Lali Espósito (Buenos Aires, 1991) es compositora, cantante, actriz y colaboradora de televisión. En definitiva, una todoterreno. Sin embargo, Lali se ha ganado al público también desde fuera del escenario con su naturalidad y su implicación en la defensa de múltiples causas sociales como los derechos del colectivo LGTBI, el aborto o el feminismo, entre otras reivindicaciones. Para la actriz protagonista de la serie de Netflix 'Sky Rojo' “decir lo que pienso o apoyar causas que son de la vida real, las cotidianas que nos abarcan a todos” es un hecho “inherente” a su trabajo. Un trabajo tan diverso como incansable, ya que Lali comenzó su carrera siendo una niña y llegó a ser todo un fenómeno juvenil de la pequeña pantalla con la serie 'Casi Ángeles'.
Hoy en día es una de las artistas más internacionales del panorama musical, con éxitos como 'Caliente', '2 son 3', 'Disciplina' o 'Motiveishon', los cuales la han llevado a ser la primera artista femenina en llenar el estadio de Vélez Sarsfield en Buenos Aires presentándose ante más de 45.000 personas, a actuar en la final de la Kings League en un Camp Nou de Barcelona con más de 90.000 personas o a cantar el himno nacional de Argentina antes de la final del Mundial de Fútbol en 2022. Este domingo 13 de agosto Lali será una de las protagonistas del festival Vive la Feria, que se celebra este fin de semana en Torrelavega, durante una noche en la que compartirá escenario con artistas como Pole y Funzo & Baby Loud.
¿Por qué un disco con su nombre?
Lejos de ser un acto narcisista o del ego trip, la verdad es que me llamo Mariana pero desde que tengo uso de razón en mi casa me dicen Lali y siempre fue mi nombre. Al trabajar desde muy pequeña, fui construyendo esa Lali hacia fuera. Este era un quinto álbum donde he encontrado algo muy sincero musicalmente hablando, de sonido y de letra, pudiendo poner una parte mía bastante más concreta y directa sobre qué quiero hacer en la música, cuál es mi sonido, a qué cosas no me quiero parecer, en qué cosas me quiero diferenciar… Le di bastantes vueltas al nombre y mi productor Mauro me miraba en el estudio y me decía: “Esto se llama Lali”. Fue el nombre que sentíamos que mejor definía la búsqueda artística de este disco.
Las canciones que lo componen son rompedoras, atrevidas, con energía y, sobre todo, con mensaje. ¿Es así como se definiría a sí misma?
En esta necesidad imperiosa de generar canciones sinceras, que no significa que todo sea autorreferencial aunque sí hay mucho de uno en las letras, creo que hay una dirección concreta. Yo no quería, por ejemplo, hablar de las parejas o del amor romántico. No me interesaba hablar de un amor ya muy usado y muy investigado por casi todos los artistas del mundo. Quería hablar de cómo yo veo, desde hace unos años, en esta adultez inminente a mis 31 años, qué pienso del amor y cómo lo veo. Por eso hay canciones como 'Incondicional' u 'Obsesión'. Hay muchas aristas que hablan sobre cómo yo siento que vivo el amor hoy en día y eso quizá hace que encare muchas de las canciones como algo distinto a lo que había escrito antes y a lo que siento que a lo mejor puede haber en general, siempre hablando del mundo hispanoparlante. Me gustaba ese desafío, intentar hablar de esas cosas sin repetirme a mí misma y que existan canciones argentinas que tengan otro touch a ciertos temas: a la fiesta, los amigos, el amor, la soledad… Hay varias canciones que tocan tópicos que siento que son de mi propia vida y que son modernos también para toda mi generación.
De manera muy natural, fui haciendo que mi ser social no se quede por detrás del artista. No me interesa ser un muñeco que caiga bien a todo el mundo porque no es ni mi forma de ser ni la manera en la que pienso en mi trabajo o en lo que hago
¿En qué momento decide aprovechar su exposición pública para defender causas como el feminismo, los derechos LGTBI o el aborto?
No hay un momento en el que pensé en abrir mi pensamiento o involucrarme. En mi caso, siento que fue más natural que una decisión más concreta. Fue muy natural para mí usar, en el mejor sentido de la palabra, las cámaras, los micrófonos y la exposición que yo podía tener con mi trabajo para hablar de lo que yo pensaba, de lo que veo que les pasa a mis colegas y a mis amigos en la calle. Para mí es fundamental, por cómo soy en la vida, porque creo que si fuera abogada o trabajase en otra cosa sería igual, que las cosas vayan de la mano. No puedo decir que soy sincera o escribir una canción de manera sincera y cuando doy una entrevista no decir lo que pienso. Si no utilizo mis medios, que son un privilegio porque hay un montón de gente que es más inteligente, más trabajadora en ciertas causas que yo, que saben más… Sin embargo, no tienen delante esa cámara ni ese micrófono que a lo mejor yo tengo la suerte de tener. Creo que en mi caso, de manera muy natural, fui haciendo que mi ser social no se quede por detrás del artista. No es que el artista sea más importante que Mariana persona. No me interesa ser un muñeco que caiga bien a todo el mundo porque no es ni mi forma de ser ni la manera en la que pienso en mi trabajo o en lo que hago. Al final, es inherente a mi trabajo decir lo que pienso o apoyar causas que son de la vida real, las cotidianas que nos abarcan a todos.
Comenzó a trabajar como actriz siendo una niña y desde entonces no ha parado. ¿Cree que eso le ha impedido tener una infancia y una adolescencia normales?
Seguramente. No podemos obviar el hecho de que empecé a trabajar a los 11 años y no hay ninguna duda de que me he perdido gran parte de una adolescencia e infancia normales. Es algo a lo que uno le da vueltas cuando crece. Uno mira hacia atrás y piensa: “¿Yo qué infancia tuve?”. Y creo que yo en ese análisis me quedo con que, es verdad que no viví cosas que son las naturales en un joven, pero también viví cosas que no están ni cerca de la locura que se puede imaginar un joven de 12 o 13 años de vivir. Cuando mis amigos se estaban preguntando qué iban a estudiar o de qué iban a vivir, yo ya tenía una profesión, que no es lo mismo que un curro. Con profesión me refiero a haber encontrado algo que te defina, que te guste, que te apasione, en lo que tu imaginación está a la orden del día y que está ocupando las horas de tu vida. Así como un niño que va al fútbol por la tarde extracurricularmente, yo iba a actuar, a hacer una serie, y eso era lo que a mí me hacía feliz. Cuando uno crece un poco más y te das cuenta de que con ese dinero también has ayudado en tu casa, que tampoco es una situación normal que un niño aporte dinero en su casa, te das cuenta de que, aunque no es normal, es un privilegio y habrá cosas que te perderás de vivir pero otras que ganarás que también son magníficas. Me parece que al final es una balanza.
En Argentina no existía una chica que se pusiera esa ropa, cantara ese pop e hiciera esa propuesta en español. Creo que proyecto a proyecto uno va encontrando nuevo público y va abriendo más puertas
¿Cuál diría que es el momento en el que da el salto de Argentina al resto del mundo?
Debo ser muy justa con que cuando yo lancé mi primer disco hace 10 años fue llamativo cómo me abrió las puertas de otros países de Latinoamérica para poder ir a tocar y a presentarlo, cosa que me sorprendió mucho porque era un disco independiente y mi equipo de trabajo era muy pequeño, de amigos. Por suerte, yo ya trabajaba en la tele y tenía ese escalón un poquito ganado. Musicalmente hacía algo que en aquel momento no era normal, por lo menos en mi país no existía una chica que se pusiera esa ropa, cantara ese pop e hiciera esa propuesta en español, así que creo que ese primer disco me permitió mostrarme como original en algunos sitios de América Latina. Con los años, ciertos proyectos en televisión, en telenovelas, grandes canciones que pude compartir con colegas y situaciones que fui viviendo con la música me fueron abriendo paso en el mundo fuera de Argentina. Van sucediendo cosas que forman algo muy enorme. Por ejemplo, hacer 'Sky Rojo' en España me abrió un montón de espacio en un público que aquí no me conocía. Creo que proyecto a proyecto uno va encontrando nuevo público y va abriendo más puertas.
Una vez en ese punto, ¿es posible conservar una parcela de intimidad?
Creo que sí. Primero uno tiene que sentir que la tiene. Creo que el conflicto comienza cuando vos haces que tu vida pase por el ojo público a conciencia. Si miras mi Instagram, esta cuestión banal pero real que son las redes sociales que utilizamos tanto, quizás sentís que sabéis lo que estoy haciendo o dónde estoy, pero la verdad es que no [Ríe]. Yo soy consciente de que tengo una vida privada y que mis amores, mis romances, mis dolores, mis llantos y un montón de cosas de las caras de uno que la gente no ve y no tiene ni idea, yo sé cuáles son y sé quiénes son las personas que acompañan esa verdadera cara, la familia y los amigos que están siempre. Creo que es interesante hacer siempre el ejercicio de uno mismo diferenciar el personaje público del personal, que no significa que mientas para el afuera, de hecho no siento que lo hago, sino que siento que tengo una vida personal y el hecho de sentirlo y de cuidar en algunos aspectos esa privacidad me hace estar más tranquila con respecto a eso.
¿Cómo se viven experiencias de tal magnitud como la actuación en la final del Mundial de fútbol entre Argentina y Francia o en la final de la Kings League ante 90.000 personas en Barcelona?
Son hitos súper locos que uno no los planea en la agenda del año. Son como maravillas que te suceden. Al final son resultados de un curro, aunque uno puede trabajar duro por unos objetivos y que no te consideren o que no te suceda algo tan icónico como lo que mencionas de la final del Mundial, que fue enorme para mí. Son esos regalos de la profesión que aparecen y la sensación de privilegio es total. Abrazar esas oportunidades y amortizarlas en tu carrera y en tus objetivos a futuro después de vivir cosas importantes creo que es lo bonito. He tenido la suerte de vivir cosas 'relocas' de cantar con artistas que admiro profundamente. Compartir música con gente que en mi vida me hubiera imaginado generar un crossover o esas invitaciones que mencionas tan puntuales y tan enormes son motores para seguir trabajando.
¿Cómo se prepara un artista para afrontar un hecho así?
No te preparas [Ríe]. Por ejemplo, para invitarme a cantar en la final del Mundial me llamaron el día anterior. Doce horas después tenía que estar cantando. Yo no entendía nada. Imagínate la presión, me temblaban las piernas. El himno nacional argentino es algo que uno canta desde que nace y sentía que se me iba a olvidar la letra. Todos los miedos naturales que uno puede sentir ante semejante evento... Pero lo cierto es que una vez que estaba en el campo de juego, que tenía a Messi a dos metros, solo podía pensar en mi madre llorando de emoción en casa, en mis amigos con la cara pintada de celeste y blanco llorando y emocionados por mí… Al final, ante cosas tan enormes que uno no puede llegar a comprender la magnitud de la cantidad de gente que hay mirando, el cerebro te cuida y te hace pensar en los más cercanos, en los tuyos, y que ese sea el motor para que ese acto salga bien y puedas seguir desarrollando esa situación que es de muchos nervios, la verdad, pero que al final es una gran dicha.
Creo que nadie tenemos muy claro de qué hablamos cuando hablamos de salud mental, pero creo que todos como sociedad moderna estamos intentando descubrir qué era eso que no tenía nombre y hoy lo tiene
¿Trabajar la salud mental contribuye a sobrellevar este tipo de situaciones?
Creo que nadie tenemos muy claro de qué hablamos cuando hablamos de salud mental, pero creo que todos como sociedad moderna estamos intentando descubrir qué era eso que no tenía nombre y hoy lo tiene. En mi caso, cuando a veces encuentro el espacio para hablar de estas cosas, es por esa necesidad de generarnos empatía entre todos. Las cuestiones de salud mental y todas estas cuestiones de las que nos atrevemos a hablar ahora y que antes no se hablaban tanto tienen que ver con que no hay diferenciación. El que tiene plata, el pobre, el famoso, el no famoso, el abogado, el cocinero, el artista… da igual. Todos tenemos nuestros dolores y nuestras cosas. A lo mejor se puede banalizar un poquito desde afuera lo que hablábamos de Instagram, que puedes ver a alguien viajando por el mundo, que tiene dinero y es exitoso y por eso asumes que no tiene problemas, y eso es una tontería. Al final creo que estamos todos conectados por las cosas buenas y también por los dolores que tenemos como sociedad. Gran parte de que hoy se hable tanto de salud mental es porque nos hemos generado artefactos que nos meten en problemas mentales. Así como las redes son maravillosas, también son un problema para un montón de gente. Así como el celular es increíble, también es un gran problema de ansiedad el que nos genera tenerlo. A lo mejor nosotros somos nuestra enfermedad y nuestra cura. Todos estamos intentando saber qué hacer con estas cosas y cómo ayudarnos primero a uno mismo y después al resto.
En su caso, ¿en qué le ha beneficiado trabajar su salud mental?
Sigo en ese proceso. No sé si tengo la conclusión. Mentiría si te digo que tengo una respuesta concreta. Te puedo decir que se trabaja día a día. A veces no me hago cargo y me cuesta, y otras veces me hago cargo, avanzo y mejoro en algunas cuestiones. Pero creo que lo interesante es abrir la boca y pedir ayuda, que es algo que no estamos acostumbrados a hacer. Cuando lo haces, te das cuenta de lo importante que es decir: “Me está pasando esto”. Hay un montón de gente que te ayuda en ese sentido.