El administrador concursal confirma la quiebra de la concesionaria de Escenario Santander tras el fiasco de Guetta

Delfuego Booking, la empresa que organizó este verano por primera vez los conciertos de La Campa durante la Semana Grande de Santander y que gestiona la instalación municipal de Escenario Santander, tiene los días contados. Así se desprende del informe de la administración concursal al que ha tenido acceso eldiario.es, en el que tras analizar el estado de las cuentas y activos de la sociedad, se pone de manifiesto que “su continuidad es ciertamente escasa, por no decir nula” y determina su “insolvencia irreversible”.

Según este informe, el motivo principal para la inminente disolución de la empresa ha sido la famosa espantada del dj internacional David Guetta, que el pasado 28 de julio no se presentó en la campa de La Magdalena debido a “problemas técnicos” en el avión que debía traerlo a la capital cántabra desde Moscú, según la versión dada por el artista francés. El resultado es que las cerca de 10.000 personas que aguardaban en el recinto se quedaron con la miel en los labios y con un cabreo monumental, y que Delfuego Booking pasará muy pronto a ser historia. 

Sin embargo, esta no ha sido la única razón que ha llevado a la quiebra a esta sociedad que, por el momento, también gestiona Escenario Santander. El administrador concursal da un buen tirón de orejas al equipo de Gobierno del PP que encabeza Gema Igual. Según señala en su informe, la “falta de previsión” del Ayuntamiento y la “premura” en la licitación del evento “ha resultado clave y un elemento crítico para entender el resultado producido en la empresa”.

Y es que el Ayuntamiento de Santander no procedió a publicar el concurso hasta el mes de marzo y no lo resolvió de forma definitiva hasta mayo. Es decir, tan solo dos meses antes de la celebración de los conciertos. Esto, prosigue el informe, condicionó “gravemente” toda la operativa de la mercantil, retrasando la presentación al público del cartel y teniendo una “especial incidencia” en las contrataciones de los artistas.

“En tan poco lapso temporal, el pool de oferta de artistas está ya muy reducido al tener muchos de ellos sus agendas cerradas para dichas fechas y, por otra parte, a mayor abundamiento de lo anterior, el precio resulta más elevado, sin apenas margen de negociación en cuanto a las condiciones con los artistas”, argumenta, en la misma línea que han defendido también los promotores del evento.

De esta forma, el administrador concursal entiende que el escaso margen de tiempo ha provocado el incremento de los costes de organización, tanto en el caché de los músicos como también en las condiciones de los proveedores y en la promoción del festival. Esto “podría haber sido evitado con una adecuada planificación licitadora por parte del Consistorio”, apostilla.

Según expone el administrador, a todo esto se suma que los conciertos de La Campa tuvieron que competir con los celebrados en esas mismas fechas en Torrelavega, ya que la empresa que hasta entonces había organizado e impulsado los conciertos de la Semana Grande de Santander “se vio abocada a la celebración de las actuaciones previstas para ese festival en otra localidad para así no incurrir en las pérdidas de costes que la no adjudicación del concurso le acarrearía”.

En este caso, el resultado fue todo un éxito: el décimo aniversario de Música Grande congregó en la capital del Besaya a 40.000 personas sobre un aforo máximo de 45.000, sin registrase ninguna incidencia y colgando dos noches el cartel de 'no hay billetes' en El Malecón, lo que contrasta con la escasa respuesta del público a la propuesta musical de Santander, donde, por ejemplo, una de las citas estrella, The Jacksons, no reunió ni a un millar de asistentes.  El escándalo de Guetta fue la puntilla para una Semana Grande que en esta edición no estuvo a la altura. 

En cualquier caso, al margen del resto de incidencias, el administrador subraya que el factor “determinante” para la grave situación económica de la empresa ha sido el 'no concierto' del dj francés, que ha derivado en una demanda presentada por aproximadamente 5.000 personas que reclaman la devolución del importe de las entradas. En total, medio millón de euros. Además, los organizadores deben casi otros 600.000 euros a diferentes empresas que actuaron como proveedores durante los festejos. El informe concursal ya adelanta que la empresa no posee “potencial” para hacer frente a las deudas contraídas.

El futuro de Escenario Santander

El otro punto caliente de la quiebra de Delfuego Booking, que ya ha supuesto la retirada de la concesión para organizar los conciertos de la Semana Grande en 2019, es el futuro incierto de Escenario Santander. Desde 2012 la empresa gestiona este espacio municipal que cuenta con sala de conciertos, locales de ensayo y estudio de grabación. El contrato fue renovado en 2016 por un canon anual de 9.100 euros y no concluye hasta dentro de año y medio. 

Sin embargo, como consecuencia de la entrada en concurso de acreedores, Delfuego Booking ha dejado de llevar a cabo conciertos, limitándose a ceder el espacio a otros promotores, tal y como reconocen en el informe concursal.

El Ayuntamiento, por su parte, ha exigido a la empresa nuevas garantías o, en su defecto, rescindirá la concesión. A este respecto, la situación económica de la sociedad es clara: tiene una “absoluta dependencia” de recursos ajenos para hacer frente a las obligaciones contraídas con terceros, lo que hace “difícil” su sostenibilidad.

“Pretender atender deuda con más deuda llevaría a un total deterioro de la actividad”, sostiene el informe concursal, que estima los activos de Delfuego Booking en 496.000 euros, mientras que la deuda asciende a 989.000 euros. Por ello, sus responsables están tratando de vender la concesión, valorada en 18.000 euros, antes de que el equipo de Gobierno municipal se decida a retirarla, como también reconoce el propio administrador.

Baja rentabilidad

Otra de las cuestiones que Delfuego Booking alega es la escasa rentabilidad de Escenario Santander. Aunque reconoce que genera beneficios, sostienen que su capacidad para propiciar una importante cifra de negocio es “limitada”.

También reprochan al Ayuntamiento que desde el año pasado les gire la liquidación del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) por un importe casi equivalente al del canon -8.619 euros-. “Esta nueva circunstancia no solo causó tensiones de tesorería, sino que además ahonda en la aludida baja rentabilidad de la actividad”, argumenta el administrador. 

Finalmente, el informe concursal también señala que la otra empresa, la madrileña Heart of Gold, que se integró en la UTE La Campa para organizar los conciertos, está igualmente “imposibilitada” para hacer frente a las consecuencias de la incomparecencia de Guetta y podría activar el concurso de acreedores.