Desmemoriados lleva casi cuatro años investigando, compilando y difundiendo información necesaria para la preservación de la memoria colectiva de Cantabria, un trabajo que por segunda vez ha reunido en un libro que presentará este jueves 15 de febrero, a partir de las 19.30 horas, en la Librería La Vorágine - Cultura Crítica de Santander.
Este segundo anuario de Desmemoriados, que recoge todas las actividades realizadas por el colectivo a lo largo de 2017, verá la luz en un acto público que incluirá además una charla de Ángel Armendáriz, arqueólogo y profesor del Departamento de Ciencias Históricas de la Universidad de Cantabria
Este investigador ejerció como director del mapa de fosas de personas desaparecidas violentamente durante la Guerra Civil o la represión política posterior encargado por el Gobierno de Cantabria en 2010 en cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica, una experiencia sobre las fosas y sobre esa cartografía del olvido que servirá como eje vertebrador de la conferencia que impartirá en La Vorágine.
“La memoria se reconstruye y se mantiene ladrillo a ladrillo”, explican desde Desmemoriados. Con esta máxima, el anuario que han preparado incluye los denominados 'Documentos del mes', que profundizan en un hecho histórico a partir de una de las fotos conservadas en la base de datos que mantiene el colectivo y que se publican también en eldiario.es; tres crónicas sobre exposiciones y ciclos organizados este año y cinco textos del especial sobre los hechos de Reinosa de 1987.
En la introducción del anuario, los miembros del colectivo hacen una declaración de intenciones: “A lo largo de doce meses hemos intentado abordar episodios de la historia de Cantabria que contribuyeron, imperceptible pero decisivamente en muchos de los casos, a moldear la faz de esta región o, al menos, a modificar el pensamiento, los usos y las costumbres de sus habitantes, que es sin duda el primero de los pasos en toda evolución”. Y concluyen: “La historia es siempre un choque de fuerzas entre el poder y sus víctimas. Y recordar es la misma pugna. Pero además, es también un grito de dignidad”.