La portada de mañana
Acceder
El rey pide a los políticos “serenidad” para rebajar “el ruido de fondo"
'Sor Collina', la monja que ejercía de enlace entre los presos y la mafia calabresa
OPINIÓN | 'El rey se hace un selfie en el barro', por Isaac Rosa

Entrevista

Eduardo Lamadrid, presidente de los hosteleros de Cantabria: “Las condiciones laborales han cambiado mucho, no son tan malas como lo pintan”

La patronal hostelera de Cantabria lleva una larga temporada afrontando una situación convulsa en el seno de su organización. Tanto es así que en la entrada de su sede, ubicada en la Finca de Las Carolinas de Santander, todavía no ha dado tiempo a actualizar la placa con los nombres y años de mandato de los distintos presidentes que han dirigido la Asociación Empresarial de Hostelería de Cantabria (AEHC). El último que aparece es Ángel Cuevas, en el cargo desde 2015 pero sin fecha de salida, pese a que esta se produjo en 2022. Desde entonces, ha habido cuatro responsables en menos de dos años.

El aterrizaje el pasado mes de junio de Eduardo Lamadrid (Reinosa,1989), -hijo del que fue presidente en 1984 durante dos mandatos, Gregorio Lamadrid Viejo-, pretende conseguir un cambio de tendencia hacia la estabilidad. Para la nueva cara visible de la patronal hostelera, la principal preocupación del sector es que se lleve a cabo la regulación de los pisos turísticos antes de final de año. Asegura, además, que falta mano de obra en la hostelería, pero no lo atribuye a las condiciones laborales: “No son como se hablaba antiguamente”, defiende, mostrándose partidario también de “limitar” las verbenas y fiestas locales porque hacen “competencia desleal” a los establecimientos de ocio nocturno.

Su nombramiento se produjo en plena entrada de la época estival. ¿Qué balance hace de la temporada para el sector hostelero de Cantabria?

Los datos de ocupación han sido bastante parecidos a los del año pasado, y han sido buenos porque en Cantabria en los últimos años estamos trabajando bien, estamos contentos con las ocupaciones que tenemos, pero también estamos preocupados por cómo viene el futuro y por las regulaciones de los pisos turísticos. Tenemos todavía bastantes cosas que tratar y que mejorar.

Precisamente llevan meses siendo especialmente críticos con las viviendas turísticas y con el proyecto del decreto regulador presentado por el Gobierno autonómico. ¿Qué falla a su parecer?

Fallan muchas cosas, y estamos en conversación con el Gobierno. Esperamos que tomen en cuenta nuestras consideraciones y alegaciones, que hemos hecho varias. Cuando nos reunamos con el consejero del área le comentaremos nuestras impresiones y cómo creemos que ese decreto se tiene que elaborar y qué aspectos tiene para mejorar.

¿Cuáles son los puntos de mayor discordia y que pretenden cambiar?

Queremos que se limiten las viviendas turísticas. Al final, queremos tener las mismas cartas para jugar en igualdad de condiciones. Ellos juegan con unas normas y los establecimientos tradicionales con otras. Las diferencias están en muchos ámbitos: en la facilidad con la que se tramita un piso turístico y la complejidad que tiene todo el papeleo para hacer un hotel, en las tasas, en los impuestos... Creemos que tenemos que jugar todos con las mismas condiciones.

¿Qué le parece que el Gobierno proponga en ese decreto descargar en los ayuntamientos la responsabilidad de limitar el número de pisos turísticos?

Va a ser todo un poco lioso, porque cada municipio lo va a aplicar de una manera. Podemos aplicar unas condiciones en un municipio como Santander y a 150 metros, cuando pasamos a la localidad colindante, todo sea radicalmente distinto. Creemos que tiene que haber un marco legal general para todos. A partir de ahí, cada municipio tendrá unas particularidades, pero tiene que haber unos mínimos generales para todos.

En un primer momento, la anterior consejera de Turismo, Eva Guillermina Fernández (PP), aseguró que el decreto estaría en vigor en verano, pero posteriormente retrasó su aprobación y a día de hoy sigue sin estar disponible. ¿Qué le parecen los tiempos que maneja el Ejecutivo?

Entendemos que recientemente ha habido un cambio de consejero, pero también que los técnicos que hay en el Gobierno de Cantabria tienen ya preparada una serie de documentación. Con lo cual, esto tiene que ser una prioridad absoluta para el nuevo consejero y no debemos volver al punto de partida, al paso cero. Ya había cosas avanzadas, vamos a partir de donde estábamos para acabar de definirlo, porque esto es algo en lo que necesitamos mayor voluntad política para llevarlo a cabo. Al final, vamos a llegar antes con las normativas estatales que con las propias de la comunidad autónoma.

¿Qué plazo cree razonable para que esté en vigor el decreto?

Esperemos que antes del final del año vea la luz el decreto.

¿Y lo ve viable?

Tiene que serlo, tiene que serlo.

Estamos muy lejos de que haya masificación turística en Cantabria

¿Tienen datos de cuánto han afectado este verano los pisos turísticos a las reservas de los establecimientos tradicionales?

Es difícil saberlo exactamente porque ni siquiera tenemos datos 100% fiables de cuántos pisos turísticos hay en Cantabria. Se ha publicado que en el último año han aumentado un 20%, por lo cual la oferta de pisos turísticos está aumentando cada año exponencialmente. Estamos hablando de que ahora mismo puede haber alrededor de 15.000. Pero tan importante es que se regule con ese decreto como que luego se compruebe si es ilegal, porque en el último año las inspecciones no llegaron ni al 1%.

¿Y cree que la Administración tiene suficiente capacidad para hacer las inspecciones necesarias?

Si no la hay tendrá que invertir en ello. Igual que hay muchas inspecciones de trabajo o de sanidad, tendrá que haber inspecciones sobre los pisos turísticos.

¿Qué valoración hace de la gestión turística y económica de estos 15 meses de Gobierno del PP?

Ahora con el cambio de consejero vamos a esperar a dar valoraciones, pero sobre todo lo que necesitamos es la normativa que regule las viviendas de uso turístico. Estamos deseando que salga y sabemos que es totalmente necesaria. Además, lo reclaman tanto las empresas como la sociedad, porque el problema del alquiler es un problema generalizado.

Hablando de vivienda, ¿sería partidario de establecer 'zonas tensionadas' para limitar los precios de los alquileres donde se encuentren más disparados?

Cuando se ha puesto un precio fijo de alquiler se ha demostrado que la ley no ha sido eficaz. Si limitamos el precio del alquiler, lo que estamos haciendo es que los propietarios se vayan a un alquiler vacacional de pisos turísticos para sacar el mayor rendimiento. Por eso no creo que ese sea el camino que tengamos que seguir.

¿Y cuál consideran que es el camino?

Lo que digo, regular y poner una normativa a los pisos turísticos. Si diéramos una mayor seguridad a los propietarios estoy seguro de que muchos de ellos no optarían por un alquiler vacacional. Esto no es solo una cuestión de rendimiento, sino también de seguridad. Si al final hay una Ley de Vivienda que no protege al propietario y no podemos asegurar al 100% que cobre una renta o que los inquilinos que no paguen puedan ser desalojados, buscan otras fórmulas para obtener un rendimiento del alojamiento que no es el tradicional.

En su opinión, ¿el problema es la Ley de Vivienda estatal?

La Ley de Vivienda estatal tiene que mejorar.

Sobre otro asunto, este verano se han quejado por las ferias y verbenas cuyo botellón, según han dicho, genera “competencia desleal”. ¿Qué solución proponen?

Creemos que hay que limitarlos. Hay unos horarios y unas normativas que cumplir, y en los bares y discotecas se es muy estricto con el tema de ruidos y con las horas de cierre. Las fiestas populares cada vez son más. Entendemos que puede haber una fiesta popular en una localidad o en una ciudad, pero luego hacen la fiesta en un barrio de esa localidad. Hay que limitarlas. Y los vecinos, cuando hacen una queja, parece que la culpa es de los locales o del ocio nocturno, y muchas veces los más ruidosos son esos espectáculos en el exterior y no los propios locales que están totalmente insonorizados y cumpliendo la normativa a rajatabla.

¿Y cuál es la receta para encontrar un equilibrio entre el descanso de los vecinos y la actividad de bares y establecimientos de ocio nocturno que genera ruido y molestias?

Creemos que los horarios de determinadas fiestas se tienen que limitar. Los conciertos o las posibles verbenas habría que limitarlas, por ejemplo, a las 2 de la mañana. Luego, la gente que quiera seguir la fiesta que acuda a los locales que hay en cada localidad. Porque igual que hablamos de los pisos turísticos como competencia desleal, también se produce esa competencia desleal ahora en los discobares o discotecas que pagan todo el año su licencia y, cuando más afluencia de público podría haber, resulta que cada asociación o cada calle decide montar unas fiestas sin ningún tipo de limitación.

¿Qué ha supuesto para el sector que, tras la pandemia, se haya instaurado el conocido 'tardeo'?

Es un cambio en los hábitos de la gente, y el sector de la hostelería siempre se ha adaptado a los cambios. Tenemos que seguir trabajando en ese aspecto.

¿Existe en Cantabria masificación turística?

No la hay, y de manera rotunda. Lo que está claro es que en el mes de agosto viene más gente, más turistas. Pero cualquiera que venga en los meses de julio o septiembre se da cuenta de que en Cantabria no hay una masificación turística. Hay determinados puntos, sobre todo en la zona costera de Cantabria, donde durante 20 días o un mes hay más gente de lo habitual, pero no hemos llegado a una masificación turística, ni mucho menos.

¿Y qué le parecen las intenciones de algunos inversores de convertir Cantabria en la 'Ibiza del Norte'?

Yo creo que como titular puede llamar la atención, pero estamos muy lejos de llegar a ese punto.

¿Por qué estamos lejos?

Porque no hay esa masificación, no tenemos ese problema que tienen otros territorios de masificación. No nos podemos comparar con Baleares o con Canarias. Nosotros tenemos un turismo centrado en un mes, y fuera de ese mes, del 20 de julio al 20 de agosto, esa teórica masificación es al 50% de la gente que podría haber.

¿Qué opinión le merece que la mayor parte de las viviendas que se están construyendo actualmente sean segundas residencias en zonas costeras o primeras viviendas en núcleos urbanos para un nivel medio-alto de ingresos?

Es una pena, y tenemos que trabajar en mejorar esa oferta de vivienda para las personas que viven en Cantabria. Ahora mismo entendemos que, por el clima, por la oferta gastronómica y cultural que puede haber en Cantabria, es un sitio atractivo. Entendemos que la gente quiera tener una segunda residencia en Cantabria porque somos una de las mejores comunidades autónomas que se pueden encontrar en el país. Pero no se debe olvidar a los residentes de Cantabria, y se debe intentar ofrecerles un mejor servicio y que tengan la posibilidad de acceder a la vivienda, algo que ahora mismo es cierto que es complicado.

La hostelería es un sector muy ligado al turismo y, por tanto, a la estacionalidad, lo que repercute en el empleo, a menudo señalado por su temporalidad, inestabilidad e incluso por las horas extra no remuneradas. ¿Considera esta la gran asignatura pendiente? 

No, yo creo que ahora mismo las condiciones laborales han cambiado mucho. No son como se hablaba antiguamente. Es cierto que durante años se ha comentado que las condiciones laborales en la hostelería eran dignas de mejorar, pero ahora mismo, la hostelería en Cantabria lo que necesita es personal, y personal cualificado. Entre nosotros mismos tenemos una competencia por intentar encontrar al mejor profesional, por lo cual la gran mayoría de los establecimientos cumplen con la normativa y ofrecemos las horas determinadas que marca la ley y ofrecemos el salario que está marcado en los convenios.

Pero en temporada alta, muchos trabajadores se enfrentan a largas jornadas en condiciones de trabajo complicadas, que dificultan la conciliación...

Bueno, al final sabemos que es verano, que es un mes, tenemos más ocupación y tenemos más trabajo, pero todo dentro de lo que marca la ley. Y eso estoy convencido porque, como digo, al final todos queremos ofrecer a nuestros trabajadores que estén cómodos, porque si no están cómodos, se van a marchar a otra empresa. Y ante la falta de mano de obra que tenemos, nuestros trabajadores tienen que estar contentos para que se queden. Por eso creo que está cambiando mucho, no es tan malo como lo pintan de vez en cuando.

¿A qué achaca entonces la falta de mano de obra?

Bueno, al final creo que es un problema general que tenemos en el país, no es algo exclusivo del sector turístico. Si queremos encontrar un electricista o un albañil, o cuando tenemos que hacer una obra en nuestras propias casas, vemos lo complicado que está. Es un problema general. Eso no es para estar contentos, porque tenemos que trabajar todos como país, no solo nosotros como industria del turismo en Cantabria.

En mayo hubo una jornada que organizó la propia asociación para desempleados a la que solo acudieron 70 de los 7.000 inscritos como parados del sector. Los sindicatos lo achacaron a las condiciones laborales. ¿Comparte que esa fue la razón?

No se puede achacar a las condiciones laborales si la gente ni siquiera ha venido a escuchar nuestra oferta. Intentaremos en los próximos meses hacer otra jornada entre trabajadores y empresarios para explicarles cómo son las ofertas de trabajo. Además, esta jornada fue organizada por la Asociación de Hostelería de Cantabria, en la cual nos habíamos asegurado de que las condiciones laborales se iban a cumplir y había posibilidad de contratos no de un mes o dos meses, sino fijos, bien remunerados y cumpliendo todo el convenio. Por lo cual, esperamos poder repetirla con mayor éxito que la vez anterior, porque es cierto que nos quedamos un poco decepcionados con el número de asistentes.

¿Cuáles son las medidas que está tomando la asociación para garantizar esas condiciones laborales y para transmitir el mensaje de que han cambiado?

En la hostelería tenemos que trabajar en mejorar la comunicación y en que la gente vea que realmente estamos cumpliendo con todo lo que la ley nos dice. Que prueben con nosotros, que es así, que nos den una oportunidad, que vengan a trabajar en la hostelería, que tiene su parte buena, porque la tiene, y muchas más que en otros sectores. A mí me gusta la hostelería, soy un defensor del trabajo en este sector porque me gusta el trato con el público y me parece un trabajo bonito. Entonces, si conseguimos que la gente esté contenta, seguro que logramos atraer a más trabajadores.

¿Qué opina de la propuesta de reducir la jornada laboral que se está negociando?

Ahora mismo lo vemos inviable. Aumentaríamos los costes de manera exponencial. Tenemos que tener en cuenta que la hostelería depende de los trabajadores y de las horas que estamos abiertos al público. Si reducimos la jornada, la empresa tiene dos opciones: o cerrar más días a la semana su establecimiento o cerrar más horas, lo cual iría ligado a una menor productividad. O contratar más personal, pero también es complicado, o meter horas extras siempre dentro del marco de la ley. Entonces, aumentarían los costes, y si aumentan los costes también aumentará el precio del producto. La situación es complicada, y quizás hay otros sectores en los que sea más fácil aplicar esto, pero para nosotros ahora mismo es muy complicado.

Los sindicatos defienden que en otros países se aplica y que los resultados son buenos, que aumenta la productividad y que genera bienestar.

En otros sectores puede ser, pero nosotros tenemos una productividad ligada al tiempo de apertura. Con lo cual, si reducimos el tiempo de apertura o estamos menos horas, la productividad va a bajar. Porque para servir un café tiene que haber una persona sirviendo ese café.

A nivel interno, el hecho de que la asociación haya pasado por cuatro presidentes en menos de dos años transmite una sensación de inestabilidad. ¿A qué se debe esta situación?

Yo creo que ha pasado lo mismo. El titular puede ser jugoso, pero realmente hay que entender que hubo dos presidentes que ya se sabía que iban a estar de manera temporal. Ahora hemos estado cerca de llegar a unas elecciones, pero hemos conseguido una candidatura de consenso. Ahora buscamos la estabilidad y transmitir a la gente que la Asociación está aquí para ayudar a cualquier empresario hostelero de la comunidad, como siempre ha estado.

¿Y qué objetivos se marca a corto y medio plazo?

Bueno, intentaremos mejorar la parte de la formación, conseguir que la gente que no tiene claro a qué dedicarse venga a la hostelería, y, por otra parte, que la gente que tenga claro que quiere dedicarse a la hostelería, una vez esté trabajando en una empresa, reciba ayuda en su formación en el propio centro de trabajo. Es cierto que a veces llega un tipo de gente y nuestros trabajadores no están todos formados como nos gustaría. Pues vamos a intentar ayudar a las empresas a que formen a ese trabajador en su propio centro de trabajo. La idea es sacar un poquito más la Asociación de Hostelería a cada ciudad y rincón de Cantabria, y ayudarles en su formación, en lo que necesiten.