El parón en la educación presencial que transcurrió durante los momentos más duros de la pandemia provocó, entre otras muchas cosas, que las actividades extracurriculares se quedasen en standby. Esto, lejos de quedarse en algo anecdótico, ha vuelto a poner en la palestra si los contenidos que se imparten en las aulas son suficientes, algo que se intentará revertir con la nueva ley de educación, conocida como Ley Celaá, y que tantas críticas ha generado desde su puesta en marcha.
Sin embargo, todo parece apuntar a que la educación afectivo-sexual se queda corta, algo que se viene percibiendo desde los claustros de los centros educativos desde hace años: “Nosotros intentamos explicar cómo tener relaciones sanas y después ven pornografía y perciben el sexo como agresivo, dominante y machista. Parece que nada es suficiente”, explica a elDiario.es Conchi Rubio, directora del Instituto de Educación Secundaria (IES) Bernardino de Escalante de Laredo.
Esta docente, que lleva tres años siendo directora y diez en el equipo directivo, apela en varias ocasiones al cambio que han sufrido los adolescentes en los últimos años, lo que, considera, también se debería ver en la forma de impartirles estas charlas y actividades: “Hace unos años se comenzaban a dar estos contenidos a los 16 años, y ahora lo hemos adelantado a los 14, pero aun así creo que sería mejor incluso comenzar a trabajarlo en Primaria, y no porque las relaciones vayan a empezar antes, sino por disponer de la información antes de empezar a tenerlas”, relata Rubio.
Esta profesora y directora de este IES cántabro percibe entre sus alumnos que “se siguen cometiendo los mismos errores que se cometían en su época”, algo que deja entrever la “insuficiencia” de la educación sexual, pese a que hacen “todo lo que pueden”: “Nosotros siempre lo hemos incluido en el Plan de Acción Tutorial de la Consejería e impartimos diferentes charlas adaptadas a cada curso sobre la violencia machista, la prevención de las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), el uso de las redes sociales o los embarazos no deseados, pero parece que siempre tienes la sensación de que se podría hacer más”, asevera.
Aun así, reconoce que sigue faltando mucha educación sexual en las casas, desde donde no han percibido quejas, pero sí notan esa carencia. “Ves la cantidad de pornografía que consumen los adolescentes y te quedas alucinando”, cuenta. Asimismo, la directora de este IES cántabro también reconoce que intentan introducir el contenido en base a la actualidad, y pone de ejemplo la violación múltiple de 'la manada' en San Fermín, o más recientemente, las violaciones que se están cometiendo contra las mujeres a raíz de la invasión de Ucrania.
Por su parte, Arantxa Martín es jefa de la Unidad Técnica de Atención a la Diversidad y Convivencia de la Consejería de Educación del Gobierno de Cantabria, y pese a advertir de la obligatoriedad de impartir estos contenidos en las aulas, cuenta que cada centro tiene su propio plan de trabajo. “Lo realizan dependiendo de las características y necesidades que el profesorado detecta en los alumnos, pero siempre en relación con los objetivos marcados en el Plan de Acción Tutorial, que se revisa cada año”, explica a este periódico.
De igual forma, considera que, en el caso de Cantabria, la conocida como Ley Celaá, “no cambiaría demasiado” la forma de impartir estos contenidos: “Básicamente lo que hace es enfatizar la necesidad de conocimiento y del trabajo específico sobre esta área, pero nosotros ya lo tenemos recogido en estos planes y ya lo trabajamos año a año”, cuenta. Una opinión que comparte Conchi Rubio, quien declara tajante que la educación sexual “ya se daba antes de la nueva ley”.
Sobre la forma en la que se imparten estos contenidos desde la comunidad, Martín revela que para proporcionar esta información sobre orientación sexual o identidades suelen contar con colaboraciones externas como la que tenían con el Centro de Planificación Familiar La Cagiga de Santander, aunque en otras ocasiones cuentan con el propio personal del centro. “A veces se traen expertos concretos o asociaciones, y otras se opta por personas formadas que gestionan actividades en los ayuntamientos de la zona. Y ante cualquier inquietud que no sea resuelta por los materiales obligatorios, que es algo que también ocurre, los equipos derivan a profesionales externos competentes”, enfatiza la jefa de Atención a la Diversidad.
ITS en aumento tras la pandemia
Pero si hay algo que se suele utilizar para saber si la educación sexual está siendo eficaz eso son los registros de ITS. Y no dejan de aumentar. Así, el último informe de Vigilancia Epidemiológica de las ITS emitido por el Ministerio de Sanidad y el Ministerio de Ciencia e Innovación, que recoge datos que van desde 1995 hasta 2019, revela que los casos de infecciones gonocócicas estuvieron cerca de triplicarse. En el caso de la sífilis los resultados fueron aún más alarmantes, ya que la cifra se quintuplicó, y la clamidia, otra de las afecciones más frecuentes, pasó de tener 18 casos por 100.000 habitantes a situarse en 44.
Preguntados por este periódico, desde la Sección de Vigilancia Epidemiológica de la Consejería de Sanidad de Cantabria revelan que además de ese aumento generalizado de los últimos años, uno de los cambios más bruscos se ha producido entre 2020 y 2021, es decir, cuando estalló la pandemia y cuando la educación sexual dejó de impartirse y solo se dio vía online.
Por tanto, mientras la comunidad registraba 92 casos de clamidia en el año del confinamiento, solo un año después este porcentaje aumentaba hasta los 151, algo que ocurrió también con la Hepatitis B, que pasó de 14 casos a 22. También ha sufrido cierto repunte el VIH, que pese a la línea decreciente de los últimos años, en 2021 notificó cuatro casos más que el año previo. Además, la sífilis ha pasado de 44 a 46 personas afectadas y las infecciones gonocócicas han crecido casi el doble situándose en 93 casos frente a los 50 de 2020.
A pesar de que estos datos no están desgranados por franjas de edad, desde Sanidad aclaran que, por ejemplo la infección gonocócica, que es la que más crece, tiene una media de edad de 32 años. Pasa lo mismo con la infección por clamidia, donde la edad de afectación es más temprana con una media de 29 años. Sin embargo, en el primer caso, el rango de edad comienza a los 16 años mientras que en el segundo, los casos comienzan a diagnosticarse a los 13 años. También, tal y como indican, tanto en el caso de la infección gonocócica, como en el de la sífilis o la clamidia, la vía sexual es la forma de transmisión “casi exclusiva”.
“Lo ideal es saber que cada año se dé un contenido diferente, pero hay temas como el de las ITS que damos todos los años porque sabemos lo importante que es”, revela la directora del IES de Laredo antes de ser preguntada por cómo cree que funcionan estas enseñanzas en los centros concertados. “Creo que hacen un poco lo que les da la gana, pero con este tema y con muchos... Así que si nosotros ya lo afrontamos poco, supongo que en su caso será más llamativo aún”, reflexiona.