Cannabis medicinal: la lucha de todo un sistema por reconocer el valor científico de la marihuana
“La legislación va muy lenta porque nadie tiene prisa. Unos porque tienen una posición contraria por el excesivo conservadurismo mal entendido que les va un poco en el ADN, y otros porque hablan mucho pero a la hora de la verdad no acaban de coger el toro por los cuernos”. Eduardo Van den Eynde, diputado del Partido Popular en Cantabria y enfermo de cáncer, se ha convertido en todo un activista en defensa de la legalización del cannabis.
Desde que en febrero de 2017 publicase una carta personal en defensa de este derecho en su Facebook, el político se ha convertido en una referencia en lo que a esta lucha se refiere. Después de pasar una primera sesión de quimioterapia y radioterapia complicada, Van den Eynde pensó que incluir la marihuana en su tratamiento podía ser beneficioso. “Fue muy efectivo para los efectos secundarios como las náuseas, el malestar, la falta de apetito y el bajo estado de ánimo”, admite.
La Asociación Cannábica de Ayuda Terapéutica Bolera-Besaya (ACBB) ha celebrado este viernes su I Conferencia de Cannabis Medicinal. En ella, además del diputado y de otros dos pacientes, varios expertos han analizado el uso que se le está dando a esta droga y la necesidad inmediata de una regulación que permita su uso libre, tanto para investigación como para consumo por parte de enfermos.
La razón fisiológica es 'sencilla'. Para José Carlos Bouso, psicólogo clínico y Doctor en Farmacología, se debe a que el cannabis y los mamíferos compartimos ciertos parecidos. “El sistema endocannabinoide es un sistema fisiológico de regulación interna que se pone en marcha cuando padecemos una enfermedad o un daño externo. Y ahí viene lo curioso, porque el cannabis tiene sustancias muy parecidas a las de este sistema de nuestro organismo, lo cual es fantástico”, señala.
Los beneficios se pueden enumerar “por decenas”, pero para Bouso el principal reside en la aceptación que tiene esa incorporación de algo del exterior “a algo que está en nuestro organismo”. Por lo tanto, “los endocannabinoides se dedican a ayudarnos cuando no podemos frenar las enfermedades por nosotros mismos”, asegura el experto en enfermedades crónicas.
Noemí Sánchez, psicóloga con dos máster en neuropsicología y neurociencias, realiza su trabajo más centrada en el área del dolor. “Es una experiencia que tiene un componente psicológico, porque si solo tuviésemos el fisiológico se quedaría únicamente en una molestia”, comenta. Para ella, resulta evidente que el cannabis regula muchos procesos, tanto de patologías mentales como de físicas, aunque incide especialmente en la necesidad de un experto que “aconseje y guíe a los enfermos”. “Es un tipo de medicina muy individualizado, hay muchos tipos de plantas, muchas formas de utilizarla y necesitas saber qué dosis es la adecuada para ti”, comenta.
Sánchez también es presidenta de Forum Cannábic Valenciá y es una firme defensora de la desestigmatización de esta planta. “Cuando hablamos del uso lúdico hablamos de libertades individuales, pero cuando hablamos del uso terapéutico estamos hablando de derechos humanos”, explica la profesional. Para esta psicóloga, la desobediencia civil que está habiendo sobre este tema está totalmente “justificada” por no haber ninguna ley que lo regule. “Todos estos pacientes consiguen su medicina de forma ilegal. Se tienen que asustar cuando ven a la Policía, y no deberían. Es muy triste”, concluye.
Sanciones
El abogado Héctor Brotons, del Estudio Jurídico BROTSANBERT especializado en Salud Pública y cannabis, apunta que la Ley Mordaza ha afectado especialmente a los usuarios de esta droga. “Son los más represaliados. Se están poniendo unas 350.000 multas al año, lo que supone un millón de intervenciones anuales en las cuales te registran y pueden llegar a faltar a tu libertad individual. Es una aberración”, sentencia.
Este doble rasero de la legislación al que apuntan muchos consumidores ha sido una evidencia en su carrera. En 14 años trabajando en el sector, Brotons ha visto condenas por posesión de 300 gramos de marihuana y absoluciones por 14 kilos. “La diferencia está en entender que lo recolectado, esa posesión, es para abastecer todo el año tu consumo individual, así que que se convierta en delito o no depende del policía, de tu abogado y del juez que te toque”, afirma.
En el caso del uso terapéutico, este abogado y portavoz del Observatorio Europeo del Cannabis admite que normalmente están mejor vistos que los del uso recreativo. “Normalmente se decantan por la no penalidad porque la humanidad decanta la balanza, pero en un principio tú no puedes ni ir a una asociación a comprar cannabis. Bolera Besaya es un ejemplo de cómo hay personas que asumen lo que los médicos dicen a sus pacientes, les ayudan y todo con el riesgo de ser castigados”, declara Brotons.
Freno a las células tumorales
Pero el cannabis no solo ayuda de forma paliativa o para pacientes crónicos. Guillermo Velasco, profesor titular de Bioquímica y Biología Molecular en la Universidad Complutense de Madrid, lleva más de 15 años estudiando el uso de los principios activos de la marihuana como agentes antitumorales. “Es un hecho que las células tumorales se reducen tanto en células de cultivo como en estudios animales, ahora hay que demostrarlo en humanos y yo creo que hay mucho potencial y que merece la pena investigarlo”, defiende el investigador.
Como profesional, Velasco considera necesario que haya una regulación en España a favor del cannabis terapéutico. “Los detractores no vienen por los efectos negativos, vienen porque se ha asociado durante mucho tiempo a algo malo”, comparte. Además, y respecto a los antidepresivos, el bioquímico señala que estos, pese al “respeto” que tienen adquirido en la sociedad, tienen un potencial adictivo mucho mayor al del cáñamo. “Se estigmatizó por unos intereses que no se justifican en una base médica, el debate viene por políticas económicas que nada tienen que ver con sus efectos secundarios”, concluye.