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ENTREVISTA Haritz Garde, batería de La Oreja de Van Gogh

“Ahora hay debate político y de palabras, no como antes que te podían matar o secuestrar por tus ideas”

Haritz Garde (San Sebastián, 1976), batería de La Oreja de Van Gogh (LODVG) , descuelga el teléfono para hacer la entrevista con elDiario.es con entusiasmo. “Está siendo un buen verano. Ahora estamos en casita un par de días y luego a rehacer la maleta y a seguir con la ruta”, afirma con ilusión. Y es que, si hay algo que se puede destacar de esta banda vasca es que tras 26 años sobre los escenarios mantienen esa magia tan necesaria para sobrevivir en el mundo del arte. Una magia que les ha traído alegrías, nuevos comienzos y una madurez que les permite mantener a su público de siempre y sumar nuevos adeptos. Este sábado 13 de agosto actuarán en Torrelavega dentro del festival Vive la Feria y ahí volverán a demostrar una vez más por qué son el grupo de música español con más discos vendidos del siglo XXI.

Publican sus discos cada dos años, cada tres o cada cinco. ¿La presión de la industria no afecta a La Oreja de Van Gogh?

Estamos en un momento en el que llevamos nuestro ritmo y nos podemos permitir el lujo de no seguir lo que nos marca la industria. Es un privilegio, la verdad. Desde el principio con Sony nos dejaron hacer lo que quisiéramos en cuanto a lo artístico y musical, y nos ha ido bien así. Lo que mandan para nosotros son las canciones, y hasta que no estén, hasta que no sentimos que el disco está preparado, no lo sacamos. Cada disco es una foto del momento que estamos viviendo en el grupo, y para ver esa foto entera hay que ver varias canciones. Con una canción sola, que es lo que se hace ahora sacando singles, creemos que no se ve todo el cuadro, sino un trocito, por lo que preferimos seguir dándole importancia a cada canción, pero también al conjunto, a ese global.

¿Quizá se pueden tomar estos tiempos por la seguridad que da ser un grupo plenamente consolidado? ¿Los artistas nuevos non lo tienen más complicado?

Sí, tenemos la suerte de que nos lo podemos permitir porque ya fuimos el grupo de moda hace muchos años, y ahora estamos en un sitio en el que estamos encantados y disfrutando muchísimo. Más que de la meta, del camino. Y respecto a los artistas nuevos, sí que considero que siguen más esos ritmos pero también porque cuando estás empezando tienes ganas de enseñar lo que haces muy rápido, y no tiene por qué ser malo, ni mejor ni peor, porque hay gente que es muy creativa y muy rápida y le vienen muy bien los ritmos que se llevan ahora.

En nuestro caso, cuando estábamos empezando hacíamos canciones muy rápido y todo nos valía, la verdad es que echabas para adelante muchísimas cosas que igual ahora nos tiraríamos de los pelos. Pero, por otro lado, igual perdemos ese punto de frescura. Y muchas veces se trata de esa búsqueda del equilibrio entre no perder tanto la frescura y no repetirse, y buscar un poco la excelencia, por decirlo así… Es normal que los grupos que están empezando quieran todo rápido porque eso también va con la juventud, supongo. Así todo, cada uno tiene su ritmo y su manera de componer las canciones o de funcionar... Pero también te digo que muchas veces cuando estás empezando esas presiones de la industria te hacen llevar ritmos que igual no son los ideales.

Y no es su caso, pero todo son etapas, ¿no?

Totalmente. Hemos sobrepasado las metas que nos pusimos en un principio y ahora estamos en la etapa de disfrutar y de ser conscientes de lo privilegiados que somos. Hemos tenido la suerte de poder dedicarnos a lo que nos gusta, que encima nos lo reconozcan, poder viajar por todo el mundo y, encima, en grupo, que las alegrías se multiplican por cinco.

¿Cómo se gestiona tener una vida más adulta y familiar a la hora de componer, hacer promociones o giras?

Lo bueno que tenemos es que todos tenemos hijos y vamos al mismo ritmo vital. Cuando acabamos los conciertos a todos nos gusta volver a casa y hacer vida normal, intentar hacer una rutina, porque cuando estás de gira es más difícil porque tienes que amoldarte un poco al calendario. Pero cuando estamos componiendo ya desde el principio del grupo, intentamos estar parados, hacer cuantos menos conciertos para estar lo más concentrados posible y hacer un horario de oficina. “Cuando llegue la inspiración, que me encuentre trabajando”, que decía Picasso. Nos gusta ir todas las mañanas al local de ensayo y las tardes las pasamos cada uno en su casa.

¿Y cómo es el proceso de La Oreja de Van Gogh para crear una canción?

Normalmente hacemos primero la música y luego la letra, y dependiendo de la melodía nos pide un tipo de letra más movida o más tranquila. Generalmente suele ser Xabi el que trae una idea. A veces tiene una canción un poquito más completa o a veces son dos acordes y a partir de ahí vamos tirando del hilo en el local de ensayo y vamos viendo… Y luego, ensayo error y, mucha veces, de diez cosas que probamos nueve se van a la basura. Hay que hacer muchas cosas para que salga algo bueno. Nos hemos dado cuenta de que cada vez cuesta más sacar algo bueno que no te recuerde a otra cosa que ya has hecho. A veces hacemos una canción, la grabamos y la dejamos unos días para volverla a escuchar. Y cuando la volvemos a escuchar es cuando nos damos cuenta de que ya hemos hecho algo parecido y claro, al tener tantas canciones y tantos discos, es más habitual. Pero siempre buscamos aquello que no nos recuerde y que sea más nuevo. También nuestra inquietud va creciendo y vamos aprendiendo más cosas y nos gusta hacer cosas nuevas. Es muy bonito ver cómo van creciendo las canciones y cómo todavía salen cosas que nos siguen emocionando. Este es el trabajo más bonito del mundo.

El público que les sigue desde hace mucho tiempo también ha ido creciendo… ¿Eso hace ilusión? ¿O captar a público nuevo es más estimulante?

La verdad es que no sabría decirte. Pero estamos viendo, sobre todo este año en los conciertos, mucho público nuevo y joven. El otro día estuvimos en el Arenal Sound y la mayoría de la gente tendría 20 años y, probablemente, iban a ver a artistas de otros estilos como Bizarrap. Y nosotros pasamos por allí y la verdad es que ver a 20.000 o 30.000 personas cantando ‘Rosas’ fue impresionante. Me acuerdo que había un cartel que ponía ‘Viajes por carretera = LODVG’ y me recordó a cuando a nosotros nuestros padres nos ponían en su día a Perales. Y ahora, claro, la gente de nuestra edad pone a sus hijos La Oreja de Van Gogh que es la música que les ha acompañado desde jóvenes, y a raíz de eso un montón de chavales están llegando a nosotros. Pero también es verdad que sabemos lo difícil que es mantener a un público durante más de 25 años, y nos siguen aguantando y siguen ahí. Es para estar muy orgulloso. Pero cualquier público es bienvenido a nuestra música porque cada persona que se emociona con una canción nuestra es una maravilla.

La canción ‘Sirenas’ es un alegato a la paz después de todo el dolor que generó ETA. ¿No les da cierto reparo meterse en temas que siguen generando tanto debate?

No, porque en general en las canciones hablamos de cosas que nos gustan o nos llaman la atención, cosas que sentimos, nos pasan o nos preocupan y, en este caso, esta canción nos llegó como una reflexión. Hace no muchos años estabas paseando un día cualquiera por San Sebastián y escuchabas una sirena y sabías que había habido un atentado. Y la reflexión venía porque ahora ya no pasa eso y es una maravilla... Creemos que desde nuestra generación tenemos el deber de contar a los jóvenes lo que ha ocurrido con ETA. Nuestros hijos son la primera generación que ha nacido en Euskadi sin el terrorismo y tenemos que contarles qué fue lo que pasó para recordar a las víctimas y para que no vuelva a pasar. Pero sobre todo tenemos que hacerlo sin caer en odios ni en rencores. Estamos en un punto en el que, afortunadamente, no hay violencia y hay que empezar a convivir, a mirar hacia el futuro e intentar que ese dolor quede atrás pero sin olvidarnos de las víctimas. Siempre es positivo estar a favor de la paz y hay que apostar más por ello. Está claro que puede haber debates y gente que no opine igual, pero lo bueno es que ahora hay debate político y de palabras, no como antes que te podían matar o secuestrar por tus ideas. Si hay debate, que lo haya, pero nosotros siempre defendimos la paz y siempre estuvimos luchando por la paz. De hecho, antes de entrar en el grupo, muchos acudíamos a manifestaciones y éramos muy activos en busca de la paz en Euskadi, que era algo que nos preocupaba muchísimo.

No hay duda de que es una canción muy blanca, algo bastante alejado de a lo que estamos acostumbrados con algunos sectores de la política...

Ya, muchas veces utilizan a las víctimas políticamente. En nuestro caso, lo primero de todo cuando hacemos una canción de este tipo es hacerla desde el respeto y desde no molestar a las víctimas porque son las más importantes en esto. Ellas son las que han sufrido y merecen el máximo respeto. Eso es lo que más nos preocupa, después de eso está el llegar a la gente joven y decirle que no hay que olvidar pero que sí hay que avanzar. No hay que caer en odios ni enfrentamientos porque hay que convivir, y poco a poco a ver si vamos pasando página y que quede en un muy mal recuerdo.

También se han implicado con la violencia de género con temas como ‘No vales más que yo’ y han lucido la bandera LGTBI en sus conciertos. ¿Es necesario que los artistas estén implicados en temas como el terrorismo, la homofobia o el machismo?

Cada uno es libre de hacer y decir lo que quiera. No creo que sea una obligación y cada uno artísticamente busca una cosa... Nosotros tenemos la suerte de tener un altavoz con el que llegamos a mucha gente y, a veces, nos gusta aprovechar esa oportunidad para visibilizar asuntos como la violencia de género o al colectivo LGTBI. Si podemos aportar un granito de arena en el que con nuestro mensaje se llegue a más gente, pues mira qué bien. Tiene que ser una suma de todos la que nos lleve a que no haga falta reivindicar nada porque ya hayamos conquistado esos derechos.

También está la influencia de su público, que será abierto de mente.

Claro. Eso influye. Además, tenemos bastante suerte con el hate porque siempre nos hemos sentido muy queridos. Y por supuesto que habrá gente a la que no le gusten nuestras canciones pero nunca se han metido mucho con nosotros en ese sentido, aunque si nos han criticado ha sido artísticamente, pero no porque sí como pasa muchas veces. En nuestro caso sentimos el respeto de la gente y, sobre todo, de la gente que nos sigue.

¿Manejan ustedes sus redes, no?

Sí. Nos gusta que sean personales. Ese contacto con la gente nos gusta que sea más directo, y ahí decimos lo que queremos y cuando queremos. Yo creo que en redes se nota cuando lo hace uno mismo, tanto para lo bueno como para lo malo porque, seguramente, habrá gente profesional que lo hará de maravilla y con sus tiempos y todo perfecto. Nosotros somos más desastre pero bueno, también somos nosotros: más desastres pero más espontáneos y cercanos también.