El día que se anunció la nueva conexión marítima entre Santander y la ciudad irlandesa de Cork, a la iniciativa le sobraron padrinos. El Gobierno de Cantabria calificó de “hito” esta ruta y la definió como “trascendental” para el desarrollo económico de la comunidad autónoma. Solo dos años después, sin embargo, la línea que cubría la compañía francesa Brittany Ferries, que se cancelará a lo largo del mes de febrero en beneficio de Bilbao, muere entre excusas y con la perplejidad que ha despertado lo efímero del trayecto.
Y es que tras varias semanas de dudas, y tras un incidente muy mediático por un vertido en la Bahía de Santander de uno de sus barcos que levantó ríos de tinta, la naviera ha reconocido a través de un comunicado que la línea de ferri que unía a la capital cántabra con Cork se suprimirá a partir del próximo 28 de febrero.
Esta ruta, que era la primera en comunicar por vía marítima España e Irlanda, será sustituida por otra que también se operará dos veces a la semana a Rosslare, al sur de Dublín, pero operada en este caso desde el puerto de Bilbao, “más seguro” gracias a las inversiones realizadas en los últimos años y basándose en “la demanda de los transportistas continentales e irlandeses”.
Según Christophe Mathieu, director ejecutivo de la naviera, “no se trata de una decisión tomada a la ligera”, sino que es “el resultado de continuas conversaciones con nuestros clientes de transporte de mercancías que necesitan mejores conexiones por carretera y reducir los tiempos en sus trayectos”.
El directivo ha recordado en un comunicado de prensa que la ruta Santander-Cork se inauguró en primavera de 2018, destinada principalmente al mercado de transporte de mercancías en Europa, con un periodo de prueba de dos años.
A este respecto, ha apuntado que si bien el número de pasajeros ha sido “alentador”, el de mercancías, que es “clave” para la viabilidad de la línea, “no ha sido el suficiente” y “el traslado de los puertos es la única solución viable para Brittany Ferries”, que centrará la nueva conexión en el transporte de mercancías aunque mantendrá el de pasajeros, confiando en seguir el “buen nivel” registrado en Santander-Cork.
La compañía explica que los transportistas que operan en el viejo continente señalaron al puerto de Bilbao por estar “más en sintonía” con el tráfico de mercancías y por tener conexiones de transporte más directas hacia Europa. Y consideran que Rosslare, con su proximidad a Dublín y a la red de carreteras de la costa este, es “una mejor opción”.
A ello se suma que Bilbao ha hecho “importantes inversiones” para convertirse en un puerto “más seguro” en los últimos años, uno de los factores “clave” en la decisión que permite proporcionar un servicio igualmente “más seguro” a los clientes de carga.
Justificación de la APS
Más sorpredentes han sido las declaraciones presidente de la Autoridad Portuaria de Santander (APS), Jaime Gónzalez, tras hacerse oficial la cancelación. El directivo portuario, que lleva meses hablando de la supuesta inseguridad de la instalación que dirige y que ha anunciado reiteradas inversiones para solucionarlo, como la polémica valla que separa la zona marítima de la ciudad, ha vuelto a incidir en este hecho y culpa a la “intromisión de polizones” del mal resultado de esta línea de ferri.
A juicio de González, “todo el esfuerzo” que ha hecho la APS para captar mercancía general de Inglaterra e Irlanda se veía “amenazado” porque “los inmigrantes entran en los semirremolques y dañan la mercancía”. En este sentido, llegó a cuantificar en 2.160 las “intrusiones” de inmigrantes ilegales, la mayoría albaneses, en el Puerto y pidió cambios normativos para “romper el efecto llamada”, de manera que la violación del espacio portuario de acceso restringido pase a ser un delito.