse en un 32,80%. Nuestra brecha, además, supera la brecha media del país y nos sitúa como la quinta comunidad autónoma en este ranking de la vergüenza.

Aún así es cierto que se ha reducido la brecha, pero aparente mejoría no se debe exclusivamente a la mejora de los salarios de las mujeres, que no es para nada desorbitada, porque nuestros salarios crecen en 795,36 euros mientras que vemos cómo la mejora salarial de los hombres no alcanza los 40 euros durante el ejercicio acortando la distancia económica que nos separa.  

Aquí vemos como factor fundamental el incremento del SMI, que mayoritariamente se aplica en sectores y puestos ocupados por mujeres y que en 2017 se incrementó en 735 euros anuales, lo que ha venido a empujar en la disminución de la brecha. 

Pero en el origen de esta brecha salarial intervienen otros múltiples factores como la ruptura del principio de “a trabajo de igual valor igual salario”, la infravaloración del trabajo de las mujeres en sectores y ocupaciones, el impacto de la maternidad en las trayectorias laborales y la influencia del trabajo de cuidados así como la discriminación de género. 

Porque se habla mucho del 'techo de cristal', pero nada de el 'suelo pegajoso', otro fenómeno que es el que atrapa a las mujeres en la esfera de los cuidados o los sectores y categorías peor valoradas y remuneradas.

No nos olvidemos tampoco de que la tasa de ocupación de las mujeres sólo alcanza el 44,92% mientras que la de los hombres es del 54,40%, prácticamente 10 puntos de diferencia.

Cuando nos incorporamos al empleo, de forma generalizada, lo hacemos en los sectores y los puestos más precarios, aglutinando el 90% del empleo femenino el sector servicios, solamente el 7% en el sector industrial.

Por otra parte, la corresponsabilidad en los cuidados familiares es la gran asignatura pendiente.

Según las estadísticas oficiales el 44,70% de las mujeres que no trabajan se mantienen al margen por encargarse de las labores del hogar y los cuidados frente al anecdótico 4,3% de los hombres

Aún cuando conseguimos incorporarnos al mundo laboral remunerado hace mella en nuestras carreras y es que las mujeres asumimos mayoritariamente las reducciones de jornada incluso el cese en el trabajo para dedicarnos a los cuidados familiares. Y es que del total de las excedencias 87% son asumidas por mujeres.

A todos estos factores tenemos que sumar la imparable cronificación del desempleo femenino, y es que mirad, siendo el 52% de la población somos el 46,87% de la población ocupada y a la vez representamos el 55,79% de la población parada.

Somos más mujeres, menos trabajadoras, más precarias y más paradas.

 Y además cuando se pierde empleo engrosamos las listas del paro en mayor medida que los hombres, a lo que hay que añadir que el 52% de las mujeres desempleadas no tiene derecho a ningún tipo de prestación ni subsidio.

Sigamos luchando para acabar de una vez por todas con las desigualdades. Volvamos a las calles, nuestro espacio de lucha, para gritar una vez más 'NI MÁS NI MENOS. IGUALES'.

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