Los últimos datos disponibles del Ministerio del Interior señalan que en 2023 se investigaron en España un total de 2.268 infracciones penales e incidentes relacionados con delitos de odio, un incremento de un 21,3% respecto al año anterior. Estos sucesos, relacionados con cualquier tipo de violencia física o psicológica contra una persona por su nacionalidad, etnia, sexo, religión o ideología, entre otros, se han convertido en una problemática cada vez más urgente de dar respuesta en la sociedad.
Rafael Arriola, abogado experto en extranjería y especializado en este tipo de delitos, lucha junto a diferentes entidades para eliminar por completo estos sucesos de la vida de aquellas personas que los sufren. Por ello, el jurista ha desarrollado diferentes iniciativas, como la creación de una guía de extranjería en colaboración con la Oficina de Integración y Cooperación Social (OICOS) del Ayuntamiento de Santander, o la presentación de varias ponencias relacionadas con los derechos humanos y con cómo actuar ante abusos ocasionados por insultos racistas o delitos de odio. En vistas a la siguiente jornada de charlas del próximo jueves, 14 de noviembre, el abogado repasa algunas de las principales causas y cómo abordar este tipo de circunstancias para que cualquier afectado pueda actuar de la manera correcta. “Los mecanismos existen, pero hay que tratar de que los conozca la sociedad para que tengan herramientas con las que luchar contra toda esa lacra”.
¿A qué se debe el aumento constante en el número de delitos de odio en España?
En el día a día nos encontramos que en la sociedad actualmente está habiendo un aumento considerable de los delitos de odio, principalmente originados por alternativas a los medios de comunicación tradicionales. Son estas pseudo–fuentes de información las que están aportando una serie de informaciones falsas sobre ciertos colectivos o personas y que están generando bulos y mentiras relacionadas con ciertos individuos o grupos sociales. Ese es uno de los principales motivos por los que aumentan los delitos de odio, relacionados sobre todo con racismo y xenofobia.
¿Resulta más sencillo cometer este tipo de delitos en redes sociales por la impunidad con la que se pueden llevar a cabo?
Sí. Digamos que ahora mismo hay un vacío legal en este campo. Es verdad que los delitos de odio están tipificados como tal en el Código Penal, pero cuando se utilizan las redes sociales se crea una especie de situación en la que se cree que se puede decir cualquier cosa con total impunidad y sin ningún tipo de consecuencia. Cuando uno tiene una cuenta en redes como Instagram o X –antes,Twitter–, hay una serie de seguidores que leen lo que otros dicen sin contrastar la información que se da, y eso genera un gran problema, que surge encima en base a una afirmación sin contrastar o que podría ser falsa a propósito directamente.
¿Cómo puede abordarse esta problemática? ¿Es un problema de base causado por la temprana edad a la que los jóvenes tienen acceso a redes sociales?
Sobre todo desde el inicio de la pandemia se empezaron a crear teorías con bulos en relación a varios temas cercanos a la COVID–19. Desde ahí, ha habido carta blanca para insultar y desinformar en múltiples temas y situaciones, sobre todo con ciertos colectivos y personas de diferentes nacionalidades. Pasa en gran parte con personas que vienen al país de otros con una situación política y social mucho peor que la nuestra. Las charlas y las jornadas sobre derechos humanos y delitos de odio no solo buscan concienciar, sino también encontrar propuestas o alternativas concretas para construir unos valores mucho mejores a los que hay en la actualidad.
Desde la pandemia, cuando se empezaron a crear bulos sobre la Covid-19, ha habido carta blanca para insultar y desinformar en múltiples temas y situaciones, sobre todo con ciertos colectivos o personas de diferentes nacionalidades
Este jueves, 14 de noviembre, dará una charla sobre sensibilización en Santander. ¿Qué papel tienen este tipo de encuentros divulgativos en la prevención de delitos de odio?
Actualmente, el origen de los delitos radica en un problema de educación o de falta de valores culturales y sociales que deben ser aprendidos desde un primer momento a nivel formativo, en institutos y colegios. Allí se deben fomentar valores que son muy necesarios, porque estamos viviendo un aumento considerable en los delitos de odio desde edades muy tempranas. Tiempo atrás eran casos especiales o generados por un proceso de odio determinado, pero en la actualidad la situación ha degenerado a un nivel más grande, donde esta problemática está presente en cualquier ámbito, como puede ser el deportivo o laboral, y a cualquier edad. Ahora tenemos insultos racistas, como pasa en los campos de fútbol, donde personas como Lamine Yamal o Vinicius Junior sufren este tipo de delitos sin casi ningún tipo de consecuencia. Antes estos sucesos eran bastante más aislados.
El propio Vinicius se volvió viral por unas declaraciones en las que el jugador del Real Madrid denunciaba que España es un país de racistas. Cómo experto en este campo, ¿está de acuerdo con esa declaración?
Yo creo que España es un país, como la mayoría de países del primer mundo, que aún tiene mucho que avanzar. Sin embargo, yo que soy una persona que lleva temas de extranjería y trato con autoridades y administraciones relacionadas con ello, puedo decir que en el día a día no percibo ninguna situación muy grave como para considerar que España sea un país racista.
España es un país que aún tiene mucho que avanzar, pero yo en el día a día no percibo ninguna situación muy grave como para considerar que el país sea racista
Sí que es verdad que hay que trabajar mucho, porque a día de hoy hay situaciones evitables y que se están generando, como todas las manifestaciones que realizan personas también relacionadas con redes sociales, como influencers, los cuales vociferan muchas mentiras y falsedades. Hay que trabajar más si cabe en conseguir erradicar esto de la manera más eficiente posible. Cuando personas como Vinicius Junior dicen que España es racista, entiendo su situación y por qué lo hacen, porque él lo sufre constantemente en casi todos los partidos, y desde luego que ese tipo de cosas tienen que ser perseguidas y abolidas de los campos de fútbol de manera tajante.
Hablando de las víctimas, ¿cómo se puede luchar contra la sensación de desamparo o falta de respuesta social que sufren?
Desde el punto de vista jurídico, cuando una persona sufre un tipo de vejación o recibe algún insulto racista o xenófobo, puede actuar, ya que esto está tipificado en el Código Penal. El problema es que tradicionalmente este tipo de situaciones nunca han sido denunciadas, porque se veía habitual y se dejaba pasar. Afortunadamente, en los últimos tiempos se está empezando a hablar un poco más de la necesidad de denunciar este tipo de sucesos. Los delitos de odio o las amenazas están tipificadas, lo que significa que si sientes que has recibido uno de ellos, puedes iniciar un procedimiento legal. Este lo puede emprender uno mismo, incluso es posible acceder a un abogado de asistencia gratuita para aquellas personas sin la capacidad económica necesaria o con pocos recursos. Los mecanismos existen, pero deben conocerse por la sociedad. En las jornadas y charlas intentamos que las personas conozcan los mecanismos y herramientas disponibles para luchar contra toda esa lacra.
Según datos del Ministerio del Interior, los delitos de odio provocados por el racismo y la xenofobia son los más frecuentes, aunque no son los únicos; les siguen los causados por diferencias ideológicas. ¿Está cada vez más polarizado el país, contribuyendo así a que se promuevan o se normalicen esta clase de delitos?
Sí, lamentablemente vivimos en una época donde los extremismos han tomado mayor protagonismo. Esto no sucede solo en España, sino también en otros países de Europa y de fuera del continente. Tristemente, situaciones como la acontecida en Valencia con la DANA han generado muchos altercados de odio y racismo, que no hubiesen sucedido en otras circunstancias. Se llega a tal nivel de polarización y la irritación es tal que ahora mismo hay personas que utilizan todas las herramientas disponibles en redes sociales de forma gratuita para obtener lo que buscan, que no es otra cosa que crispación.
En otras situaciones, altercados de odio y racismo como los acontecidos en Valencia a raíz de la Dana no se hubiesen producido. La polarización política es tal, que hay gente utilizando las redes solo para generar crispación
Hace menos de un año se denunció unos hechos relacionados con la Universidad de Cantabria, en los que, desde la cuenta oficial del Consejo de Estudiantes, se difundían mensajes homófobos e insultos en la red social X. Sin embargo, el casó fue archivado un par de meses después. ¿Cómo es posible que no haya consecuencias legales en casos tan notorios como este? ¿Qué más deberían haber hecho las víctimas para sentirse protegidas?
Los hechos que se describen en esta circunstancia hablan de unos mensajes en redes sociales donde el emisor tiene la sensación de impunidad para decir y hacer lo que quiera sin ningún tipo de consecuencias sociales y jurídicas. Es importante saber que, ante este tipo de situaciones, en el Código Penal existen maneras de tratar este tipo de conductas. Todo lo relacionado con manifestaciones de odio, revelaciones de secretos, stalking o acoso, entre otros. Esto debe ser siempre denunciado, tanto desde el punto de vista jurídico como social. No podemos quedarnos mirando de forma pasiva, sobre todo porque estaríamos ante situaciones en las que la sociedad no será consciente de todas las manifestaciones de odio que se llevan a cabo en redes. Cuantas más denuncias y más sentencias haya relacionadas con delitos de odio, racismo y xenofobia, más ayudará a que avance la sociedad.
Otro de los casos más mediáticos relacionados con delitos de odio en Cantabria tuvo lugar a comienzos de este año, cuando una matrimonio increpó a una mujer negra en la cola de un supermercado. El matrimonio fue absuelto, pese a existir testigos que corroboraron la historia de la mujer, en la que denunciaba múltiples insultos hacia su raza y nacionalidad. ¿La impunidad con la que se llevan a cabo sucesos como este motiva a que ocurran más delitos de este calibre?
Desde luego que ante este tipo de situaciones como la vivida en el supermercado es posible que poner una denuncia no parezca suficiente o que hacerlo no sirve para nada. En realidad es al contrario, porque así es como se consigue que haya una mayor visibilidad y sensibilización. Lo que no se puede hacer es normalizar hechos como este, aunque sean casos sin consecuencias penales, porque sí las tiene. Por otro lado, es importante dar voz a este tipo de situaciones para conseguir obligar a los organismos y administraciones a tener una formación continua del tema. Nos encontramos en unos tiempos donde ha habido un aumento significativo de delitos de odio, LGTBI–fobia, homofobia, gordofobia... Estamos ante unas situaciones que deben ser combatidas más que nunca.