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Cantabria impulsa un proyecto pionero de investigación biomédica que pretende monitorizar la salud y hábitos de vida de 50.000 voluntarios de entre 40 y 70 años

Investigador del IDIVAL. Archivo.

Rubén Alonso

7 de abril de 2021 13:56 h

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Cantabria ha puesto en marcha un proyecto de investigación biomédica pionero y único en España, y con proyección internacional, que pretende monitorizar la salud y los hábitos de vida de 50.000 voluntarios con edades comprendidas entre 40 y 70 años. Se trata de un estudio impulsado por el Instituto de Investigación Marqués de Valdecilla (IDIVAL), que busca avanzar en el conocimiento de las enfermedades a través de los datos recogidos de las personas participantes, que lo harán de manera altruista, a lo largo de toda su vida.

Cohorte Cantabria, que así se denomina la iniciativa, ha sido presentada este miércoles en una rueda de prensa en la que han participado los promotores de la misma: Javier Crespo, investigador y jefe de Servicio de Digestivo en el Hospital Valdecilla; Rafael Tejido, director gerente del mismo hospital y Marcos López Hoyos, director científico del IDIVAL, que han estado acompañados por el consejero de Sanidad, Miguel Rodríguez (PSOE), y el vicepresidente de Cantabria, Pablo Zuloaga (PSOE).

Según han detallado, esta cohorte, término que se refiere a un grupo de sujetos con una o varias características en común, es “un reto enrome” y un proyecto de investigación “ambicioso e ilusionante” que situará a Cantabria “a la vanguardia” de la investigación biomédica.

En este sentido, tanto los investigadores como las autoridades políticas han hecho un llamamiento a la población de este rango de edad a que se anime a formar parte de este estudio que servirá para “contribuir al desarrollo de la investigación a nivel mundial”. Los datos extraídos, que son de “inmenso valor” para los profesionales, serán absolutamente confidenciales, y la participación “les llevará poco tiempo y no les supondrá ningún trastorno en su vida diaria”.

Así, tal y como han explicado, tras firmar un consentimiento, consistirá en una citación en Valdecilla para tomar una pequeña muestra de sangre, que se repetirá cada tres años, así como el peso y la talla. Además, cada voluntario tendrá que responder a una encuesta sobre sus hábitos de vida, situación socioeconómica o antecedentes familiares, e incluso a alguno se le proporcionará una pulsera de actividad para medir diferentes variables biológicas. El único requisito es la voluntariedad y residir en Cantabria.

De esta forma, toda la información recabada se sumará a su historial clínico y se conformará “una película de su vida”. “La suma de todas va a constituir un big data que hará esta cohorte única”, ha remarcado Crespo, quien ha desgranado los “muchos motivos” para llevar a cabo esta investigación, cuyos resultados serán a largo plazo, y que cuenta con una inversión inicial de 700.000 euros, aunque está abierta a mecenazgo y a “captar fondos competitivos”.

“Atraer talento”

Y es que, según ha subrayado, este estudio, que no va dirigido a analizar una enfermedad concreta, sino que es “multipropósito”, atraerá talento y proyectos internacionales. “Las grandes industrias farmacéuticas se fijarán en nosotros. Esto puede ser el germen de empresas de alto valor añadido que inicien su camino con nuestra información”, ha remarcado Crespo, tras añadir que además contribuirá a “cerrar la brecha digital” en la sanidad cántabra. 

Finalmente, tras presentar a la primera veintena de investigadores embarcados en la iniciativa, el líder de esta cohorte ha explicado que durante el proceso de vacunación contra la COVID-19 se cuestionará a las personas comprendidas entre 40 y 70 años si quieren participar en ella, pero para apuntarse, según ha detallado, no hace falta esperar a la cita de la vacuna. Y es que a través de la web se puede solicitar formar parte del estudio y los propios investigadores se pondrán en contacto con la persona interesada.

“El único objetivo de tu participación es colaborar con el avance de la ciencia y la medicina en beneficio de la sociedad”, han recalcado, tras negar la existencia de privilegios sanitarios por hacerlo. Se trata, según han concluido, de “ganar precisión” para avanzar en la “medicina personalizada”.

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