Crisis de Gobierno, polémicas educativas, restricciones y mucha dosis de 'revillismo' en el año de la pandemia en Cantabria

Rubén Alonso

31 de diciembre de 2020 13:13 h

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Era difícil imaginar durante los primeros y agitados días de 2020 en el plano político e informativo que los meses posteriores serían todavía más intensos. Y es que enero arrancó con la investidura de Pedro Sánchez, todo un acontecimiento histórico para el país, con la consecución del primer Gobierno de coalición de la democracia tras meses de repeticiones electorales y negociaciones fallidas. Pero es que lo que pasó en Madrid tuvo una incidencia directa en el Gobierno de Cantabria, integrado por PRC y PSOE, que desencadenó una crisis entre ambos partidos por el 'no' de los regionalistas en esa investidura que a punto estuvo de hacer saltar por los aires el bipartito en el primer año de esta segunda legislatura consecutiva que están de la mano al frente de la comunidad.

El detonante de este terremoto político fue la decisión del PRC de votar en contra de la investidura de Sánchez, aludiendo al pacto de los socialistas con ERC, una decisión que adelantó en exclusiva elDiario.es y que figura como una de las informaciones más leídas este año. La negativa del partido de Miguel Ángel Revilla, muy crítico con las negociaciones del PSOE con la formación independentista catalana, provocó que su socio de Gobierno diera por rota la coalición si no rectificaba el sentido de su voto en el Congreso de los Diputados.

Los regionalistas rechazaron la idea de cambiar el sentido de su voto y aseguraron que su postura en Madrid no afectaba a la relación con el PSOE en Cantabria. Finalmente, el diputado regionalista en la Cámara Baja, José María Mazón, consumó el 'no' de su formación a Sánchez y abocó a la ruptura el bipartito en la comunidad, que finalmente no se dio, tras una reunión de sus equipos negociadores que se saldó con la crisis zanjada y un nuevo documento que garantizaba el apoyo regionalista a los Presupuestos Generales del Estado, así como las inversiones pendientes para Cantabria por parte del Gobierno central. Esta crisis política en las primeras semanas del año generaron una catarata de informaciones que batieron todos los récords de audiencia del periódico hasta este momento.

Pandemia

Y cuando parecía que enero registraría la mayor convulsión informativa de todo el año y que las aguas estarían más calmadas a partir de entonces, llegó la pandemia. Estado de alarma, confinamiento, mando único desde Madrid, restricciones, desescalada, nueva escalada con la segunda ola, cogobernanza... Un año completamente atípico en el que las decisiones políticas adoptadas para gestionar la crisis sanitaria han estado en el ojo del huracán y han marcado buena parte de las noticias más leídas por el interés de la ciudadanía en conocer tanto la evolución de la enfermedad como la repercusión en sus vidas de las diferentes restricciones establecidas.

Tras los meses más duros de marzo, abril y mayo, Cantabria, junto al resto del país, comenzó una desescalada de cara al verano y fue la primera comunidad en levantar el Estado de alarma para permitir la movilidad con Euskadi. El presidente Revilla mantuvo un encuentro con su homólogo vasco, el lehendakari Íñigo Urkullu, en un municipio de la frontera para escenificar el inicio de la conocida como 'nueva normalidad' que, pese a contar restricciones y recomendaciones sanitarias, permitía recuperar el tránsito entre territorios y favorecer el turismo propio de la época, que alcanzó cifras récord en la comunidad.

Pese a que durante el verano, Cantabria tuvo que aislar un bloque de pisos en Santander por un brote de COVID-19 y establecer un cordón sanitario en Santoña por el aumento de la incidencia del virus en el municipio, no fue hasta octubre e incluso noviembre cuando la segunda ola comenzó a golpear con fuerza en la región. Tras recomendar el autoconfinamiento, el Gobierno acabó por cerrar fronteras y clausurar los municipios, así como el interior de los establecimientos de hostelería. Y aunque posteriormente, el bipartito levantó el cierre perimetral de las 102 localidades de la comunidad, el resto de restricciones siguen vigentes, pese a ciertas concesiones por las fiestas navideñas, incluida la que afecta a la hostelería, sector muy beligerante durante todo el año reclamando ayudas por su situación derivada de la pandemia.

Mención especial también tienen algunos brotes de coronavirus generados en el ámbito laboral de Cantabria, como el de la conservera santoñesa o el del call center de Cartes, pero si algo no ha dejado indiferente a nadie, como de costumbre, han sido las intervenciones de Revilla a lo largo de esta crisis sanitaria. El mediático presidente cántabro ha dejado titulares polémicos que han trascendido del plano autonómico y que han agitado la opinión pública durante las distintas etapas de la pandemia.

Este año ha habido más dosis de 'revillismo' que de costumbre y, a veces, el líder regionalista se ha topado con una realidad bien distinta a la que fijaban sus previsiones o ha efectuado intervenciones poco afortunadas que semanas más tarde se han vuelto en su contra en forma de críticas. Como cuando dio por “chamuscado el virus” tras la primera ola o como cuando se mostró partidario de la llegada de madrileños a Cantabria en el puente de octubre cuando la segunda ola empezaba a golpear con fuerza, las comunidades estaban cerrando fronteras y, poco más tarde, Cantabria tuvo que hacer lo propio. Y es que Revilla acostumbra a opinar de los asuntos de actualidad más controvertidos a nivel nacional y sus manifestaciones generan interés lejos de las fronteras de sus dominios. Como en una reciente entrevista con este medio, en la que aseguró que “el PSOE es el gran soporte de la monarquía ahora mismo en España” y se posicionó sobre los escándalos del rey emérito, también entre lo más leído del año.

La educación interesa

Y, además, este año Revilla ha tenido un papel de cierto protagonismo en uno de los ámbitos que más polémica suscitan a nivel político y social, y que en esta ocasión ha centrado buena parte de los focos de esta pandemia: la educación, ahora gestionada por su partido en el Gobierno autonómico.

En la primera ola de la pandemia, durante el confinamiento estricto, todo el país apostó por la educación telemática como medio para tratar de terminar un curso académico que se había quedado en el aire por la COVID-19. Tras solventar esa etapa, a partir de septiembre, todas las incógnitas giraban en torno a cómo se desarrollaría la vuelta a las aulas y qué efectos tendría sobre la incidencia del virus la educación presencial.

Pese a que, como era de esperar, se han detectado positivos en diferentes centros y el Gobierno ha tenido que confinar aulas, lo cierto es que el paso del tiempo ha terminado por confirmar que la presencialidad no genera efectos negativos en la pandemia, no sin estar exenta de críticas sindicales a la Administración por los protocolos establecidos.

Pero de lo que no hay duda es de que la mayor polémica en este ámbito se dio en noviembre, cuando el bipartito decidió cancelar las vacaciones escolares establecidas en el calendario bimestral de la comunidad para reducir la movilidad, otra información adelantada por elDiario.es en primicia y que entró de lleno en el ranking de lo más leído y comentado en redes sociales. La decisión, tomada con dos días de margen respecto a este periodo, cayó como un jarro de agua fría en la comunidad educativa, sobre todo entre los docentes, que organizaron movilizaciones y reclamaron la dimisión de la consejera de Educación, Marina Lombó (PRC).

Sin embargo, el enredo de esta controvertida decisión llegó a los tribunales de la mano del sindicato CCOO y la Justicia, tras un informe de Salud Pública destapado por la prensa que no recomendaba la cancelación del periodo no lectivo, levantó la suspensión del mismo en mitad de las vacaciones ya canceladas y con dos jornadas de clase ya celebradas, que se recuperarán en 2021.

Por último, la recta final de este año ha estado marcada por la llegada de las ansiadas vacunas, que ofrecen un horizonte de esperanza para toda la sociedad de cara al 2021, para el que las autoridades sanitarias vaticinan una cierta recuperación de la normalidad de cara a verano con una parte importante de la población, sobre todo los sectores más vulnerables, vacunada contra la COVID-19.