“Frustración” e “incertidumbre” son sentimientos generalizados entre los opositores cántabros después de que el pasado jueves el consejero de Educación, Ramón Ruiz, confirmara que finalmente no se convocarán las oposiciones a maestros este año. Montserrat Peña, directora de la academia de formación Códice Cantabria, hace hincapié en el “sacrificio” que han hecho los estudiantes durante este año a nivel “económico, de esfuerzo y emocional” .
“Parece que están jugando un poco con todos, tanto con los centros como con los alumnos”, dice. Asegura que la “mayor preocupación” a día de hoy es el incremento en la tasa de interinidad puesto que las 187 plazas “habrá que cubrirlas de alguna forma”. Además, esta formadora hace hincapié en la importancia de conocer qué ocurrirá el año que viene. “En el caso de que se convoquen en 2018 ni tan mal, porque solo sería repetir un curso, que serviría para preparar mejor la prueba”, explica Peña.
Sin embargo, si las oposiciones se aplazaran al año 2019, dos cursos más, “mucha gente va a abandonar”, lamenta. Destaca que, entre sus alumnos, hay algunos que han decidido prepararse otras oposiciones, apuntarse a las listas e incluso presentarse en otras comunidades. “Hay de todo”, matiza.
En cuanto al conocido 'efecto llamada' que se podría haber producido en caso de que se hubiese ejecutado la oferta de empleo público en la comunidad, la directora del centro de formación subraya que hay “división de opiniones” entre los alumnos.
En este sentido, Saioa Sierra, estudiante cántabra que lleva un año preparando la prueba, pone de manifiesto que el hecho de que no se hayan convocado “perjudica” a los opositores que, como en su caso, se presentan por primera vez. Al mismo tiempo, también recalca que “hubiese sido igual de perjudicial” el anteriormente mencionado 'efecto llamada'.
“La única solución hubiese sido que todas las comunidades a las que les correspondía hacerlas hubiesen podido sacarlas a la vez, dando la oportunidad de entrar en listas a los que llevamos estudiando y preparándonos meses”, apunta. “Lo realmente indignante de toda esta situación”, tal y como expresa esta opositora, ha sido “la falta de información y la incertidumbre”.
“Han estado jugando con nosotros meses; con la ilusión y el futuro de gente que ha dejado posibles planes, trabajos y oportunidades para prepararse”, enfatiza Sierra, que concluye lamentando que este panorama “afecta negativamente a la educación pública en general”, ya que se crea “una inestabilidad en las aulas” motivada por “la continua rotación de interinos durante años”.
“Ha sido un palo”
Por su parte, Beatriz Martínez, opositora cántabra que se presentó en 2015 y que actualmente se encuentra trabajando como sustituta, afirma que ha recibido la noticia como “algo inesperado” porque, tal y como ratifica, desde octubre les aseguraban que se iban a convocar. “Ha sido un palo”, resalta, al tiempo que se posiciona en esa línea general de “incertidumbre, desánimo y desilusión”.
“Estas últimas semanas dejé un poco de estudiar y me centré en lo práctico, que creí que era lo más útil”, relata. Destaca que se quería presentar por segunda vez para entrar en la lista de vacantes, en caso de no conseguir la plaza definitiva, ya que esa situación le aportaría “mayor estabilidad”. Finalmente, hace hincapié en la necesidad de que todas las comunidades llevaran a cabo “un acuerdo” para que se convocaran las oposiciones al mismo tiempo.
A día de hoy, todos coinciden en la importancia de saber qué ocurrirá en el futuro, y para ello, reclaman respuestas. “Le pedimos a la Consejería que nos diga cuanto antes cuando se convocarán las pruebas”, concluye la directora de la academia Códice.
El consejero de Educación, Ramón Ruiz, cuando anunció esta semana que la oferta de empleo público no se ejecutará durante el presente ejercicio, pidió “perdón” a los opositores. Explicó que el objetivo es el de “preservar” las vacantes de este año para otros posteriores, aunque “la idea” es convocarlas “cuanto antes mejor”.