Concluye con éxito la recuperación de los restos de un alcalde desaparecido hace 74 años
Los restos de Eloy Campillo han sido recuperados este pasado sábado de la sima Topinoria (Bejes), poniendo fin a una trágica historia que comenzó hace 74 años. Además, en las inmediaciones de la boca de la sima se ha encontrado el casquillo del proyectil que posiblemente acabó con su vida. La bala, del calibre 9 mm. largo, podría ser compatible con la pistola Astra 400 que usaba Juan Fernández Ayala, conocido guerrillero que participó en los hechos. Casualmente, 'Juanín' sería asesinado exactamente doce años después, “coincidiendo día y mes”, como señala Antonio Brevers, profundo conocedor de la historia de la guerrilla cántabra.
Y es que Eloy Campillo, alcalde pedáneo de Sotres, fue asesinado en 1945 por un grupo de guerrilleros que le acusaban de haber delatado a la Guardia Civil la celebración de una reunión para festejar la caída de Berlín, episodio que acabó con la muerte de Ceferino Roiz, jefe de la Brigada Machado. Pese a que él siempre negó la delación (y la minuciosa investigación de Brevers deja abierta la puerta a una duda razonable), ello no le sirvió para salvar la vida. Aunque se conocía el hecho de su ejecución, hasta el año pasado se ignoraba el lugar donde reposaban sus restos, pese a los arduos esfuerzos de su familia durante décadas por dar con ellos.
En el año 2018 espeleólogos de los grupos Flash y Tracalet pusieron en conocimiento de las autoridades el hallazgo de huesos humanos en la sima Topinoria (Bejes). Tras identificarse los restos como pertenecientes a Eloy, se inició un complejo proceso que ha culminado en este operativo, dirigido por la Sociedad de Ciencias Aranzadi, con la participación de miembros de la Agrupación Espeleológica Ramaliega (AER) y del club La Cambera. Durante la mañana acudió a la entrada de la sima el vicepresidente de Cantabria, Pablo Zuloaga, y la directora general de Memoria Histórica, Zoraida Hijosa, quienes han mostrado un notable interés en la resolución de este caso.
Un operativo de varias semanas
En una reunión celebrada en Bejes hace un mes se perfilaron ya las líneas maestras del proceso de recuperación, realizando una primera valoración de la cavidad. Durante la pasada semana los espeleólogos ramaliegos, acompañados por Asier Izaguirre (Aranzadi) procedieron a la instalación de la sima. Pese a que ésta se encontraba parcialmente equipada por los grupos que la exploran en verano, se optó por realizar una nueva instalación ante las malas previsiones meteorológicas.
Según cuenta Ángel García (AER), “la cavidad es sencilla técnicamente, pero peligrosa en caso de crecida, pues el agua que circula arrastra piedras”. De ahí que los espeleólogos ramaliegos realizaran una instalación más complicada, pero que evitaba el riesgo de impactos. Esta previsión resultó acertada, dado que la nieve hizo acto de presencia pocas horas después de salir de la cavidad. Las precipitaciones acaecidas a lo largo de la semana incrementaron notablemente la circulación de agua en la sima, tal y como comprobaron durante el descenso de este sábado.
La última fase del operativo comenzó este fin de semana en Sotres, bajo la dirección técnica de los forenses Fernando Serrulla y Francisco Etxeberría (Sociedad de Ciencias Aranzadi), que han coordinado a más de 20 personas. Los espeleólogos arrancaron el descenso de la sima hacia las diez de la mañana, bajando hasta la cota -180, donde procedieron a levantar minuciosamente durante tres horas todos los restos óseos encontrados. Posteriormente realizaron un barrido de diversas repisas que se hallan entre las cotas -180 y -130, “particularmente peligrosas por la abundancia de piedras sueltas”, tal y como relata Ricardo Trueba, hallando algunos fragmentos más. Para las 16.30 horas los espeleólogos habían procedido ya a la extracción completa de los restos y a la desinstalación de la sima.
En la boca se encontraban varios familiares, que observaban emocionados cómo los forenses realizaban un trabajo preliminar de reconstrucción del cuerpo de Eloy. “No tenemos palabras para agradecer la labor desarrollada por el Aranzadi y los espeleólogos de Ramales”, declaraban José Manuel Fernández y José Rodríguez, nietos de Eloy. “Esto nos permite cerrar una herida muy profunda, de muchos años”. Han querido agradecer, asimismo, el papel jugado por Pablo Zuolaga y Zoraida Hijosa, mientras que se han mostrado críticos con “la Justicia”, por las continuas “trabas” con las que se han tenido que enfrentar en esta compleja historia. Pero sin lugar a dudas para quién han tenido un reconocimiento especial ha sido para Antonio Brevers, que les ha acompañado en esta odisea durante más de una década.
Ahora toca esperar que la Sociedad Aranzadi realice las pruebas pertinentes, y que el Instituto de Medicina Legal les devuelvan los restos que obran en su poder, para poder proceder a su entierro en el nicho familiar, cosa que esperan hacer antes de que acabe el año.
La opinión de los forenses
Desde el punto de vista forense, si bien Serrulla y Etxeberria señalan que es pronto para adelantar conclusiones, las fotografías y las informaciones aportadas por los espeleólogos permiten aventurar la hipótesis de que Eloy probablemente fue asesinado en la boca de la sima (el casquillo se ha encontrado a unos pocos metros de la misma), y que el cuerpo fue posteriormente arrojado a la sima, precipitándose hasta una repisa existente a -130. Después, al producirse el proceso de esqueletización la mayor parte de sus restos serían arrastrados por el agua que circula en la cavidad hasta la cota de -180, quedando algunos restos en pequeñas repisas entre ambos lugares.
Junto con los restos de Eloy se han recuperado restos de un segundo cuerpo, pertenecientes a una niña de entre 10 y 14 años. Ana María Moradiellos, gran conocedora de la historia de Sotres, aventura la hipótesis de que pudiera corresponder bien a alguna joven de familia inmigrante que trabajara en las minas de la zona, bien a una pastora de la zona de Peñarrubia o Lamasón, pues antiguamente estos municipios tenían derechos de pastos en ese entorno. Los miembros del Aranzadi avanzan que una parte de los restos dentales encontrados se enviarán a Estados Unidos para realizar un análisis con carbono-14.
Un trabajo “enormemente complejo”
La recuperación de los restos ha supuesto un trabajo “enormemente complejo”, tal y como señalan los antropólogos forenses Fernando Serrulla (participante entre otros en los casos del 11-M o de Diana Quer) y Francisco Etxeberria (conocido por su trabajo en los crímenes de José Breton o en la exhumación de los restos de Cervantes), encargados de dirigir esta intervención.
“La Sociedad de Ciencias Aranzadi ha participado en casi 350 exhumaciones de fosas, pero nunca habíamos tenido que trabajar a -180 metro bajo tierra”. A la profundidad se le sumaba las dificultades de acceso a la boca de la sima, el hecho de que las comunicaciones entre la boca y el interior eran sumamente problemáticas y que las recientes nevadas podían condicionar el desarrollo del operativo. Pese a ello, valoran el trabajo como un “éxito total”, al poderse recuperar en torno a un 90% de los restos de Eloy, y un 30% de los de la niña.
Ambos forenses han destacado el “decidido apoyo institucional y la celeridad en la tramitación de los permisos solicitados” por parte del Gobierno de Cantabria. Inciden en que este caso “es una muestra palmaria de lo infundado de las críticas a la Ley de Memoria Histórica como algo partidista”.
Si bien la mayoría de los cientos de asesinados que la Sociedad Aranzadi exhuma pertenecen al bando republicano, esta no es la primera víctima con distinta filiación política con la que trabajan, y siempre lo hacen “con la misma metodología y la misma responsabilidad”. “Cada historia es distinta, pero el drama familiar que se esconde detrás de cada uno de los casos es similar”, incide Etxeberria.
Fernando Serrulla destaca la “normalidad” con la que se ha procedido en este caso, y considera que esa debería ser la tónica habitual. Sin embargo, señala que “es el Estado el que debe hacerse cargo de este tipo de actuaciones, no la sociedad civil”.