Francesco Italia, un electricista jubilado de 73 años residente en Torrelavega, recibió en agosto de 2015 la peor noticia posible: padecía un mesotelioma pleural maligno tipo epitelial, una enfermedad terminal que, según indican los informes médicos y refleja la literatura científica, está asociada en la mayoría de los casos a la exposición al amianto.
Así se lo reconocieron inmediatamente los trabajadores sanitarios de Neumología del Hospital Sierrallana de Torrelavega a su familia y así lo expusieron en su diagnóstico que, en su apartado relativo a antecedentes personales, recoge lo siguiente: “Exposición a asbesto durante dos años hace 10-12 años, trabajando como electricista”.
A partir de ahí comenzó su lucha contra la enfermedad, con un duro proceso de quimioterapia que lo dejó “muerto en vida”, según explica su hijo Daniel, con una pérdida de peso considerable y un cansancio crónico que le dificultaba incluso levantarse del sofá. Sin embargo, el tratamiento comenzó a hacer sus efectos, su salud mejoró progresivamente y, a la espera de un nuevo ciclo de radioterapia, los últimos análisis indican que el tumor ha reducido su tamaño.
Casi de forma paralela a esta dura realidad cotidiana, Francesco y su familia están afrontando otro revés inesperado: el rechazo por dos ocasiones de su incapacidad absoluta derivada de una enfermedad profesional por parte del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) de Cantabria, que ha rechazado su reclamación y niega que la afección de este pensionista tenga relación alguna con su trabajo.
“Cuando detectaron la enfermedad de mi padre y nos dijeron que tenía que ver con una exposición al amianto, nos informamos y buscamos una asociación de afectados que nos asesorara”, explica su hijo a eldiario.es. Siguieron los pasos que les fueron indicando sus abogados, convencidos de que era un simple trámite. “Nos dijeron que, con este diagnóstico, en País Vasco se concedía la incapacidad de inmediato”, subraya.
Las previsiones, en cambio, no se cumplieron. “Cuando nos llegó la primera notificación quedamos muy sorprendidos. Recurrimos, volvimos a presentar toda la documentación, y hace 20 días que han vuelto a rechazar nuestra demanda”, lamenta Daniel. “Es inaudito, una auténtica vergüenza. Es negar la evidencia y alargar el proceso innecesariamente”, critica.
Demanda ante la justicia
Dado que no se ha podido resolver por la vía administrativa, el único remedio ahora es presentar una denuncia ante los tribunales contra la empresa en la que trabajó Francesco durante el periodo en el que tuvo contacto con el amianto.
Según están las cosas, deberá acudir ante el Juzgado de lo Social, buscar a testigos que acrediten su versión de los hechos y demandar a Tecnelt, la compañía situada en Cartes para la que trabajó como electricista prestando labores de mantenimiento en la empresa siderúrgica Ferroatlántica de Camargo.
Allí, realizando tareas de mantenimiento en los hornos eléctricos, retiró las vendas de amianto que cubrían el cableado y el aislamiento de los hornos, tarea que implicaba liberación de fibras de amianto, tras la degradación del material sometido a las altas temperaturas de fusión, y que sus médicos consideran la causa más probable de su enfermedad.
Según la Asociación de Víctimas de Amianto de Euskadi, que ha prestado asesoramiento a este afectado puesto que en Cantabria no existe un colectivo similar, “la literatura científica asocia habitualmente el diagnóstico de mesotelioma con la inhalación de fibras de amianto, al menos en un 88% de los casos, no habiendo otros factores de importancia causantes del mesotelioma pleural”.
A juicio de esta organización, “tampoco es casualidad” la alta incidencia del mesotelioma en hombres nacidos entre 1945 y 1950, especialmente entre los que trabajaron en tareas de mantenimiento, por la intensa exposición laboral al amianto que sufrieron durante años.
Burla a las víctimas
El mesotelioma epitelial que padece Francesco está calificado como una enfermedad profesional, al coincidir en un trabajador de cuenta ajena, una relación de causalidad y estar incluida la afección en el listado del Real Decreto que legisla sobre este asunto.
“Por tanto, afirmar como hace la resolución del INSS que el mesotelioma no deriva de una enfermedad profesional es una burla a los trabajadores enfermos por el amianto y un intento descarado de ocultar las enfermedades profesionales, obligando a la víctima o a sus familiares a pelear en los juzgados contra todos el reconocimiento del origen de la enfermedad y las prestaciones económicas de la Seguridad Social que en justicia le corresponden”, insisten desde este colectivo.
También denuncian que Cantabria es, junto con el País Vasco, una de las comunidades en las que figura el cáncer como principal causa de muerte, cuando la Comisión Europea atribuye al cáncer el 53% de las muertes laborales, mientras Cantabria es uno de los ámbitos con menos enfermedades profesionales.
“Por esta razón, llamamos a los profesionales sanitarios, prevencionistas y organizaciones sindicales de Cantabria a reaccionar contra la ocultación de las enfermedades profesionales que tanto daño hacen a la prevención de los riesgos laborales, resultando doblemente perjudicados los enfermos de cáncer profesional”, concluyen.