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OPINIÓN | 'Pesimismo y capitalismo', por Enric González

I want to live in America

Envidio a los columnistas americanos (del norte) que cuando no saben de qué escribir ponen la tele, miran el último speech balbuciente de Donald Trump y ya tienen la columna hecha. El mundo está como para no conocerlo, y Donald, que parece que se peina por la Seguridad Social, tiene serias opciones de convertirse en candidato a la Presidencia de Estados Unidos.

Los americanos (del norte) han descubierto que el camino a la Casa Blanca está asfaltado de debates aburridos y encuestas que se hacen muy largas. Para esto tienen a Trump, señalando sombreros rojos como una liebre de marzo tea party para animar a la audiencia mientras llega y no el momento en el que todo el mundo tendrá que ponerse serio.

Que llegará. Entonces descabalgarán a Trump de un culatazo mediático, good luck kid, y a nadie le importará demasiado. Ahora viene lo difícil, porque yo la última vez que intenté forzar una analogía terminé con un tatuaje nuevo en el brazo. Pero mucha gente ha visto al presidente del país haciendo el ridículo en la radio. Hablamos de Rajoy. Que es lo que tenemos, de momento.

Con gente como Trump, las cartas están boca arriba. Ha venido para trolearte. Se irá cuando llegue el momento. Con Rajoy la pregunta siempre es la misma: ¿Es así o interpreta? ¿Y qué hace ahí? ¿Por qué? Yo he leído a gente seria defendiendo que Rajoy es uno de los mejores oradores del Congreso. Es desolador. Si este hombre se sacó unas oposiciones es mejor disolver el país, tirar el DNI y que cada uno se apunte en un país nuevo.

Los americanos (del norte) ya tuvieron un presidente capaz de atragantarse con galletas mientras veía la tele, pero por dios, ¿vamos a hacer todo lo que hagan los americanos? ¿Tanto nos aburríamos? ¿Cómo es posible que un hombre que es licenciado en Derecho y que habla en nombre de un país entero se aturulle con preguntas de legislación como un niño de sexto con la lista de afluentes del Guadiana?

Es difícil hacer el ridículo de una manera más espantosa en vísperas de unas elecciones cruciales. Yo no sé qué pasará en Cataluña, aunque imagino que Mas, como buen vendedor de enciclopedias, se va a pasar todo lo que queda de campaña ridiculizando a Rajoy. Nunca le podremos agradecer lo suficiente a Carlos Alsina que terminara de despejar las dudas. Que traigan a Trump. O a Kang y Kodos. Qué tristeza de país.

Envidio a los columnistas americanos (del norte) que cuando no saben de qué escribir ponen la tele, miran el último speech balbuciente de Donald Trump y ya tienen la columna hecha. El mundo está como para no conocerlo, y Donald, que parece que se peina por la Seguridad Social, tiene serias opciones de convertirse en candidato a la Presidencia de Estados Unidos.

Los americanos (del norte) han descubierto que el camino a la Casa Blanca está asfaltado de debates aburridos y encuestas que se hacen muy largas. Para esto tienen a Trump, señalando sombreros rojos como una liebre de marzo tea party para animar a la audiencia mientras llega y no el momento en el que todo el mundo tendrá que ponerse serio.