La cueva de La Garma, en la localidad cántabra de Omoño (Ribamontán al Monte), declarada Patrimonio Mundial de la UNESCO, no es adecuada para la explotación turística ya que su estado de conservación se vería afectado, según un estudio en el que ha participado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Tras realizar un proceso de monitorización de la cavidad, los resultados muestran que el tránsito de visitantes en algunas zonas produciría “alteraciones de la temperatura y un notable aumento de las partículas en suspensión en el ambiente subterráneo”.
Dicha situación favorecería los “procesos de condensación y corrosión y además la dispersión de bacterias hacia las zonas más internas que albergan el conjunto de arte rupestre y mobiliar más destacado”.
Esta conclusión se deriva de un estudio en que han participado investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), publicado en la revista 'Journal of Environmental Management', que describe un protocolo de monitorización microbiológica y ambiental de cuevas de arte rupestre como medida preventiva para asegurar su conservación.
“Actividades como el turismo o las propias tareas de investigación pueden dañar de forma irreversible lugares de interés patrimonial como las cuevas con arte rupestre. Por eso, consideramos importante diseñar medidas preventivas que eviten dicho deterioro”, ha explicado el investigador del MNCN, Sergio Sánchez Moral.
En este sentido, el objetivo del protocolo diseñado e implementado en el estudio es “permitir a los gestores de cavidades con arte rupestre o yacimientos arqueológicos tomar decisiones sobre la viabilidad de abrirlas al turismo”, ha añadido la investigadora del MNCN, Tamara Martín Pozas.
Como demuestra la investigación, tomar “medidas preventivas” como las aplicadas en el estudio es una herramienta “muy útil para la conservación del patrimonio”, según ha especificado Martín.
La cueva
La investigación se centró en la cueva de 'La Garma', un enclave de relevancia geológica, arqueológica y paleontológica, según ha explicado el MNCN-CSIC. Declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 2008, permanece cerrada al público y solo es accesible para fines de investigación arqueológica.
“La elección de la cueva de 'La Garma' no fue fortuita”, ha expresado Sánchez, pues se trata de un “tesoro del Patrimonio Mundial que merece una protección especial”. Así, 'La Garma' es considerada un espacio “único en el mundo” porque alberga en su interior un complejo arqueológico que abarca desde el Paleolítico inferior hasta la Edad Media.
Sellada naturalmente hace 16.000 años, ha conservado en perfecto estado el yacimiento arqueológico hasta su descubrimiento en 1995. El material incluye los restos de un campamento de cazadores que se extiende sobre más de 600 metros cuadrados, completamente intacto, y un conjunto de pinturas, grabados y relieves con más de 500 representaciones.