Entrevista

Fernando Madina, cantante de Reincidentes: “La izquierda tiene la responsabilidad de despertar conciencias y en este país está dando poco ejemplo”

Fernando Madina (Valencia, Venezuela, 1966) se encuentra cómodo hablando casi de todo lo que se le pregunte, pero se nota que la música y la política es su zona de confort. El vocalista y bajista de Reincidentes habla sin filtros sobre estos temas, como lo lleva haciendo durante casi 40 años en las canciones de esta mítica banda sevillana de punk-rock, algo de lo que se siente orgulloso: “Me parece un privilegio que tenemos determinados músicos a los que no nos da miedo la censura ni no entrar en televisiones”, asegura en una entrevista con elDiario.es, en la que también lamenta que la izquierda en España “no esté dando ejemplo” y en la que se pregunta si los jóvenes “han perdido la rebeldía política y social de su ADN”. “Están muy dormidos”, señala. Asimismo, tiene tiempo de opinar sobre la situación en Venezuela, país en el que nació, y, por supuesto, sobre el estado de salud del rock.

¿Cómo definiría el momento actual de Reincidentes?

El momento actual es difícil de definir, no solo de Reincidentes, sino de casi todas las bandas, porque hubo una pandemia que paralizó las artes durante dos años. Pero es innegable que Reincidentes es un grupo con una veteranía y un poso importante, un grupo que va a cumplir 38 años de vida. Es referente en su estilo y no es que lo digamos nosotros, lo dice la prensa musical, sobre todo, y eso nos alegra mucho. Por otro lado, el momento de Reincidentes se define con el grado de ilusión que tenga la banda por seguir. En ese sentido, la ilusión está intacta. Estamos dando bastantes conciertos y estamos trabajando fuerte y sacando material. Así que para nosotros el momento es alto, teniendo en cuenta los años que tenemos. No somos un grupo novedad que vaya a dar un pelotazo, todo el mundo sabe quiénes somos. Sabemos cuáles son nuestros textos, nuestros límites y nuestras virtudes. Nos conocemos mejor como banda y como artistas. En definitiva, estamos en un buen momento. Creo que después de la pandemia a casi todos los grupos de rock nos va más o menos bien. La gente ha tenido muchas ganas de salir y de oír música en directo. Hay muchos festivales actualmente en los que tocar. 

Hablaba de esa amplia trayectoria de casi cuatro décadas. ¿Sienten nostalgia de algún tiempo pasado?

No, por lo que hemos pasado lo que se siente es cariño. No nos tenemos que arrepentir de nada o de casi nada de los pasos que hemos ido dando en nuestra carrera. Todos tenemos derecho a echar la mirada atrás y a ver el pasado con cariño, incluso también con capacidad de autocrítica: “A lo mejor en aquel momento no hicimos tan bien como pensábamos X cosas y se podría haber mejorado de esta forma”. Evidentemente a toro pasado ya no. Pero nostalgia es una sensación que lleva un poco de pena en la palabra, ¿no? Y nosotros eso no lo sentimos. 

Algunas de sus canciones son auténticos himnos, ¿qué sensaciones tiene cuándo las escucha cantar a gente de distintas generaciones?

Es un puntazo. Da alegría. Ayer me crucé en el supermercado a un hombre al que no conocía de nada, estábamos cada uno con su carrito y me dijo: “Oye, ¿tú eres Fernando?”. Y le dije que sí. Y me dijo: “Muchas gracias por vuestra música, que nos ha acompañado durante tanto tiempo, y que sepas que mi hijo se ha hecho guitarrista por culpa de vuestras canciones”. Esas cosas son las que te dan subidón, buen rollo y muy buena onda.

Asegura que sus letras nacen “simplemente de mirar, de la observación, de ser fotógrafos de la realidad”. En una sociedad en la que vamos continuamente a la carrera y sumergidos en la rutina diaria, ¿nos hace falta parar un poco a mirar lo que pasa a nuestro alrededor?

Sí, creo que nos falta esa vocación de periodista que personalmente yo tenía desde pequeño. Siempre quise serlo y siempre lo querré ser [ríe]. Cada uno tiene su filtro y su óptica, pero decir las cosas tal como las veo sin filtros me parece un privilegio que tenemos determinados músicos a los que no nos da miedo la censura ni no entrar en televisiones. Miramos las cosas e intentamos aportar sentido crítico y autocrítico siempre a esa realidad que nos rodea, que es compleja. 

Precisamente ese contenido crítico y ese mensaje social y político de sus letras ha estado presente desde el principio. ¿Tiene la sensación de que hay luchas y reivindicaciones que prácticamente no cambian pese al paso del tiempo?

Por desgracia, sí. También hay cosas en las que se ha avanzado. Por ejemplo, la 'fiesta nacional' ya no es lo que era. Aunque sigue habiendo brotes de pseudofascistas que reivindican por reivindicar... La gente joven, por ejemplo, ya no va a los toros. No es como antes, ya no se llenan las plazas cuando hay una corrida, y hay sitios donde están prohibidos. El servicio militar obligatorio ya no existe. El divorcio y el aborto ya están ahí, y bien que están. Pero evidentemente si hablamos, por ejemplo, de Palestina o del Sáhara, por desgracia queda mucho por caminar. Igual que el feminismo, que aunque ha conseguido mucho aún le queda. Pero hay cosas ya sangrantes, en concreto con el asunto de Palestina, por la situación que estamos viviendo actualmente. ‘Yaveh se esconde entre las rejas’ es una canción del primer disco, que es de 1989, y que las cosas estén todavía peor… [suspira] Es que parece que no aprendemos y no avanzamos. 

¿Cree que años atrás éramos una sociedad más combativa y, por el contrario, ahora más conformista respecto a la pérdida de derechos sociales y poder adquisitivo?

Es que en esos años, cuando estás saliendo de una dictadura, lo lógico es que haya una efervescencia importante, sobre todo en la gente joven, por querer revertir cuanto antes un estado de las cosas. Una vez que se logra, el propio poder se encarga de que no vaya a más, de que no se profundice a tope en esos logros conseguidos, sino que el tema se quede estancado. En ese sentido, se adormece un poco sobre todo a la gente joven. La gente joven normalmente tiene un carácter rebelde de por sí, o por lo menos eso pensábamos. Ahora… hay que abrir un debate con eso. Muy probablemente no esté en el ADN de la juventud la rebeldía. Hay ciertas rebeldías que sí, pero otras, como la social y la política, no sé yo. La gente está muy dormida, no sé si estas cosas son pendulares o cíclicas, es posible que sí, según la Historia, pero nunca se puede estar seguro. 

La izquierda tiene una responsabilidad mayúscula en torno a despertar las conciencias, a visualizar los problemas, a esa recuperación de derechos y a esa lucha para que no nos quiten lo que ha costado mucho conseguir

Y en ese contexto, con la gente adormecida, la izquierda debería jugar un papel importante, sobre todo para que no se cuelen discursos de odio de la extrema derecha, ¿no?

Claro, la izquierda tiene una responsabilidad mayúscula en torno a despertar las conciencias, a visualizar los problemas, a esa recuperación de derechos y a esa lucha para que no nos quiten lo que ha costado mucho conseguir. Lo que pasa es que en este país está dando poco ejemplo. Con la desunión no vamos a ningún lado. 

¿Cree que hacen falta ahora más artistas que se posicionen a favor de causas sociales?

Siempre hacen falta más. Nunca ha habido mayoría en los artistas que se manifiestan por causas sociales, quitando el momento en el que murió el dictador. Ahí era lógico. Ahora yo he visto manifestaciones progresistas en artistas que no son ni siquiera rockeros y en deportistas incluso. Los hay, se está viendo, pero hacen falta más.

Por su doble nacionalidad, española y venezolana, ¿qué le parece que Venezuela esté siempre en el punto de mira y que continuamente se cuestione la legitimidad del régimen y de las elecciones?

Es un poco como el caso de ETA, es decir, a lo que recurro cuando no tengo nada que ofrecer. Cuando pierdo unas elecciones o unas mayorías, ¿cómo ataco al enemigo? Pues comparándolo con cosas. Le pasa a Bildu con ETA. Con Venezuela siempre ocurre. Justo acabo de leer una noticia de Europa Press que dice que el CNE (Consejo Nacional Electoral) ha entregado ya todas las actas de mesa al Tribunal Supremo venezolano, evidentemente no se las va a entregar a Estados Unidos. Todavía no lo he visto en ningún medio, estoy pendiente [esta entrevista se ha realizado el martes 6 de agosto por la mañana]. 

Volviendo a la música, ¿en qué situación se encuentra el rock en la actualidad?

El rock no está pasando por su mejor momento. Eso lo tenemos clarísimo. Por parte de las instituciones y de los medios de comunicación, y desde que las discográficas también se hicieran el harakiri en su momento, está habiendo un abandono claro de la música rock. Y eso se nota mucho en la juventud. Al no escuchar nada de eso por la radio o televisión se abraza a músicas que de verdad dan un poco de penita. El reggaetón es sangrante. Aparte de los valores horribles que conlleva. Pero, ¿también puede ser cíclico? Lo pregunto porque al rock siempre lo han matado, pero siempre vuelve. Ahora mismo no está en un buen momento, porque la gente solo quiere ver rock cuando toca AC/DC, que ya ves, es un grupo del año setenta y pico [ríe]. Son los únicos que llenan estadios ahora mismo, son dinosaurios. A lo mejor tiene que venir algo nuevo en el rock para despertar, o simplemente que los que manejan los gustos cotidianos de la gente, que los hay, como con la ropa y con todo, digan que ahora toca rock. Y te diré una cosa, si alguien dice ahora toca rock, va todo el mundo como borregos con el rock.

Es un poco triste eso, ¿no?

Es muy triste que eso ocurra así. Pero de todas formas, matar no lo han matado, y la prueba está en que muchos grupos como nosotros estamos tocando en mogollón de fiestas de todo el largo y ancho del Estado español. Y pongo un ejemplo de hace año y medio. Tocaban Rise Against, un grupo de California, en Alemania. Mi hijo vive allí y fuimos a Hamburgo a verlos. No es un grupo de primera fila, sino que está a la sombra de Greenday o de The Offspring, pero estaba la cancha de balonmano petada, como 10.000 personas, y el grupo tenía previstos otros 10 conciertos en ese país. Y lo llenaron. Por eso no me puedo creer que el rock haya muerto.

Respecto a Reincidentes, acaban de lanzar ‘Hijos de la calle’, un disco recopilatorio con diferentes colaboraciones. ¿Con qué se queda de compartir trabajo con artistas como Kutxi Romero, Rozalén, SFDK o Kaótiko?

Principalmente con el buen rollo que ya teníamos previo, porque si no llega a ser así no hubiéramos elegido a esos artistas. Pero donde había buen rollo ahora hay bastante amistad, y eso es importante, es el lado humano de esto. También hay que pensar que el proyecto nació en pandemia. En el caso de Rozalén, por ejemplo, fue muy difícil porque no podíamos ni cenar juntos todo el grupo con ella. Pero el buen rollo y la amistad ya dura para siempre. Una maravilla. El trabajo era un reto, artísticamente diferente. Había que ‘reincidentar’ las canciones, un término que utilizamos nosotros. Y la mayoría de las canciones no eran ni siquiera de rock. Creo que nos ha salido bien. Y para Reincidentes es un orgullo enorme que puedan llevar nuestras canciones a su terreno. Una canción que te aguanta una versión del Canijo [Canijo de Jerez] o de Rozalén significa que es buena. Si no, no te aguanta que la malees o la estires tanto. 

¿Qué espera del concierto que darán en Torrelavega?

Va a ser el último de cuatro en cinco días. Lo primero, esperamos no estar demasiado cansados [ríe]. Empezamos en Almería y ya es un no parar. La paliza va a ser gorda. Pero en Cantabria siempre hemos tenido muy buen tirón y el público nos quiere bastante, yo lo sé. Tocamos junto a El Drogas, que es amigo, así que esperamos una noche de rock de puta madre, la verdad.