En la primavera de 2017, Ignacio Diego y María José Sáenz de Buruaga se batieron el cobre por el liderazgo del PP en Cantabria en un Congreso Regional que acabó ganando quien hasta entonces había sido la mano derecha del presidente de la formación. En aquella cita histórica votaron 2.980 afiliados en las primarias abiertas y 912 compromisarios en la segunda y decisiva vuelta.
Poco más de un año después, los conservadores vuelven a celebrar un proceso interno trascendental para su futuro, esta vez en clave nacional. La retirada política de Mariano Rajoy obliga al partido a celebrar un Congreso extraordinario, que tendrá lugar los días 20 y 21 de julio, para dirimir quién tomará el bastón de mando en Génova.
A pesar de la trascendencia de esta convocatoria, en la que por primera vez los afiliados tienen en sus manos decidir quién será el máximo responsable del partido, en la que el liderazgo está más abierto que nunca, solo 1.523 militantes de los aproximadamente 14.000 con los que el partido dice contar en Cantabria se han preinscrito para poder votar.
Esta cifra representa prácticamente la mitad de los afiliados que participaron en marzo del año pasado en el Congreso Regional y es incluso inferior a los 1.558 votos que obtuvo una de las candidaturas, la de Ignacio Diego, y ligeramente superior a las 1.422 papeletas que contabilizó María José Sáenz de Buruaga.
Fuentes cercanas al partido consultadas por este diario atribuyen esta baja participación al “desgaste” que los populares han sufrido en el último año.