El Plan de recuperación para Europa, también conocido como fondos Next Generation, tiene como objetivo transformar la economía de los países de la Comisión tras la crisis de la COVID-19. Por ello, y entre otros asuntos, la vivienda no ha dejado de ser una parte indispensable a la hora de obtener ese incentivo que produzca un cambio en este ámbito, y este precisamente ha sido el motivo que ha hecho a Javier Martín Ramiro (Madrid, 1970), director general de Vivienda y Suelo del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (MITMA), visitar este viernes Cantabria para presentar y explicar cómo se distribuirá esta parte de los fondos dirigida a las actuaciones de rehabilitación y eficiencia energética en las viviendas.
¿Qué suponen los fondos Next Generation para la vivienda en España?
Nos generan dos oportunidades que son únicas y muy pertinentes. La primera es en torno a la rehabilitación, sobre todo en torno a la rehabilitación residencial, a la rehabilitación de viviendas, aunque también van a ir fondos a la rehabilitación de edificios públicos. Pero en concreto, en la rehabilitación de viviendas nos permite de verdad intentar implementar todo en lo que llevamos trabajando ya muchos años de tratar de mejorar en general el parque residencial, y específicamente, su eficiencia energética.
El mensaje que hay que trasladar es que es el momento de renovar las viviendas desde el punto de vista integral: de accesibilidad, salubridad… Pero sin perder de vista que tenemos que aplicar criterios de eficiencia energética que son los que, en el fondo, van a repercutir también de una manera muy directa en la calidad de vida del ciudadano.
Y luego, la segunda gran oportunidad también es incrementar el parque público de vivienda en alquiler asequible. Vamos a destinar en la parte de rehabilitación de vivienda 3.400 millones, en la parte del parque público de las administraciones 1.080 millones, y en la parte de promoción de vivienda en alquiler asequible 1.000 millones de euros que tienen la pretensión de construir del en torno de 20.000 viviendas en alquiler asequible. Vamos a intentar que esto también genere formas de colaboración público-privadas, es decir, que sobre suelos públicos se puedan formular modelos de colaboración donde construye un privado, gestiona durante unos años viviendas en alquiler asequible y después esas viviendas terminan siendo públicas. La verdad es que es una oportunidad única.
El mercado de la vivienda en España requiere, por lo tanto, de ambas cosas: por un lado rehabilitación y por otro construcción…
Claro. En realidad, son temas que tenemos como muy identificados, y llevamos trabajando en ellos mucho tiempo. Pero al final necesitas un impulso, que en parte te lo proporcionan puramente los fondos, o sea, tener recursos suficientes como para poder cambiar un poco la escala. Durante los últimos años estamos rehabilitando unas 30.000 viviendas al año y necesitamos llegar a 300.000 al año, eso para conseguir los objetivos que nos hemos marcado de cara a 2030-2050 con la Comisión Europea, para eso, por un lado necesitamos más fondos, pero es verdad que también necesitamos cambiar modelos y, sobre todo, incentivar a que haya un agente gestor de la rehabilitación que sea el que le traslade a la comunidad de propietarios cómo tiene que intervenir, qué ayudas tiene, cómo obtener financiación, los proyectos… Es casi más importante el modelo de cómo se tiene que actuar en las comunidades de propietarios que el volumen de fondo.
Y en el caso de la vivienda asequible, muchas veces es que haya recursos públicos, pero estos son limitados y no permiten llegar al número de viviendas que realmente necesitamos. Estamos en un porcentaje inferior al 2% de parques residenciales son viviendas públicas y tendríamos que llegar a una media del 9% que es la media que tiene la Comisión Europea, y para eso necesitaríamos construir cientos de miles de viviendas. Así que con esto pretendemos darle un impulso de estas 20.000 viviendas que se suman a muchas otras iniciativas que tenemos desde el Ministerio a través del Plan estatal, a través de fórmulas de subvenciones con ayuntamientos… Y esto nos debería permitir incrementar, en proporción al parque que hay actualmente, que más o menos lo tenemos cifrado en unas 290.000 viviendas, incrementar 20.000 es mucho. Pero nos queda recorrido… Es cambiar un poco el modelo para poder dar el salto de escala progresivamente a lo largo de las próximas décadas. Independientemente del dinero porque para estos modelos de colaboración público-privada lo importante es generar el interés de los inversores, de los promotores… Y con un modelo de rentabilidad tranquila, pero de medio-largo plazo. La gran oportunidad que generan los fondos europeos es ponernos en la tesitura de cambiar los modelos de gestión y de actuación en la vivienda que hemos llevado durante tantos años.
¿De alguna manera repercutirá en la despoblación? Ha presentado la jornada en Cantabria, una comunidad muy afectada con la pérdida de población.
No es muy diferente, lamentablemente, de la mayoría de España. Y sin embargo, es verdad, que Cantabria tiene algunos modelos interesantísimos que se están recuperando como el Valle del Nansa o Valderredible, y yo creo que estos fondos tienen que acompañar, sin lugar a dudas. Además, con la situación de la COVID nos hemos demostrado que estos modelos que teníamos de habitar en grandes ciudades y que no parecía haber otro camino, no eran ciertos, porque sí que hay alternativas. Esto ha abierto un camino que hay que cruzarlo con la rehabilitación de esos entornos rurales y con la generación de viviendas. Muchas veces esos entornos están con las viviendas en ruinas, con poca infraestructura de otro tipo y también me parece una oportunidad de repensar un poco el territorio y ponerlo todo en relación: la vivienda, la despoblación, el actuar con criterios energéticos y sostenibles… La sostenibilidad no es solo energía, a veces también es utilizar los recursos naturales y volver un poco al territorio.
Así que, efectivamente, creo que hay oportunidades que se tocan. No en vano, el componente que engloba estos fondos de recuperación tienen 1.000 millones que van destinados al reto demográfico, y van un poco enfocados por ahí: a proyectos piloto, también al tema energético, a medidas de activación económicas…
¿A qué se refiere cuando habla de eficiencia energética?
A ver, aquí hay una cuestión y no hay que focalizar tanto en la eficiencia energética porque cuando, por ejemplo, se habla de rehabilitación integral, nadie habla de rehabilitación integral accesible. La accesibilidad es un criterio que uno tiene que tener en cuenta cuando rehabilita, y sin embargo, el criterio energético, que no deja de ser la energía que consume un edificio es un aspecto más del edificio y se ha dejado muchas veces abandonado, o se ha dejado un poco tangencial. Y se han construido muchas veces edificios que por su calidad constructiva demandan mucha energía, y eso es porque sus cerramientos tienen poco aislamiento, porque las instalaciones están mal pensadas o insuficientemente pensadas, porque se han quedado obsoletos…
Hay una situación del comportamiento energético de los edificios que es muy poco eficiente y esto no es algo medioambiental, aunque también tiene su componente medioambiental en términos de contaminación, de emisiones y de ahorro de energía, pero sobre todo tiene una repercusión directa en la calidad de vida del ciudadano. Lo primero en su bolsillo, en que ahora ya estamos viendo que la dependencia energética tiene una repercusión evidente en el bolsillo de cada ciudadano y de cada empresa, pero luego es en el confort y en la calidad de vida. Un edificio energéticamente más eficiente significa que tiene unos cerramientos que están más aislados y que por lo tanto requieren menos calefacción y menos refrigeración, y por lo tanto eso es más saludable. Y luego, además, cuando esos edificios están más aislados tienen menos ruido. Es decir, ni siquiera estamos hablando de eficiencia energética sino que hay componentes que no percibimos o que no valoramos suficientemente porque estamos acostumbrados pero que son tremendamente molestos.
Muchas veces la rehabilitación se ha hecho sin tener en cuenta el suficiente recorrido que tienen los edificios de mejora en eso. Ahora tenemos que conseguir que no se deba hacer ninguna rehabilitación sin tener en cuenta esos criterios y que cada edificio y cada clima sean los que marquen cuál es la mejora óptima de esa vivienda. Es simplemente una perspectiva que ya se tiene en cuenta mucho más que hace unos años, pero hay que darle un último empujón para que aislemos bien nuestros edificios, que las instalaciones sean más eficientes, sean renovables en todo lo posibles, que no te den energía para la calefacción, sino para el ascensor, para los propios electrodomésticos…
Sumando las subvenciones directas y las deducciones fiscales se consiguen unos importes de ayudas que pueden llegar a cerca del 90% de la inversión. Es una oportunidad que no se va a producir con esta ambición en mucho tiempo
¿Quién puede acceder a estas ayudas y desde cuándo?
Tiene acceso cualquier propietario de una vivienda, y lo único que tiene que cumplir es una especie de requisitos de mínimos de ahorro energético, pero cumpliendo esos requisitos va a poder introducir en la reforma cualquier tipo de obra: de accesibilidad, de conservación…
Y es a partir de ya, porque lo que se están implementando ya las deducciones fiscales, donde tenemos dos líneas de ayudas. Por un lado las directas, que se abrirán a lo largo de este primer trimestre por parte de las comunidades, y allí va a haber ayudas para viviendas, para edificios, para barrios y lo que estamos intentando potenciar ahí son agentes rehabilitadores, profesionales, que se dirijan a las comunidades de propietarios y les ofrezca un paquete completo. Y por el otro lado, además de esas ayudas directas, todo ciudadano que tenga rentas de trabajo por las que le estén reteniendo en el IRPF va a poder deducirse un 60% de las inversiones que haga en este tipo de obras hasta un máximo de inversión de 15.000 euros. Esto se puede aplicar ya, pero las ayudas directas saldrán en el primer trimestre como complemento. Así que primero aplicarías las ayudas, y sobre lo que no hayas tenido ayudas, te puedes deducir fiscalmente. Por lo que, sumando las dos cosas se consiguen unos importes de ayudas que pueden llegar a cerca del 90% de la inversión. Es una oportunidad que no se va a producir con esta ambición en mucho tiempo.
¿Cree que recibir estos fondos va a transformar el mercado?
Es lo que pretendemos. Pero no solo el mercado de la vivienda, sino la situación del parque residencial. Pero es que lo siguiente es conseguir transformar incluso las ciudades porque la intención es que no solo se transformen los edificios sino que haya actuaciones de barrio que también transformen espacio público, que cambien la fisionomía de los barrios, sobre todo de los más vulnerables. Es conseguir alinear esto con temas de agenda urbana, regeneración urbana, integración, igualdad… Tiene muchas perspectivas muy sociales porque es difícil que una inversión que se plantea desde la Comisión Europea con unos objetivos muy claros y con unos requisitos muy claros, no tenga la capacidad de mejorar la vida de la gente. Al final está muy focalizada en algo que es capaz de mejorar la vida de mucha gente con una inversión muy distribuida.