La Vespa Velutina, comunmente conocida como avispa asiática, se ha convertido en los últimos años en un problema medioambiental de primer orden en el norte de España y en el sur de Francia, esencialmente, cuya expansión aumenta a pasos agigantados con el paso de los años.
El principal escollo para hacer frente a esta especie invasora es que “aún no existe una solución eficaz”. Así lo asegura el presidente de la Asociación Española de Apicultores, Marcos Negrete, quien denuncia que el Gobierno de España “no pone ni la voluntad ni los medios” necesarios para abordar este asunto.
En lo referente a las administraciones regionales señala que “están trabajando algo en la eliminación de los nidos” motivadas, sobre todo, por “la gran alarma social que se ha creado en torno a esta plaga, por la presión social y por el eco que está teniendo en los medios”. Además, Negrete denuncia que “no hay una partida presupuestaria concreta para erradicar este insecto”.
En el caso de Cantabria, el consejero de Medio Rural, Jesús Oria, dijo en septiembre del pasado año que “es posible que se tenga que convivir en Cantabria con la avispa asiática”, declaraciones que Negrete ratifica afirmando que “es una realidad”. “Mientras no se descubra un método eficaz no nos quedará más remedio”, lamenta.
“La Administración central no pone medios y las administraciones locales no saben cómo resolver el problema, se les escapa de las manos la forma de encontrar una solución eficiente, rápida y económica”, matiza el presidente de esta asociación, que ofrecerá una charla organizada por la Fundación Naturaleza y Hombre (FNYH) sobre este asunto.
El evento, en el que también intervendrán el ingeniero agrónomo Manuel Barquín y al gerente de la empresa SERCANT Antivelutina, Isidro Herrera, tendrá lugar este viernes 7 de abril en el Ecomuseo Fluviarium de Liérganes, a partir de las 19.00 horas.
Negrete recalca que en Cantabria hay un protocolo de actuación “bastante logrado” y advierte que si alguien se encuentra con un nido de avispas debe llamar al 112. Recuerda, además, que se han dado casos en España de ataques a personas y que alguno, desgraciadamente, se ha saldado con la muerte.
“Este año calculo que vamos a tener un disgusto en Cantabria casi fijo”, augura, porque “prácticamente no hemos tenido invierno, las temperaturas han sido muy suaves y ha llovido muy poco”, argumenta. “Tiene que haber montones de avispas reinas y nidos que se cuenten por cientos; va a ser una locura”, subraya con preocupación.
Llegada a Europa
Se cree que la avispa asiática llegó a Europa en un barco mercante porque la primera zona donde se avistó este insecto fue cerca del puerto de Burdeos, en Francia, territorio que tiene tráfico marítimo con una región del sur de China.
“Se supone que con el constante ir y venir de los barcos, alguna avispa entraría de polizón en uno de ellos y llegaría a puerto donde, posteriormente, haría un nido con éxito”, relata Negrete. “Se asentó y se reprodujo, así empezó”, sostiene.
De esta forma, se ha convertido en una especie invasora que no tiene depredadores, que impide que haya un equilibrio en el ecosistema y que, por tanto, da lugar a una plaga.
Galicia es la región que mayor crecimiento y expansión de este insecto ha sufrido en España. En el caso de Cantabria, fue descubierta por el propio Negrete en septiembre de 2013, y actualmente, se ha extendido por toda la franja costera. “Hacia el interior le cuesta más colonizar pero poco a poco está llegando”, advierte.
Consecuencias de su expansión
La avispa es carnívora y, por tanto, su alimentación se basa, principalmente, en las abejas. Estas “tienen tanto miedo de salir de sus colmenas” porque saben que la especie invasora en cuestión las va a capturar, que “llega un momento en que dejan de trabajar”. Como consecuencia de ello, se les corta su fuente de alimentación, tanto sólida como líquida, se debilitan y en invierno aumenta la mortandad.
Por otro lado, la Vespa Velutina también ataca a otros insectos del ecosistema como libélulas, mariposas, escarabajos, moscas, arañas... Todos ellos, se encuentran con un nuevo depredador que antes no tenían, al que no se han adaptado y, por tanto, carecen de defensa contra él. Además, las aves insectívoras disponen de un nuevo competidor al que no se pueden enfrentar. “Su fuente de alimentación también se ve reducida”, apunta Negrete.
La avispa asiática necesita las proteínas, especialmente para las larvas, que adquiere de los insectos mencionados anteriormente. No obstante, también requiere de hidratos para mantenerse activa que consigue de sustancias azucaradas, es decir, de las frutas: manzanas, higos, arándanos y uvas, entre otros alimentos. Este insecto “muerde la fruta para acceder a los jugos interiores y se estropea”, detalla.
Especialmente llamativo es el caso de las uvas. Como consecuencia del daño que provoca la avispa asiática sobre ellas junto con el calor del verano, fermenta antes de tiempo. “Desvirtúan la fermentación controlada que hacen los viticultores para el vino”, expone.
Métodos de combate
Tal y como explica el presidente de la Asociación Española de Apicultores, existen a grandes rasgos dos métodos para combatir la expansión de la avispa asiática. El primero de ellos, “es una acción más local llevada a cabo por los apicultores a pie de colmena”.
En este caso, señala Negrete, hay varios sistemas pero “ninguno es completamente infalible, ni efectivo e incluso algunos no son del todo selectivos, es decir, pueden afectar a otros insectos”. Como ejemplo de ellos cita unas “trampas que se ponen en los colmenares con unos atractantes, puesto que todavía no hay feromonas que las atraigan”, y un “arpa eléctrica que está dando buen resultado en pequeños colmenares”.
Por otra parte, el segundo método de acción más global, es decir, fuera de los colmenares consiste en “la localización sistemática de los nidos y su consiguiente destrucción con pértigas crematorias, insecticidas e incluso se está probando con drones”, explica Negrete. Se trata de “pruebas costosas que requieren de personal e incluso encarnan un poco de riesgo”, indica.
A pesar de ello, lamenta que aún “nadie ha dado con la clave”. “Sí que hay algunas empresas que ahora están descubriendo un nicho de mercado” con esta problemática. “Tampoco les interesa invertir en el problema cuando se trata solo de una pequeña zona”, lamenta. “Cuanto más se expanda la avispa, si alguien encuentra una solución, más beneficio va a tener; eso es tristemente así”, concluye.