Cantabria Opinión y blogs

Sobre este blog

La portada de mañana
Acceder
Sánchez rearma la mayoría de Gobierno el día que Feijóo pide una moción de censura
Miguel esprinta para reabrir su inmobiliaria en Catarroja, Nacho cierra su panadería
Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Ni zorra idea

Te metes una pastilla de jabón en la boca y te salen pompas, te metes el nacionalismo por el culo – en forma de supositorio por supuesto – y a cual más confusa y desvergonzada, te salen por la boca paridas a tutiplén. Como bien dice el maestro Vidal Beneyto solo existe el que gana. Se refiere claro a ese juego de perversión de los ideales y al casi siempre indecente emparejamiento de los más ricos con el que manda. Ahí los tenéis, en Madrid y en las Chimbambas apiñados en torno al señorito de turno elegido como antes los patricios entre las mejores familias para que juegue al marro con la plebe y el “ tú te pones aquí y tu más allá y no molestes”.

Miren, mírenlos bien, no falta nadie de los que cuentan en esta ceremonia del glamour y de las esencias patrias que a todos nos engorda, en esta celebración de microfascismos supervivientes que son la manipulación de las conciencias, la especulación y el beneficio. Pero de eso claro, nadie habla. Como no hablan tampoco del capital criminal que sirve del colchón a toda esa mierda (que se lo pregunten a Saviano). Eso sí, un poco a trasmano, más allá, siguen vegetando las mismas desigualdades de siempre, las desigualdades que matan: la falta de trabajo, la miseria, pero sobre todo el miedo, una herramienta bien útil para apriscar a la gente.

¿Democracia? ¿Referendum? ¿la madre que les pario a los dos? Aquí lo que hay es un pensamiento único en el que todos estamos y en el que nadie se reconoce. Un producto blando, informe, absolutamente maleable que puede justificar cualquier cosa y borra las fronteras entre lo justo y lo conveniente, la ideología y los negocios. ¿Verdad señor Rajoy? ¿Verdad Sr. Puigdemont? Ninguno de los dos – ni de los que con ustedes van – son capaces de garantizar el mínimo repertorio de libertades esenciales: libertad civil, personal, familiar, política, local, internacional etcétera , todas ellas reunidas, encastradas más bien, en torno a la libertad social que no es – como ustedes saben – la de un individuo frente a los demás sino la que se realiza con y a través de ellos. La libertad de uno es algo que solo se cumple con la de todos los otros y ustedes, señores míos, de esto no parecen tener ni zorra idea.

Así que no, no creo ni una sola palabra de lo que dicen pero por si les sirve de consuelo, lo que yo crea o deje de creer no le importa a nadie de manera que pueden ustedes estar tranquilos. Eso sí, ¡les agradecería tanto que de una maldita vez se callaran!

Te metes una pastilla de jabón en la boca y te salen pompas, te metes el nacionalismo por el culo – en forma de supositorio por supuesto – y a cual más confusa y desvergonzada, te salen por la boca paridas a tutiplén. Como bien dice el maestro Vidal Beneyto solo existe el que gana. Se refiere claro a ese juego de perversión de los ideales y al casi siempre indecente emparejamiento de los más ricos con el que manda. Ahí los tenéis, en Madrid y en las Chimbambas apiñados en torno al señorito de turno elegido como antes los patricios entre las mejores familias para que juegue al marro con la plebe y el “ tú te pones aquí y tu más allá y no molestes”.

Miren, mírenlos bien, no falta nadie de los que cuentan en esta ceremonia del glamour y de las esencias patrias que a todos nos engorda, en esta celebración de microfascismos supervivientes que son la manipulación de las conciencias, la especulación y el beneficio. Pero de eso claro, nadie habla. Como no hablan tampoco del capital criminal que sirve del colchón a toda esa mierda (que se lo pregunten a Saviano). Eso sí, un poco a trasmano, más allá, siguen vegetando las mismas desigualdades de siempre, las desigualdades que matan: la falta de trabajo, la miseria, pero sobre todo el miedo, una herramienta bien útil para apriscar a la gente.