Cantabria exigirá a los ancianos que salgan de residencias por Navidad que pasen siete días fuera y se hagan una PCR al volver
Cantabria exigirá a los residentes que salgan a sus domicilios en Navidad que estén un mínimo de siete días fuera del centro y que a su retorno se realicen una prueba PCR. Así lo establece el protocolo COVID elaborado por el Gobierno y al que ha tenido acceso elDiario.es.
La Consejería de Políticas Sociales dirigida por Ana Belén Álvarez (PSOE) recomienda a los usuarios evitar las salidas de las residencias, por la elevada transmisión comunitaria del virus, así como acudir a comidas o celebraciones familiares en las que no se respeten las medidas de seguridad, es decir, “lugares cerrados donde se habla a un volumen alto y no se hace un buen uso de la mascarilla o se realizan actividades donde es incompatible su uso continuo, como comer o beber”.
Así todo, aquellos residentes que decidan trasladarse a la vivienda familiar, además del periodo mínimo de estancia citado anteriormente y la PCR a la vuelta, deberán restringir su presencia a “un único domicilio en el que se mantenga una burbuja de convivencia estable”. “Durante los días posteriores al retorno al centro se extremarán las medidas de vigilancia y prevención”, recoge el protocolo.
Por otro lado, los usuarios que permanezcan en las residencias celebrarán las fiestas “dentro de cada grupo burbuja o unidad convivencial, manteniendo siempre las distancias de seguridad”. Además, según señala el documento, “se deberá promover, facilitar y aumentar la comunicación de los residentes con sus familiares mediante el uso de medios audiovisuales si es posible”.
Y en lo que respecta a las visitas de los mismos, los encuentros se realizarán siempre en “un entorno seguro y a ser posible bien ventilado, y preferentemente por parte de miembros que pertenezcan al mismo grupo de convivencia, limitándose al menor número posible de personas”.
Finalmente, se deberán reforzar los mensajes sobre todas las medidas de prevención universales, como la distancia física, el lavado de manos frecuente o el uso de mascarilla, así como la ventilación, la reducción de contactos y el asilamiento en caso de presentar síntomas.
Situación preocupante
Y es que tras un verano en el que el virus dio una aparente tregua a las residencias de Cantabria, esta segunda ola de la COVID ha vuelto a poner en una situación preocupante a estas instalaciones, en las que residen casi 6.000 usuarios y que cuentan con cerca de 4.000 trabajadores. En estos momentos, tras el cribado masivo al que se ha sometido a ancianos y empleados, hay aproximadamente 400 casos activos. En concreto, 274 residentes están contagiados y hay 121 positivos entre el personal de plantilla, según los datos del Instituto Cántabro de Servicios Sociales (ICASS).
Además, 54 usuarios de las residencias están ingresados en estos momentos en los diferentes hospitales de Cantabria como consecuencia de los efectos del coronavirus, y 66 de ellos han sido trasladados al centro COVID de Suances, una instalación habilitada por el Gobierno autonómico para aislar a los ancianos con síntomas leves e impedir que el virus siga propagándose por las residencias afectadas.
En cualquier caso, la cifra más alarmante de todas es la de fallecidos. Desde que comenzó la pandemia han muerto en Cantabria un total de 202 personas que vivían en residencias de ancianos como consecuencia de la COVID. Esto supone que casi el 60% del total de las víctimas mortales que se han registrado por este motivo en la comunidad autónoma, que se sitúa en 348 personas, fuera usuaria de residencias de mayores. Y es que 1.357 ancianos se han contagiado en las residencias desde marzo, un 24,38% del total, con una tasa de letalidad que roza el 15%.
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