Trabajadores, residentes y familias de la residencia Medinaceli se encuentran “impactados e indignados” después de que la urbanización Virgen del Mar de Soto de la Marina en Bezana haya puesto una valla de separación, que consideran “discriminatoria”, entre la propia edificación y el centro, cuyos internos presentan diversidad funcional.
Lola Prieto, hermana de uno de los residentes, denuncia en una publicación de Facebook que es de “dudosa legalidad ya que impide el acceso directo a la vía pública, fundamental en caso de evacuación, y dificulta la entrada y salida diaria” del centro.
“En filosofías de inclusión y aceptación de las diferencias, la valla provoca en estas personas sentimiento de rechazo, de encierro y de tristeza, y para aquellos cuya discapacidad no interfiere en sus capacidades intelectuales, de enfado, de gran enfado”, recoge el texto en la citada red social.
Este medio se ha puesto en contacto con Prieto quien califica de “indignante y bochornosa” la construcción de esta valla “independientemente de la legalidad”. Asegura que su hermano le llamó “muy enfadado” por ello. Relata que la mayoría de los residentes son discapacitados psíquicos e intelectuales que “no entienden qué pasa”.
“Lo único que ven cuando van a salir a la calle es que se encuentran una doble verja, -la de la residencia y la nueva de la urbanización- que transmite una sensación de encierro”, relata. La directora del centro, según cuenta Prieto, afirma que los internos están “muy nerviosos” por esta situación.
Precisamente la responsable de la residencia, Raquel López, ha manifestado a este medio que la sensación “es de impacto, parece que estamos encerrados como en un zulo, es discriminatorio”, subraya. “Parece que este tipo de residentes no gustan, molestan si los tienes al lado de casa”, lamenta.
Por otro lado, apunta que la gerencia de la empresa se ha personado en el Ayuntamiento y, en principio, “tienen una licencia provisional para poner la valla”. Ante ello, asegura que están intentado reclamar si puede incumplir alguna norma de seguridad.
“En caso de que tengamos que evacuar la residencia, la valla va a impedir que se pueda hacer de forma correcta, lo tendríamos que hacer a través de un pasillo estrecho en fila india”, explica.
Según detallan tanto Prieto como López, la disconformidad con la residencia por parte de esta urbanización “viene de atrás” puesto que, tal y como apuntan, establecieron una verja para impedir el acceso de vehículos a esa calle que, posteriormente, una sentencia de un juez obligó a retirar.
Este medio también ha contactado con el Ayuntamiento que ratifica que la urbanización dispone de un permiso provisional de vallado aprobado en Junta de Gobierno el pasado 4 de agosto, ya que se trata de una parcela jurídicamente privada.
Sin embargo, el Consistorio está tratando de recuperar ese vial que reclama como público, un proceso que “viene de muchos años atrás” y que, según señalan sus responsables, “es muy lento y jurídicamente muy complejo”. En caso de que lo consigan, “correrían con los gastos de retirada de la valla”, aseguran.