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Torrelavega en 1937: 'topos', leche condensada y destrucción

Torrelavega —
18 de julio de 2020 20:41 h

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Una Torrelavega caótica y parcialmente destruida queda reflejada en los archivos fotográficos de la Biblioteca Nacional de España, archivos que han sido digitalizados y puestos en abierto a disposición del público a través de la web de la Biblioteca Digital Hispánica.

En las imágenes se aprecian vías que se mantuvieron en pie, como la que recorre Julián Ceballos hasta la Plaza del Ayuntamiento y otras parcialmente destruidas o con las casas “voladas en su mayoría por los rojos en su huida”, como reza uno de los apuntes que tomaron los encargados de propaganda del Ejército franquista. Realmente, la mayor parte de la destrucción fue obra de la Legión Cóndor que se empleó a fondo los días previos a la llegada de los requetés franquistas.

De este modo las imágenes son significativas tanto por lo que se ha conservado, como el viejo edificio consistorial, como por lo que ha desaparecido, caso de la mayor parte de las casas de Baldomero Iglesias, que aunque sobrevivieron a la Guerra Civil no soportaron el posterior desarrollo urbano.

La recopilación de imágenes recorre el paso de las tropas en la ocupación franquista de Torrelavega, desde el paso por Los Corrales de Buelna hasta el acceso a Cartes. De ahí, hasta su salida prácticamente de inmediato hacia Santander, en donde entrarían el día 26, los archivos registran los acontecimientos de los días 24 y 25 de agosto de 1937.

El primero está centrado en el recibimiento que tuvieron las tropas, con torrelaveguenses concentrados en la Plaza del Ayuntamiento y otros puntos de la ciudad. Las imágenes del segundo día están dedicadas al desfile que realizaron las tropas sublevadas por el centro de la ciudad, en especial su paso por la Plaza Mayor.

Los encargados de propaganda del Ejército del Norte franquista documentaron el acercamiento de las tropas a la población. En una Torrelavega semiderruida hay escenas de reencuentro, como la de la madre que encuentra a su hijo que había estado oculto durante el período republicano, de obsequios de leche condensada (“rescatada de los rojos”) a las tropas y de reparto de pan entre los niños, así como concentraciones espontáneas de ciudadanos en espacios públicos y calles.

El cabo de la Guardia Civil Benito Juárez es fotografiado después de recorrer la distancia entre Santander y Torrelavega para ser el primero en informar que la capital “se había sublevado”, como si se tratara de un émulo del anónimo mensajero de Maratón.

Torrelavega fue ocupada el día 24 de agosto, y de inmediato cayó Barreda, quedando cortadas las comunicaciones terrestres con Asturias y dejando expedito el camino hacia Santander. Ese mismo día el comandante de la División 54, Eloy Fernández Navamuel, escapó en avión a Francia.

En las imágenes de la BNE tienen especial protagonismo dos destacados jefes militares de los sublevados. Uno es José Solchaga, nombrado en 1937 Jefe de las Brigadas de Navarra; y el otro es Rafael García Valiño, coronel a la sazón y que un año después acabaría dirigiendo la Primera División Navarra.