Queralt Lahoz es, como ella misma dice, “una mujer sin etiquetas”, quizá algo salvaje, como indica uno de sus tatuajes, pero sobre todo libre. Así, con un estilo imprevisible y que se sale de cualquier molde ha logrado hacerse hueco en una industria en la que, reconoce, ya se le han cerrado algunas puertas por decir lo que piensa. Sin embargo, sigue sin estar en sus planes cambiar su discurso por algo más naif, de hecho, piensa todo lo contrario: “Hay que mojarse más”, repite. El próximo 9 de septiembre esta catalana de Santa Coloma de Gramanet que prefiere no decir su edad, estará en el ciclo 'Excéntricos', del Casyc, en Santander, y allí presentará su segundo álbum, llamado 'Pureza', pero por lo sincero, no porque no le gusten las mezclas.
Tengo que empezar por hacerle la famosa pregunta de las etiquetas porque al escucharla he intentado identificar su estilo y he sido incapaz...
Pues siempre digo lo mismo, y es que soy una mujer sin etiquetas, así que también pretendo que mi música no tenga etiquetas. Siento que eso de poner nombre o un estilo, es más una necesidad comunicativa, de publicidad y de medios, que una necesidad artística. A mí me va muy bien no tener ningún tipo de sello musical: no soy flamenco, ni R&B, no soy una sola rama, eso me limitaría a la creación y no me identifica. Así que soy una mujer de todas las músicas, así me gusta [ríe].
¿Por qué nos importa tanto etiquetar? ¿Es la industria la que lo necesita o somos las personas?
Supongo que la gente necesita ubicar, y es normal. Cuando comemos algo necesitamos identificarlo dentro de una gama de sabores: es dulce, salado, amargo, ácido… Necesitamos saber de qué estamos hablando para poder encasillar un poco, guiarnos y entenderlo. Más allá de nuestra necesidad artística hay una necesidad de ubicar, y si alguien dice: ¿Qué hace esta chica? Poder contestar. Entiendo cuando la gente dice que viajo entre sonidos de flamenco, copla, R&B, hip hop, bolero… Es algo más comunicativo, y si lees en una reseña necesitas ponerle nombre a lo que hace esa persona. Así que lo comprendo aunque diga que soy una mujer sin etiquetas, pero siempre voy a luchar para que la gente lo descubra.
Los flamencos, por ejemplo, siempre han sido muy ortodoxos y si te sales de tu línea, de tu carril, ya no eres flamenco, eres otra cosa. Y bueno, eso lo dirán ellos, pero para mí el ser flamenco va mucho más allá
¿Considera que en la industria se está perdiendo esa pureza, a la que hace referencia, además, con el nombre de su disco? ¿Cada vez hay más mezcla?
Para mí la pureza está en la mezcla, eso es lo rico. Cuando me refiero a pureza hablo de otra cosa, porque creo que la gente que mezcla estilos con corazón es muy pura porque se está atreviendo a hacer lo que siente, lo que le apetece. Hay mucha gente que siempre ha hecho algo ortodoxo y no lo considero nada puro porque al final lo que está haciendo es seguir los cánones. Para mí lo puro va en ser sincero con uno mismo, y si te apetece jugar con diferentes sonidos y hacerlo tuyo eso para mí es ser muy puro. Los flamencos, por ejemplo, siempre han sido muy ortodoxos y si te sales de tu línea, de tu carril, ya no eres flamenco, eres otra cosa. Y bueno, eso lo dirán ellos, pero para mí el ser flamenco va mucho más allá. Es una actitud y una forma de vivir.
Defiende abiertamente que hace lo que le da la gana con su música, ¿eso la convierte en una indie, pero de las de verdad?
[Ríe] Pues puede ser que eso me convierta en una indie, porque hago lo que me da la gana pero, como dices, yo lo hago de verdad. No formo parte de esos indies que al final son una moda, un estereotipo y luego van cambiando cada cuatro años porque no se llevan los pelos largos, sino que se llevan las barbas. Yo soy algo más sincero.
También hace mucha referencia al “poderío” de las mujeres. ¿Considera que es importante que la cultura también motive esa conciencia feminista?
Totalmente. Es súper necesario. Mi novio siempre dice una frase que me encanta que es: “No somos mayoría”. Y me encanta porque cuando te crees que somos muchas, que estamos en lo cierto, luego te das cuenta del poder que tienen partidos políticos como los que ya sabemos, o fuerzas que tienen mucha voz y dicen barbaridades que nos hunden día a día, y ahí te das cuenta de cuánto camino nos queda por recorrer. Incluso cuando miras a otros países y ves lo que está sucediendo, creo que es muy importante utilizar la cultura como una herramienta de comunicación y poder dejar un mensaje a toda la gente que, en mi caso, me escucha. Al final, cuanto más nos creamos un mensaje como un fin y como algo que conseguir, lo hacemos más fuerte y vamos a por ello. Siento que necesitamos ser muchas voces. La Gata Cattana decía que 10.000 oyentes bien usados son un ejército. Y ojalá, ojalá todas nos unamos y vayamos 'palante' y entendamos el concepto. Por otro lado, entiendo que cada uno piense diferente, y yo tampoco pretendo que todo el mundo piense como yo, ni mucho menos. Solo capto lo que yo siento y como me siento, y si alguien se siente identificado yo, pues encantada.
Si no hablase de lo que hablo, si no fuese tan sincera y hablase de cosas más banales, estaría en otro punto de mi carrera
¿Es de las que se moja hablando?
En España hay una frase cancerígena que es: “Yo de política no hablo, no me meto”. Y la política es todo: es la Sanidad, es la Cultura… Y si tú de política no quieres saber y no hablas, luego no te quejes tampoco de lo que suceda, porque de política tenemos que hablar todas. Pero sí que debe ser algo en lo que nos mojemos, y es algo que hago. Luego también podemos cambiar, también podemos estar en el error. Hoy puedes decir que eres de izquierdas y luego comprender que no crees en la izquierda ni la derecha, que simplemente eres así. Y hoy puedo decir que soy comunista y mañana que soy anarquista, me da igual. Pero mójate. Aunque creo que todo viene porque tenemos mucho miedo al error y a ser condenados por ello, porque también es verdad que vivimos en una sociedad que te señala con el dedo y de ahí ya no sales…
¿Y no le da miedo que eso la termine por cerrar algunas puertas?
Siento que ya estoy siendo perjudicada por hablar. Te aseguro que si no hablase de lo que hablo, si no fuese tan sincera y hablase de cosas más banales, estaría en otro punto de mi carrera. Eso lo sé. Si fuese lo que se lleva hoy en día y solo vendiese frases de 'Superpop' y de 'Bravo', y algo más físico, o la típica niña tonta, estaría en otro punto de mi carrera. Pero prefiero ser inteligente.
En algunas de las fotos de su disco aparece semidesnuda. ¿La han acusado en alguna ocasión de hipersexualizarse o de ser 'mala feminista'?
Tampoco enseño mi cuerpo, realmente está tapado. Pero también te digo que hago lo que me da la gana. Aún así no, nadie me ha acusado de eso, y si fuese así habría un problema porque pensaría: ¿Y todo lo que hago detrás de eso no vale? Además es que he hecho esas fotos como un símbolo de que eso es nuestro cuerpo, algo puro: tú naces desnuda, pares desnuda y vives desnuda. No obstante, y más allá de la metáfora, te repito que es mi cuerpo y nadie debería decirme nada.
Le he echado un vistazo a sus redes sociales y lo primero con lo que me encuentro es con una historia de Instagram en la que dice que le gustaría que las redes se cayesen durante un mes. ¿Cree que un artista hoy en día está obligado a tenerlas?
Sí, todos los artistas hoy en día si queremos funcionar necesitamos redes sociales. A no ser que seas Diego ‘El Cigala’ o lleves 30 años en la industria, igual no lo necesita, pero es que hoy en día no funcionamos solo con carteles en las calles o anuncios en la televisión. Gracias a las redes muchos nos hemos dado a conocer, pero también es cierto que no hay un equilibrio. Yo lo que quería plantear con esta historia el otro día era el equilibrio entre la red social y la salud mental porque al final hay como una obligación a estar tan presente que te enganchas. Y yo también estoy enganchada, bicheo a un montón de artistas emergentes a través de las redes y me ocupan parte de mi día, y eso es enfermizo. Han conseguido que, de una forma u otra, estemos mirando una pantalla. Y a mí me preocupa, e intento no fijarme mucho, pero al final estoy ahí y me da rabia.
Sus videoclips tienen una estética llamativa, ¿quizá estamos en una época en la que la imagen es imprescindible para triunfar?
Es muy importante, es cierto, y además los videoclips, la imagen, lo hago yo. Ahora he conseguido trabajar con más gente, pero al principio lo hacía todo yo. Tengo a mi colega Yanis, que siempre me ha hecho las fotos y me ha echado un cable. Pero la producción y el desarrollo de los vídeos los hago yo, y es un esfuerzo muy grande. Y esto lo tengo que hacer porque es híper necesario. Comemos por los ojos… Es lo que hay. Aunque también tengo que decir que me gusta la parte estética, pensar en colores, vestuario, luces… Me gusta mucho aprender, soy bastante inquieta. Y me mola la presión, reconozco que me pone, no lo puedo evitar y me meto en berenjenales porque me gustan los retos. Pero soy mujer de directos, es lo que más me gusta en el mundo.