El escritor santanderino Álvaro Pombo se considera a sí mismo “una fuente de ocurrencias en medio de un mundo muy complicado que entiendo a medias”, según ha confesado este martes en su ciudad natal.
Por eso, ha explicado, ahora se está “agarrando como una lapa” al periodismo y a la novela histórica -su último libro, 'Santander 1936', es un retrato familiar en tiempos del fin de la II República y el inicio de la Guerra Civil, y está escribiendo uno sobre el desastre del Annual- para “liberarme del 'yo pienso'”.
Así lo ha explicado Pombo este 22 de agosto tras recibir el XXXV Premio Internacional Menéndez Pelayo que le ha concedido la UIMP por “su extraordinaria, dilatada y original obra narrativa y poética, que lo convierten en uno de los más singulares autores españoles”.
El autor de 'El metro de platino iridiado', 'Donde las mujeres', 'La fortuna de Matilda Turpin' o 'El temblor del héroe' ha señalado que, a sus 84 años, la novela y el periodismo encuadran su inspiración.
“Se nos ocurren muchas cosas, pero necesitamos una especie de institucionalización”, ha defendido el prosista, poeta, ensayista, articulista y escritor también de teatro, para quien los españoles “somos poco institucionales”, salvo los Reyes, que “sí lo son”.
Pero a políticos y escritores “nos cuesta ser institucionales y somos salvajes”, ha abundado el autor cántabro, que vivió varios años en Londres y ahora reside en Madrid, y que se siente precisamente así, “salvaje”, al volver a su ciudad natal.
Y más, al estar rodeado de personas “civilizadas y amables”, ha apostillado en referencia a los asistentes al acto celebrado en el Palacio de la Magdalena de entrega del galardón de la UIMP, “el premio de todos los premios” y en el que la 'laudatio' ha corrido a cargo Fernando Valls, catedrático de Literatura Española Contemporánea de la Universidad Autónoma de Barcelona y presidente de la Asociación Española de Críticos Literarios.
De premio en premio
Al hilo de esa falta de institucionalización y a propósito de reconocimientos como el que acaba de tener -dotado con 20.000 euros y que se ha acompañado de la Medalla de Honor de la institución académica-, Pombo ha hablado de la “discontinuidad” de los escritores españoles, que “vivimos con frecuencia saltando de premio en premio”.
“Estamos aquejados de falta de dinero, somos discontinuos”, ha insistido, para indicar que precisamente esa discontinuidad -y los premios- contribuyen a la “renovación” de los autores, porque “si no, me come la miseria”, ha comentado en tono jocoso.
Así, después de un premio y ante la necesidad de otro, sale un nuevo libro, pues no se escriben “uno tras otro sistemáticamente”, ha revelado el autor de una treintena de obras, más de veinte de ellas novelas, que ha indicado que le “vienen a quedar unos seis años, aproximadamente, de producción”, aunque “con suerte un poco más”.
“Es muy español, me parece a mí, estar en vilo. Se nos ocurren cosas y tenemos ocurrencias de nosotros mismos”, ha reflexionado Pombo, que se considera precisamente una “fuente de ocurrencias en medio de un mundo que entiendo a medias”.
En relación con lo anterior y coincidiendo con su regreso a su lugar de nacimiento a recoger el premio, el autor cántabro ha comentado que tiene “un concepto, o muchos, de Santander, pero no una intuición, porque realmente” no ve la ciudad, pese a lo cual en todos sus libros escribe sobre ella.
Y aunque los sitios “hay que verlos”, él últimamente ha “decidido ya no mirar nada, y estar como un topo, encerrado en un piso con un gato y creer que todo sale de mi memoria”.
“Hasta que llego de pronto a la fuente de la memoria que es la realidad y me quedo absolutamente absorto con la belleza del paisaje y la juventud de las personas que han sido jóvenes conmigo”, ha reflexionado Álvaro Pombo, en el discurso con el que ha dado “gracias poliformes” por un premio cuya recepción, además, le ha “divertido mucho” y le ha hecho sentir “como en el colegio otra vez”.
Se lo ha entregado Yolanda Fernández Montes, directora de Medio ambiente, Sostenibilidad, Innovación y Cambio Climático en EDP, que patrocina el galardón, y que ha sustituido a la consejera delegada de la empresa por un imprevisto de última hora.
En su intervención, ha felicitado a Pombo por su contribución a la literatura española contemporánea con su estilo narrativo distinto y por su enfoque y capacidad para abordar géneros literarios tan “dispersos”.
Por su parte, el profesor de Literatura Española Contemporánea en la Universidad Autónoma de Barcelona Fernando Valls ha glosado la 'laudatio' con la que ha repasado diferentes aspectos de la vida y obra de Álvaro Pombo, un filósofo “metido a novelista”, pues sus novelas están “llenas de tropezones de filosofía”.
Ha añadido que otras de sus frustraciones es no haber sido “galán de cine o torero de cartel”, o que el mismo escritor se considere “una persona difícil”, una “oveja negra”.
Valls ha destacado que si bien empezó a publicar “un poco tarde”, lo hizo “en el momento oportuno de madurez”, llegándose a consagrar como autor internacional. De su estilo, ha subrayado que escribe como habla, así como que se ha enriquecido de todas las corrientes realistas sin considerarse autor de ninguna de ellas y tratando de evitar también el costumbrismo.
Prestigio de la UIMP
Finalmente, el rector de la UIMP, Carlos Andradas, ha elogiado igualmente la “huella propia” que el autor cántabro deja en la literatura contemporánea gracias -ha dicho- a su capacidad para plasmar la complejidad de las personas y su compromiso con la exploración de la condición y relaciones humanas, y todo ello con una “prosa fluida”.
Se ha referido al protagonista del acto como un “joven de 84 años burlón, rebelde, marginal, un poco 'enfant terrible', disruptivo, filósofo frustrado, guasón y creído”, adjetivos estos dos últimos que se atribuye a sí mismo Pombo, distinguido con diversos premios pero que “quizá no ha recibido el calor popular de otros escritores”.
Andradas ha puesto de relieve además que el reconocimiento sea en su ciudad natal, “contradiciendo” así la máxima de que 'nadie es profeta en su tierra', que se suma a este “merecido” homenaje. También, que contribuya a “acrecentar” el prestigio de la UIMP y de su premio, con el que se suma a una nómina de figuras como Octavio Paz, Mario Vargas Llosa, Mario Benedetti o Fernández Lázaro Carreter.
Al acto, celebrado en el Palacio de la Magdalena, han asistido el consejero de Educación, Formación Profesional y Universidades, Sergio Silva; la titular de Cultura, Turismo y Deporte, Eva Guillermina Fernández; Matilde Carlón Ruiz, vicerrectora de Relaciones Institucionales y Programación de Actividades de la UIMP; la alcaldesa de Santander, Gema Igual; y el director general de Cultura, Juan Antonio González Fuente, entre otros.